/ jueves 21 de diciembre de 2023

El Balcón, más de 40 años de comida mexicana tradicional | Clásicos poblanos

El Balcón es un legado culinario que ha resistido el paso del tiempo y ha superado diversos desafíos

El Balcón, un restaurante ubicado en la esquina de la 7 Sur y 13 Poniente del Centro Histórico, ha dejado una huella en la escena culinaria local. Fundado en 1980 por Samuel Carpinteyro y Emilia Anguiano, este establecimiento se ha ganado un lugar de los comensales por sus platillos mexicanos, destacando los pozoles y moles. A lo largo de su historia, El Balcón ha enfrentado desafíos y ha sabido adaptarse a los cambios.

En sus inicios, El Balcón abrió sus puertas en la sala de la casa que rentaba la familia Carpinteyro, situada en la 3 Sur número 1308. Samuel, buscando una fuente adicional de ingresos para su familia, decidió aventurarse en el mundo de la cocina.

“Se abrió lo que era la sala de la casa y se empezó a vender desde ese balcón, eran muy poquitas mesas. En esa casa, a pesar de que era rentada, vivía toda la familia de mi papá y todos tenían sus negocios, incluido el de nosotros”, comenta Ana Delia Carpinteyro Anguiano, hija mayor de los emprendedores del negocio.

Aunque al principio no contaban con muchos clientes, el sabor auténtico y sazón único de sus platillos como pozole (blanco y rojo), moles, tostadas, entre otros, poco a poco empezaron a ganarse el reconocimiento y el cariño de las personas de la zona, destacando al principio entre los vecinos.

Una peculiaridad destacable de El Balcón era que, por la mañana, eran las hermanas de Samuel (Concepción y Margarita) quienes atendían el negocio, mientras que por la tarde era él quien tomaba el relevo. Aunque compartían el mismo espacio y se dedicaban a lo mismo, no eran los mismos dueños. Es decir, ellas eran responsables del restaurante en la mañana, con todo y sus ingresos y ganancias, y él en la tarde, de la misma forma. Esta dinámica se mantuvo durante casi 28 años, creando un ambiente cálido y familiar que se convirtió en una parte integral de la identidad del restaurante.

“Era chistoso, porque incluso cuando era el cambio de turno se quitaban todas las cosas de ellas, mis tías Concepción y Margarita, y luego entrabamos nosotros, aunque estaba limpio mi papá nos obligaba a volver a limpiar, decía que era responsabilidad”, recuerda Ana.

Conforme fue ganándose de clientes, El Balcón tuvo que intentar expandirse, incluso frente a la sucursal que estaba en la 3 Sur abrieron una más, pero no tuvieron el éxito esperado. “No eran los mismos clientes, la gente quería entrar a fuerza al original, no vamos a decir que no tuvimos consumidores en el nuevo, porque sí lo hubo, pero no eran los mismos”, menciona Delia.

Se mudan a la 7 Sur

Sin embargo, tras el fallecimiento de los propietarios del edificio en el que se encontraba ubicado, los hijos decidieron mudar El Balcón a su ubicación actual, en la 7 Sur. Este cambio significativo ocurrió hace 15 años y permitió que el restaurante continuara ofreciendo sus platillos a una clientela creciente

“Se colocó un cartel en el que se anunciaba que nos cambiaríamos, también en el periódico, agradeciendo por el apoyo. A pesar de que eso ya tiene tiempo aún hay clientes que nos encuentran y se sorprenden, nos dicen que no se habían enterado del cambio hasta apenas y regresan”, detalla Ana.

A la par del cambio, las hermanas Concepción y Margarita decidieron ya no continuar con la dinámica de ellas abrir por las mañanas, esto hizo que Samuel y su familia ampliaran sus horarios y se dedicaran todo el día al restaurante, para abrir desde la mañana, continuar por la tarde y cerrar por la noche, de lunes a sábado.

Gracias a la dedicación de sus fundadores y a la pasión de sus hijos, El Balcón continúa deleitando los paladares de sus comensales con sus platillos tradicionales.. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

La pandemia

La pandemia de COVID-19 representó uno de los momentos más desafiantes para El Balcón. En medio de la incertidumbre y el temor, los propietarios consideraron la posibilidad de cerrar las puertas del restaurante. Sin embargo, en lugar de rendirse, decidieron adaptarse a los tiempos y emprender el servicio a domicilio. Esta estrategia se convirtió en uno de los pilares fundamentales de El Balcón durante la crisis, permitiendo que sus clientes pudieran disfrutar de sus especialidades desde la comodidad de sus hogares.

“Esa acción sirvió para que continuáramos, de hecho, muchos de nuestros clientes se quedaron con esa dinámica y seguimos aplicándola, ya sabemos los horarios en que debemos estar listos, ya que muchos de nuestros consumidores son de las universidades cercanas, así como de las oficinas”, indica.

La actualidad

En la actualidad, El Balcón es administrado y trabajado por los seis hijos de los fundadores, que ya fallecieron. Los hermanos son, además de la entrevistada, Verónica, Edith, Samuel, Irán e Iván. Cada uno de ellos tiene asignado un horario y un rol específico para asegurar la continuidad del legado familiar y el éxito del negocio. Esta transición generacional ha permitido que las tradiciones culinarias y los secretos de la cocina se mantengan vivos, garantizando la calidad y autenticidad de cada plato servido. Prácticamente la carta continúa tal y como en sus inicios.

“Es un privilegio seguir después de que nuestros papás murieron, hemos vivido momentos difíciles, Dios nos ayudó, esperamos durar por muchos años más, los sobrinos esperamos continúen con esto”, agrega Ana.

El Balcón es un legado culinario que ha resistido el paso del tiempo y ha superado los desafíos. Desde sus modestos comienzos en la sala de la casa familiar hasta su ubicación actual en el Centro Histórico, el restaurante ha dejado una marca en la escena gastronómica local. Gracias a la dedicación de sus fundadores y a la pasión de sus hijos, El Balcón continúa deleitando los paladares de sus comensales con sus platillos tradicionales.

El Balcón se ha ganado un lugar de los comensales por sus platillos mexicanos destacando los pozoles y moles. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla


Por la mañana destacan los huevos rancheros, los chilaquiles, el mole, las picaditas, los panes de dulce, los tacos, los panes de dulce, el café de olla, el atole y los jugos; por la tarde el pozole en sus diferentes modalidades, las tostadas, los “arabitos” y muchos otros antojitos que se ganaron a una clientela fiel gracias al sabor y al buen precio.

También tienen un menú diario que es el favorito de las personas que piden comida para llevar y en temporada hicieron famoso su chile en nogada.


El Balcón, un restaurante ubicado en la esquina de la 7 Sur y 13 Poniente del Centro Histórico, ha dejado una huella en la escena culinaria local. Fundado en 1980 por Samuel Carpinteyro y Emilia Anguiano, este establecimiento se ha ganado un lugar de los comensales por sus platillos mexicanos, destacando los pozoles y moles. A lo largo de su historia, El Balcón ha enfrentado desafíos y ha sabido adaptarse a los cambios.

En sus inicios, El Balcón abrió sus puertas en la sala de la casa que rentaba la familia Carpinteyro, situada en la 3 Sur número 1308. Samuel, buscando una fuente adicional de ingresos para su familia, decidió aventurarse en el mundo de la cocina.

“Se abrió lo que era la sala de la casa y se empezó a vender desde ese balcón, eran muy poquitas mesas. En esa casa, a pesar de que era rentada, vivía toda la familia de mi papá y todos tenían sus negocios, incluido el de nosotros”, comenta Ana Delia Carpinteyro Anguiano, hija mayor de los emprendedores del negocio.

Aunque al principio no contaban con muchos clientes, el sabor auténtico y sazón único de sus platillos como pozole (blanco y rojo), moles, tostadas, entre otros, poco a poco empezaron a ganarse el reconocimiento y el cariño de las personas de la zona, destacando al principio entre los vecinos.

Una peculiaridad destacable de El Balcón era que, por la mañana, eran las hermanas de Samuel (Concepción y Margarita) quienes atendían el negocio, mientras que por la tarde era él quien tomaba el relevo. Aunque compartían el mismo espacio y se dedicaban a lo mismo, no eran los mismos dueños. Es decir, ellas eran responsables del restaurante en la mañana, con todo y sus ingresos y ganancias, y él en la tarde, de la misma forma. Esta dinámica se mantuvo durante casi 28 años, creando un ambiente cálido y familiar que se convirtió en una parte integral de la identidad del restaurante.

“Era chistoso, porque incluso cuando era el cambio de turno se quitaban todas las cosas de ellas, mis tías Concepción y Margarita, y luego entrabamos nosotros, aunque estaba limpio mi papá nos obligaba a volver a limpiar, decía que era responsabilidad”, recuerda Ana.

Conforme fue ganándose de clientes, El Balcón tuvo que intentar expandirse, incluso frente a la sucursal que estaba en la 3 Sur abrieron una más, pero no tuvieron el éxito esperado. “No eran los mismos clientes, la gente quería entrar a fuerza al original, no vamos a decir que no tuvimos consumidores en el nuevo, porque sí lo hubo, pero no eran los mismos”, menciona Delia.

Se mudan a la 7 Sur

Sin embargo, tras el fallecimiento de los propietarios del edificio en el que se encontraba ubicado, los hijos decidieron mudar El Balcón a su ubicación actual, en la 7 Sur. Este cambio significativo ocurrió hace 15 años y permitió que el restaurante continuara ofreciendo sus platillos a una clientela creciente

“Se colocó un cartel en el que se anunciaba que nos cambiaríamos, también en el periódico, agradeciendo por el apoyo. A pesar de que eso ya tiene tiempo aún hay clientes que nos encuentran y se sorprenden, nos dicen que no se habían enterado del cambio hasta apenas y regresan”, detalla Ana.

A la par del cambio, las hermanas Concepción y Margarita decidieron ya no continuar con la dinámica de ellas abrir por las mañanas, esto hizo que Samuel y su familia ampliaran sus horarios y se dedicaran todo el día al restaurante, para abrir desde la mañana, continuar por la tarde y cerrar por la noche, de lunes a sábado.

Gracias a la dedicación de sus fundadores y a la pasión de sus hijos, El Balcón continúa deleitando los paladares de sus comensales con sus platillos tradicionales.. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

La pandemia

La pandemia de COVID-19 representó uno de los momentos más desafiantes para El Balcón. En medio de la incertidumbre y el temor, los propietarios consideraron la posibilidad de cerrar las puertas del restaurante. Sin embargo, en lugar de rendirse, decidieron adaptarse a los tiempos y emprender el servicio a domicilio. Esta estrategia se convirtió en uno de los pilares fundamentales de El Balcón durante la crisis, permitiendo que sus clientes pudieran disfrutar de sus especialidades desde la comodidad de sus hogares.

“Esa acción sirvió para que continuáramos, de hecho, muchos de nuestros clientes se quedaron con esa dinámica y seguimos aplicándola, ya sabemos los horarios en que debemos estar listos, ya que muchos de nuestros consumidores son de las universidades cercanas, así como de las oficinas”, indica.

La actualidad

En la actualidad, El Balcón es administrado y trabajado por los seis hijos de los fundadores, que ya fallecieron. Los hermanos son, además de la entrevistada, Verónica, Edith, Samuel, Irán e Iván. Cada uno de ellos tiene asignado un horario y un rol específico para asegurar la continuidad del legado familiar y el éxito del negocio. Esta transición generacional ha permitido que las tradiciones culinarias y los secretos de la cocina se mantengan vivos, garantizando la calidad y autenticidad de cada plato servido. Prácticamente la carta continúa tal y como en sus inicios.

“Es un privilegio seguir después de que nuestros papás murieron, hemos vivido momentos difíciles, Dios nos ayudó, esperamos durar por muchos años más, los sobrinos esperamos continúen con esto”, agrega Ana.

El Balcón es un legado culinario que ha resistido el paso del tiempo y ha superado los desafíos. Desde sus modestos comienzos en la sala de la casa familiar hasta su ubicación actual en el Centro Histórico, el restaurante ha dejado una marca en la escena gastronómica local. Gracias a la dedicación de sus fundadores y a la pasión de sus hijos, El Balcón continúa deleitando los paladares de sus comensales con sus platillos tradicionales.

El Balcón se ha ganado un lugar de los comensales por sus platillos mexicanos destacando los pozoles y moles. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla


Por la mañana destacan los huevos rancheros, los chilaquiles, el mole, las picaditas, los panes de dulce, los tacos, los panes de dulce, el café de olla, el atole y los jugos; por la tarde el pozole en sus diferentes modalidades, las tostadas, los “arabitos” y muchos otros antojitos que se ganaron a una clientela fiel gracias al sabor y al buen precio.

También tienen un menú diario que es el favorito de las personas que piden comida para llevar y en temporada hicieron famoso su chile en nogada.


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