/ jueves 1 de febrero de 2024

El Girofle: la tortería más antigua de la ciudad de Puebla | Clásicos Poblanos

Fundada en 1910 por Alfredo González del Valle, un inmigrante asturiano, esta tortería ha sido testigo de la evolución y transformación de la zona

La ciudad de Puebla, reconocida por su rica historia y patrimonio cultural, alberga uno de los negocios más antiguos de la región: El Girofle, una emblemática tortería que ha dejado una huella en el paladar de generaciones. Fundada en 1910 por Alfredo González del Valle, un inmigrante asturiano, esta tortería ha sido testigo de la evolución y transformación de la zona, actualmente se ubica en la 2 Oriente, 15-B del Centro Histórico de Puebla. Del amplio menú destaca su torta de chorizo ranchero.

Alfredo González llegó a Puebla en 1908 con la intención de establecerse en esta tierra llena de oportunidades. Inicialmente abrió una panadería, pero en 1910 decidió cambiar de rumbo y aventurarse en el mundo de las tortas. Ubicado en el pasaje del ayuntamiento de Puebla, en el local número 5, El Girofle se convirtió en una novedad en aquellos años, ya que no existía ningún otro negocio que ofreciera este tipo de producto. Además, para complementar su oferta, Alfredo decidió abrir una cantina, lo que le permitió atraer a un público aún más diverso. Vendía bebidas como ron, whisky y brandy.

El nombre de El Girofle surgió debido a que el emprendedor tenía ascendencia francesa y en dicho país la palabra girofle significa clavo. Por otro lado, se inspiró en las tapas españolas para hacer sus recetas, con diferentes guisos.

A pesar de ser un negocio modesto con solo dos mesas en el exterior, la calidad y sabor de las tortas de El Girofle pronto conquistaron el paladar de los habitantes de Puebla. La popularidad del lugar creció rápidamente y, en poco tiempo, se vendían alrededor de mil tortas al día. Incluso personajes famosos, como los reconocidos actores Joaquín Cordero y Orson Welles, así como el ex presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, probaron de la innovadora gastronomía.

La ciudad de Puebla sólo era el Centro antes, no había más, esa es la verdad, entonces la misma gente de aquí fue la hizo crecer esto, cuando empezó a crecer la ciudad fue después del terremoto de 1985, ya que se vino mucho foráneo, pero antes de eso solo poblanos venían al negocio”, menciona Ernesto Gerardo Flores Romero, responsable del negocio.


Alfredo, quien contrajo matrimonio con una de las trabajadoras de El Girofle, no tuvo descendencia, por lo que el negocio pasó a manos del padre del actual propietario, Ernesto,. A pesar de su corta edad, Ernesto, desde los siete años, aprendió los secretos del negocio y contribuyó para que prevaleciera hasta la fecha.

Yo era un niño, desde 1959 estoy aquí, recuerdo que antes las cajas de refresco eran de madera, entonces yo las encimaba para poder subirme y poder preparar las tortas, fue chistoso, pero poco a poco la gente me fue reconociendo”, recuerda Ernesto.

Anécdotas

Durante la época en que El Girofle estaba ubicado en el Pasaje del Ayuntamiento ocurrieron diferentes sucesos que hoy en día recuerda el encargado con gracia, dos de ellas por la cercanía que tenían con las salas del Cine Guerrero:

Cuando se cocinaba se filtraba el olor a las salas, antes el sistema de proyección en las salas era diferente, entonces el ventilador aventaba el olor a los espectadores, y la gente pensaba que había una cocina detrás de la pantalla (…) también en una ocasión pusieron una película de un terremoto, pero con un sonido especial, entonces durante la función empezó a mover El Girofle y los que estaban comiendo salieron corriendo”.

La calidad y sabor de las tortas de El Girofle pronto conquistaron el paladar de los habitantes de Puebla. | Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

Cambio de local

En 1994 El Girofle se vio obligado a cambiar de ubicación debido a un proyecto municipal que no prosperó. El ex presidente municipal de Puebla Rafael Cañedo Benítez decidió desalojar a todos los comercios del Pasaje donde se encontraba la tortería. A pesar de este contratiempo, El Girofle encontró un nuevo hogar en la 2 Oriente 15-B, donde continúa deleitando a los paladares de los poblanos hasta el día de hoy.


Nos corrió Cañedo en 1992, hubo muchos rumores del por qué nos corrieron, pero no nos consta, entonces sacó a los negocios, se colocaron nuevas cosas dentro del pasaje, todo cambió, . Sin saberlo, había un local vacío a la vuelta, si hubiera sabido antes me hubiera cambiado, ya que estuvimos ausentes año y medio por esa situación”, señala, además de que agrega que la mudanza no les afectó en la venta.

Desde aquel año el establecimiento comenzó a operar como restaurante y bar, siempre dándole preferencia a las tortas de diferentes sabores como picadillo, manchego, mole, salpicón, pulpo, pisto, entre otros, sin que pudiera faltar su clásico de chorizo ranchero.

Turistas

Ernesto menciona que gracias a que su hermano habla diferentes idiomas y se puede comunicar con personas de otras nacionalidades, al establecimiento llegan muchos turistas, mismos que han pasado el mensaje de boca en boca de la existencia de El Girofle a sus compatriotas, por lo que cuando visitan Puebla también acuden a probar de sus tortas.



Como adorno del local, cuentan con un cuadro con más de 50 billetes de distintas nacionalidades europeas, con los que algunos clientes extranjeros pagan las tortas de El Girofle. “Sin duda es gracias a mi hermano”, subraya el encargado.

Una sucursal más

La tradición de El Girofle se ha mantenido viva a lo largo de los años y ha sido transmitida de generación en generación. Además de su ubicación original, la tortería tiene una sucursal más en el Circuito Juan Pablo II, esquina con 25 de Noviembre , operada por la tercera generación de la familia. Con su especialidad en la torta de chorizo ranchero y una amplia variedad de opciones, El Girofle sigue siendo un referente en la gastronomía poblana.

Siento orgullo, pocos locales tienen la fortuna de tener tantos años de seguir existiendo, tengo 72 años y hago de todo, todavía tengo fuerzas, hay mucha gente que pregunta que de dónde saco tanta energía, estoy feliz y espero que esto siga”, finaliza Ernesto Flores.


La ciudad de Puebla, reconocida por su rica historia y patrimonio cultural, alberga uno de los negocios más antiguos de la región: El Girofle, una emblemática tortería que ha dejado una huella en el paladar de generaciones. Fundada en 1910 por Alfredo González del Valle, un inmigrante asturiano, esta tortería ha sido testigo de la evolución y transformación de la zona, actualmente se ubica en la 2 Oriente, 15-B del Centro Histórico de Puebla. Del amplio menú destaca su torta de chorizo ranchero.

Alfredo González llegó a Puebla en 1908 con la intención de establecerse en esta tierra llena de oportunidades. Inicialmente abrió una panadería, pero en 1910 decidió cambiar de rumbo y aventurarse en el mundo de las tortas. Ubicado en el pasaje del ayuntamiento de Puebla, en el local número 5, El Girofle se convirtió en una novedad en aquellos años, ya que no existía ningún otro negocio que ofreciera este tipo de producto. Además, para complementar su oferta, Alfredo decidió abrir una cantina, lo que le permitió atraer a un público aún más diverso. Vendía bebidas como ron, whisky y brandy.

El nombre de El Girofle surgió debido a que el emprendedor tenía ascendencia francesa y en dicho país la palabra girofle significa clavo. Por otro lado, se inspiró en las tapas españolas para hacer sus recetas, con diferentes guisos.

A pesar de ser un negocio modesto con solo dos mesas en el exterior, la calidad y sabor de las tortas de El Girofle pronto conquistaron el paladar de los habitantes de Puebla. La popularidad del lugar creció rápidamente y, en poco tiempo, se vendían alrededor de mil tortas al día. Incluso personajes famosos, como los reconocidos actores Joaquín Cordero y Orson Welles, así como el ex presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, probaron de la innovadora gastronomía.

La ciudad de Puebla sólo era el Centro antes, no había más, esa es la verdad, entonces la misma gente de aquí fue la hizo crecer esto, cuando empezó a crecer la ciudad fue después del terremoto de 1985, ya que se vino mucho foráneo, pero antes de eso solo poblanos venían al negocio”, menciona Ernesto Gerardo Flores Romero, responsable del negocio.


Alfredo, quien contrajo matrimonio con una de las trabajadoras de El Girofle, no tuvo descendencia, por lo que el negocio pasó a manos del padre del actual propietario, Ernesto,. A pesar de su corta edad, Ernesto, desde los siete años, aprendió los secretos del negocio y contribuyó para que prevaleciera hasta la fecha.

Yo era un niño, desde 1959 estoy aquí, recuerdo que antes las cajas de refresco eran de madera, entonces yo las encimaba para poder subirme y poder preparar las tortas, fue chistoso, pero poco a poco la gente me fue reconociendo”, recuerda Ernesto.

Anécdotas

Durante la época en que El Girofle estaba ubicado en el Pasaje del Ayuntamiento ocurrieron diferentes sucesos que hoy en día recuerda el encargado con gracia, dos de ellas por la cercanía que tenían con las salas del Cine Guerrero:

Cuando se cocinaba se filtraba el olor a las salas, antes el sistema de proyección en las salas era diferente, entonces el ventilador aventaba el olor a los espectadores, y la gente pensaba que había una cocina detrás de la pantalla (…) también en una ocasión pusieron una película de un terremoto, pero con un sonido especial, entonces durante la función empezó a mover El Girofle y los que estaban comiendo salieron corriendo”.

La calidad y sabor de las tortas de El Girofle pronto conquistaron el paladar de los habitantes de Puebla. | Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

Cambio de local

En 1994 El Girofle se vio obligado a cambiar de ubicación debido a un proyecto municipal que no prosperó. El ex presidente municipal de Puebla Rafael Cañedo Benítez decidió desalojar a todos los comercios del Pasaje donde se encontraba la tortería. A pesar de este contratiempo, El Girofle encontró un nuevo hogar en la 2 Oriente 15-B, donde continúa deleitando a los paladares de los poblanos hasta el día de hoy.


Nos corrió Cañedo en 1992, hubo muchos rumores del por qué nos corrieron, pero no nos consta, entonces sacó a los negocios, se colocaron nuevas cosas dentro del pasaje, todo cambió, . Sin saberlo, había un local vacío a la vuelta, si hubiera sabido antes me hubiera cambiado, ya que estuvimos ausentes año y medio por esa situación”, señala, además de que agrega que la mudanza no les afectó en la venta.

Desde aquel año el establecimiento comenzó a operar como restaurante y bar, siempre dándole preferencia a las tortas de diferentes sabores como picadillo, manchego, mole, salpicón, pulpo, pisto, entre otros, sin que pudiera faltar su clásico de chorizo ranchero.

Turistas

Ernesto menciona que gracias a que su hermano habla diferentes idiomas y se puede comunicar con personas de otras nacionalidades, al establecimiento llegan muchos turistas, mismos que han pasado el mensaje de boca en boca de la existencia de El Girofle a sus compatriotas, por lo que cuando visitan Puebla también acuden a probar de sus tortas.



Como adorno del local, cuentan con un cuadro con más de 50 billetes de distintas nacionalidades europeas, con los que algunos clientes extranjeros pagan las tortas de El Girofle. “Sin duda es gracias a mi hermano”, subraya el encargado.

Una sucursal más

La tradición de El Girofle se ha mantenido viva a lo largo de los años y ha sido transmitida de generación en generación. Además de su ubicación original, la tortería tiene una sucursal más en el Circuito Juan Pablo II, esquina con 25 de Noviembre , operada por la tercera generación de la familia. Con su especialidad en la torta de chorizo ranchero y una amplia variedad de opciones, El Girofle sigue siendo un referente en la gastronomía poblana.

Siento orgullo, pocos locales tienen la fortuna de tener tantos años de seguir existiendo, tengo 72 años y hago de todo, todavía tengo fuerzas, hay mucha gente que pregunta que de dónde saco tanta energía, estoy feliz y espero que esto siga”, finaliza Ernesto Flores.


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