/ sábado 7 de septiembre de 2024

El Santo Cristo, de hacienda virreinal a hotel boutique y club de golf | Los tiempos idos

Durante la primera mitad del siglo XX la hacienda se dividió en dos, una parte se nombró Cristo Chico y la otra Cristo Grande

En los tiempos inmediatos a la fundación de Puebla, en 1532, se comenzó a colonizar el valle de Atlixco por españoles a los que se les entregó una porción de tierra para su labranza.

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El valle de Atlixco se convirtió entonces en uno de los primeros sitios de la Nueva España en el que se desarrolló la agricultura a través de unidades productivas conocidas como “haciendas”. Se establecieron varias en la región, como la del Santo Cristo, que por su extensión y capacidad productiva, fue una de las más importantes.

A lo largo de los siglos, los propietarios del Santo Cristo recibieron la hacienda por herencia o por adquisición de compraventa, pero siempre conservando un linaje familiar que estuvo ligado al poder económico, político, religioso y social del valle de Atlixco.

Durante la primera mitad del siglo XX la hacienda se dividió en dos; una parte se nombró Cristo Grande y hoy es el fraccionamiento Club de Golf El Cristo; la otra parte fue Cristo Chico, donde actualmente esta el hotel boutique Hacienda Santo Cristo.

Hotel boutique Hacienda Santo Cristo. Los propietarios del Santo Cristo siempre conservaron un linaje familiar que estuvo ligado al poder económico, político, religioso y social del valle de Atlixco. Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo


El valle de Cristo

El valle de Atlixco es una de las regiones más fértiles del país que siempre se ha visto favorecido por su clima templado y los deshielos del volcán Popocatépetl, además de ser regado por siete corrientes de agua: El río Nexapa, el río Cantarranas, la barranca del Cuexcomate, y los manantiales de San Baltazar, Metepec, San Juan y Axocopan.

Cuando los conquistadores llegaron a territorio poblano en el siglo XVI, de inmediato se percataron que el valle de Atlixco era una planicie propia para la siembra por su morfología y condiciones climáticas.

Los españoles empezaron a colonizar el valle hacia 1532, cuando sus mejores tierras fueron divididas en “suertes de tierras” (terreno rústico pequeño o mediano) y se les dieron a los fundadores de la antigua Ciudad de los Ángeles, quienes iniciaron una fuerte explotación agrícola en la región.

Fray Toribio de Benavente, conocido como Motolinia, nombró a las tierras fértiles de Atlixco como “Val de Cristo” (valle de Cristo). Gracias a estas tierras fue que se consolidó el proyecto de ciudad (Puebla) que la Corona Española había solicitado a la Segunda Real Audiencia de la Nueva España con el objeto de reclutar a los españoles que carecían de ocupación y andaban errantes por el territorio para convertirlos en labradores y que se arraigaran en el país.

Atlixco aseguró el éxito de este proyecto, pero además fue uno de los primeros lugares de la Nueva España en el que los españoles comenzaron a practicar la agricultura. Actividad que se desarrolló en unidades productivas conocidas como “haciendas”.

Así se establecieron haciendas en la región del valle de Atlixco, como La Alfonsina, Las Chautlas, Tenextepec, Nexatengo, San Lorenzo Xilotzingo, San Mateo y El Santo Cristo, que llegó a tener una extensión considerable de tierras.

De esta forma surgió una comunidad agrícola en una región fértil que podría abastecer a toda la Colonia española de frutos y cereales. Sembraron principalmente trigo, pero también sarmientos (rama de la cepa de la vid), granados, membrillos, olivos y moreras, además de maíz y alfalfares”, expone German Huelitl Flores, cronista de Atlixco y miembro del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.

Fray Juan de Torquemada describió el valle como: “un gran bosque de árboles donde abundaban los cerezos, zapotes, guayabos y otros árboles más”.

El valle de Atlixco se volvió una población importante porque generaba grandes cantidades de dinero a través de la agricultura. Perteneció a la alcaldía mayor de Puebla hasta el 29 de septiembre 1579, cuando fue autorizada la fundación de la Villa de Carrión, hoy ciudad de Atlixco.

La ex Villa de Carrión fundada en Val de Cristo. Álbum Conmemorativo 1949. Congreso Interparroquial Eucarístico y del Santo Rosario, Puebla, 1950. Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo

El Santo Cristo, hacienda primigenia

Una de las primeras haciendas que se estableció en el valle de Atlixco fue la de Santo Cristo cuyos cimientos se cree que datan de 1580. Pero el registro documentado más antiguo que se tiene es de finales del siglo XVI.

Santo Cristo se menciona en 1594 porque formó parte de la repartición de aguas. Posiblemente la hacienda sea una de las más antiguas. Era una propiedad inmensa que lindaba con La Alfonsina, Las Chautlas, San Diego La Blanca, el rio Cantarranas y Xilotzingo asegura el cronista.

Refiere que en las haciendas de la comarca se producía principalmente trigo, grano que enriqueció a las familias que se dedicaron a su cultivo, procesamiento y exportación. Además, las haciendas tuvieron una importancia fundamental para el desarrollo económico de las familias que vivían en el valle.

La del Santo Cristo fue una de las haciendas más importantes por su extensión y capacidad productiva. Se sabe que, a mediados del siglo XVII, fue propiedad de Francisco de Malpica Diosdado y Salazar.

Escudo de Armas de Francisco Malpica y Salazar (1654), donde el cuadrante superior izquierdo representa al apellido Malpica (de oro, 4 fajas azur). El cuadrante superior derecho al apellido Salazar (de gules, 13 estrellas de oro). El cuadrante inferior izquierdo al apellido Diosdado (pino sinople, dos osos en salto) y el cuadrante inferior derecho al apellido Barradas (de plata, castillo de sinople, un guante de plata en la entrada). Foto: Las Calles de Puebla, de Hugo Leicht. Ediciones de México, Edición Facsimilar 2015, p. 224


Él estaba casado con la hija de 13 años de un hacendado de San Baltazar Atlimeyaya llamada Catalina de Bustamante Salcedo”, detalla.

Francisco de Malpica Diosdado y Salazar, era natural de Extremadura, España, y llegó a Atlixco en 1634. Con la dote que obtuvo al casarse y sus ahorros, compró tierras y empezó a trabajarlas. Se convirtió en un hacendado prolífero cuyo linaje se desenvolvió en Puebla con poder económico, político, social y cultural por ocho generaciones.

Su linaje se enlazó con la estirpe del irlandés James Furlong Downes a través de Anna Gertrudis Malpica Quiñones Rodríguez y García Paz. Los Furlong Malpica amasaron una gran fortuna con el trigo que producían en Atlixco, los molinos y panaderías en la ciudad de Puebla, además de la venta de bizcochos, tocinos y otros productos. Tuvieron una numerosa descendencia que dejó huella en la historia de Puebla y México del siglo XIX. Patricio, Cosme y Baltazar, fueron gobernadores de Puebla, hubo dos generales de ejército y tres sacerdotes; todos tuvieron una destacada participación durante la consumación de la Independencia, el imperio de Agustín de Iturbide, las primeras constituciones de México, la invasión norteamericana y la intervención francesa.

Mapa de San Pedro Atlixco y San Baltazar. Villa de Atlixco. Puebla 1740, autor anónimo AGN (Cartografía de Atlixco 1578 – 1854, op. cit. El río que se observa y pasa por Atlixco se le conoce también como Cantarranas, del cual se derivaron las diferentes acequias para beneficio de las Haciendas en el Valle de Atlixco). Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo


El esplendor de El Santo Cristo

Santo Cristo pasó a manos del hijo de Francisco cuando este falleció. Juan de Malpica Diosdado, era licenciado, clérigo y comisario del Santo Oficio de la Inquisición en el valle de Atlixco”, dice el cronista.

Todavía en el siglo XVII, Juan de Malpica fue poseedor del Santo Cristo. Entonces la hacienda paso por la época de mayor esplendor por su producción de trigo y por la crianza de ganado mayor y caballar. Le generaba grandes ganancias al clérigo quien tenía la hacienda decorada con obras de arte religiosa y mobiliario costoso.

Durante las primeras dos décadas del siglo XVIII, Rodrigo de Malpica Sierra Vargas, quien fue alguacil mayor de la Villa de Carrión, heredó la hacienda de su tío Juan de Malpica. En ese momento él vivía en la Ciudad de México por lo que no podía atender El Santo Cristo como era debido, por lo que después de arrendarla un tiempo, se la vendió a su pariente José Bernardo Beléndez de Sierra Vargas, regidor y alférez mayor (presidente municipal) de la villa.

En ese tiempo, la hacienda El Santo Cristo lindaba al nororiente con tierras de La Alfonsina, con Las Chautlas al oriente, al poniente con el camino real que sale de la villa para Huaquechula, y al sur con la hacienda San Lorenzo Xilotzingo.

En la segunda mitad del siglo XVIII figura como propietaria de la hacienda María Ramírez de Villena, que era esposa del atlixquense Antonio de Vivas Priego, quien perteneció a la élite gobernante de Villa de Carrión.

La finca perteneció al Oratorio de San Felipe Neri de Puebla en 1775, una congregación sacerdotal fundada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza en 1646.

Mapa de Atlixco en que aparece El Santo Cristo colindando con La Alfonsina y Las Chautlas (Foto: INEGI, Edición, junio 2000). Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo


La finca en el siglo XIX

Hacia principios del siglo XIX, en 1801, la hacienda El Santo Cristo fue propiedad de Juan Nepomuceno Sánchez Vizcaíno, escribano público (notario) de Villa de Carrión e integrante de una familia notable. Obtuvo la finca en remate por la cantidad de 20,000 pesos.

Él fue pariente del que fuera el primer diplomático mexicano acreditado en la época independiente de México, Francisco Pablo Vázquez Sánchez Vizcaíno, de origen atlixquense. Él logro que la Santa Sede reconociera la Independencia de México, por lo que Puebla es considerada cuna de la diplomacia mexicana señala el entrevistado.

Gracias a su cargo como escribano público, se le facilitó el ingreso de sus dos hijas al convento de Santa Clara en Atlixco. Para lo que Sánchez Vizcaíno tuvo que desembolsar 6,000 pesos como dote para su manutención.

Dicha cantidad la obtendría de la producción de trigo de la hacienda, sin embargo, solo pudo pagar el ingreso de su hija María y solicitó a la madre superiora del convento una moratoria para poder entregar la dote de su hija Francisca en cuatro meses, más el rédito del 5 % anual que se acostumbraba en la época. Para garantizar el pago El Santo Cristo quedó hipotecada.

Durante el virreinato el pago puntual del capital e intereses pactados se garantizaba con bienes patrimoniales, así funcionó el crédito eclesiástico que mantenía activa la economía de la Nueva España.

En esa época, el casco del Santo Cristo que constituía el núcleo de la hacienda, se encontraba en lo que actualmente es la casa club del fraccionamiento El Cristo. Ahí estaba la residencia del hacendado que contaba con una arcada de influencia barroca que aún se conserva”, menciona Huelitl.

En 1858 la dueña de El Santo Cristo era Micaela Zayas de Lozano, esposa de José María Lozano de Alarcón, dueño de la hacienda de Tenextepec, cuyos descendientes aun la poseen”, agrega.

Arcada estilo barroco que aún se conserva en el fraccionamiento campestre y Club de Golf El Cristo. Foto: Libro Atlixco, historia, patrimonio y sociedad

A partir de 1871, la hacienda es adquirida por José de la Luz Pinzón, vecino de Tochimilco, cuya esposa era Antonia Silva, originaria de Atlixco. El Santo Cristo permaneció en su familia hasta la primera mitad del siglo XX.

En ese momento la hacienda lindaba al oriente con Las Chautlas, al poniente con Tilancingo y Cantarranas, además atravesaba dicho río; al sur con la hacienda de San Diego La Blanca, y al norte con La Alfonsina.

Diez años después, dice el cronista que Aureliano Pinzón, hijo de José de la Luz, heredó la hacienda El Santo Cristo al fallecer su padre el 7 de julio de 1881. Entonces, la finca lindaba al norte con el ingenio de La Alfonsina, al este con la hacienda de San Diego, al sur con esta misma y las tierras de Cantarranas; y al oeste con el último predio de la Fabrica La Carolina.

Aureliano Pinzón, casado con Jacoba Bravo, trató de administrar y conservar la hacienda durante los siguientes veinte años, pero el convenio de adjudicación con gravamen de la hacienda representó una fuerte carga por lo que tuvo que imponer nuevas hipotecas para finalmente vender una fracción de tierras.

En junio de 1894, sobre la hacienda pesaba una garantía hipotecaria en favor de Joaquín Hernández Buenabad, primero por el pago del préstamo con intereses de 10,000 pesos a pesar de que estaba previamente gravada, desde abril de 1892, por él mismo, porque les había prestado la cantidad de 22,000 pesos. Por lo que en febrero de 1907, Aureliano Pinzón vendió tres fajas de terreno (trazo más largo que ancho) de la hacienda a Ángel Díaz Rubín.

El Santo Cristo y su capilla. Foto: GHF


De hacienda a hotel boutique y club de golf en el siglo XX

En enero de 1931 la finca fue valuada en 38,560 pesos. Aún estaba gravada por 30,000 pesos a favor de Concepción Carrillo Viuda de Madrid, por lo que la albacea de Aureliano Pinzón, Josefina Pinzón de Escobedo, inició el proceso de división de la hacienda en lotes a favor de los herederos”, dice el cronista.

La división de hacienda se aplicó en dos partes, la parte baje se nombró como rancho Cristo Grande (Club de Golf), y la parte alta Cristo Chico (Hacienda Santo Cristo). A su vez fueron divididos en 5 y 9 lotes respectivamente. Así finalizó la centenaria actividad productiva de la hacienda”, añade.

Actualmente ambos cascos se encuentran localizados en la periferia sur de la ciudad de Atlixco separados por el libramiento a Izúcar de matamoros. Desde 1985 el casco del rancho funciona como casa club del fraccionamiento Campestre y Club de Golf El Cristo.

Los terrenos del Santo Cristo o Cristo Chico fueron resultado de la fusión de ocho predios, que después de los Pinzón pertenecieron en diferentes momentos a Concepción Carrillo viuda de Madrid, Dolores Anaya de Sánchez, Guadalupe Sánchez de Goyri, Humberto Riveroll Mingran y Esperanza Obregón Esquer (1959-1977), a las inmobiliarias Las Chautlas y La Alfonsina, y a partir de 2002 a la señora Alicia Fresen Hernández”, puntualiza Huelitl Flores.

El 14 de febrero de 2018, Rafael Covarrubias Salvatori, su esposa y sus hijos, adquirieron el casco del Cristo Chico para convertirlo en el hotel boutique Hacienda Santo Cristo que ofrece experiencias enmarcadas por un ambiente colonial y modernas habitaciones, y recientemente acaba de inaugurar una extensión exclusiva que invita al descanso y a la relajación.

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Referencias:

· Investigación histórica de la Hacienda El Santo Cristo, escrita por Arturo Córdova Durana y Germán Huelitl Flores, para la familia Covarrubias.

Atlixco, historia, patrimonio y sociedad, escrito por Arturo Córdova Durana y Gustavo Mauleón Rodríguez, para el Ayuntamiento del Municipio de Atlixco 2007.

Parte del casco de la hacienda El Santo Cristo, actual casa club de Club de Golf El Cristo. Foto: Libro Atlixco, historia, patrimonio y sociedad



En los tiempos inmediatos a la fundación de Puebla, en 1532, se comenzó a colonizar el valle de Atlixco por españoles a los que se les entregó una porción de tierra para su labranza.

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El valle de Atlixco se convirtió entonces en uno de los primeros sitios de la Nueva España en el que se desarrolló la agricultura a través de unidades productivas conocidas como “haciendas”. Se establecieron varias en la región, como la del Santo Cristo, que por su extensión y capacidad productiva, fue una de las más importantes.

A lo largo de los siglos, los propietarios del Santo Cristo recibieron la hacienda por herencia o por adquisición de compraventa, pero siempre conservando un linaje familiar que estuvo ligado al poder económico, político, religioso y social del valle de Atlixco.

Durante la primera mitad del siglo XX la hacienda se dividió en dos; una parte se nombró Cristo Grande y hoy es el fraccionamiento Club de Golf El Cristo; la otra parte fue Cristo Chico, donde actualmente esta el hotel boutique Hacienda Santo Cristo.

Hotel boutique Hacienda Santo Cristo. Los propietarios del Santo Cristo siempre conservaron un linaje familiar que estuvo ligado al poder económico, político, religioso y social del valle de Atlixco. Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo


El valle de Cristo

El valle de Atlixco es una de las regiones más fértiles del país que siempre se ha visto favorecido por su clima templado y los deshielos del volcán Popocatépetl, además de ser regado por siete corrientes de agua: El río Nexapa, el río Cantarranas, la barranca del Cuexcomate, y los manantiales de San Baltazar, Metepec, San Juan y Axocopan.

Cuando los conquistadores llegaron a territorio poblano en el siglo XVI, de inmediato se percataron que el valle de Atlixco era una planicie propia para la siembra por su morfología y condiciones climáticas.

Los españoles empezaron a colonizar el valle hacia 1532, cuando sus mejores tierras fueron divididas en “suertes de tierras” (terreno rústico pequeño o mediano) y se les dieron a los fundadores de la antigua Ciudad de los Ángeles, quienes iniciaron una fuerte explotación agrícola en la región.

Fray Toribio de Benavente, conocido como Motolinia, nombró a las tierras fértiles de Atlixco como “Val de Cristo” (valle de Cristo). Gracias a estas tierras fue que se consolidó el proyecto de ciudad (Puebla) que la Corona Española había solicitado a la Segunda Real Audiencia de la Nueva España con el objeto de reclutar a los españoles que carecían de ocupación y andaban errantes por el territorio para convertirlos en labradores y que se arraigaran en el país.

Atlixco aseguró el éxito de este proyecto, pero además fue uno de los primeros lugares de la Nueva España en el que los españoles comenzaron a practicar la agricultura. Actividad que se desarrolló en unidades productivas conocidas como “haciendas”.

Así se establecieron haciendas en la región del valle de Atlixco, como La Alfonsina, Las Chautlas, Tenextepec, Nexatengo, San Lorenzo Xilotzingo, San Mateo y El Santo Cristo, que llegó a tener una extensión considerable de tierras.

De esta forma surgió una comunidad agrícola en una región fértil que podría abastecer a toda la Colonia española de frutos y cereales. Sembraron principalmente trigo, pero también sarmientos (rama de la cepa de la vid), granados, membrillos, olivos y moreras, además de maíz y alfalfares”, expone German Huelitl Flores, cronista de Atlixco y miembro del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.

Fray Juan de Torquemada describió el valle como: “un gran bosque de árboles donde abundaban los cerezos, zapotes, guayabos y otros árboles más”.

El valle de Atlixco se volvió una población importante porque generaba grandes cantidades de dinero a través de la agricultura. Perteneció a la alcaldía mayor de Puebla hasta el 29 de septiembre 1579, cuando fue autorizada la fundación de la Villa de Carrión, hoy ciudad de Atlixco.

La ex Villa de Carrión fundada en Val de Cristo. Álbum Conmemorativo 1949. Congreso Interparroquial Eucarístico y del Santo Rosario, Puebla, 1950. Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo

El Santo Cristo, hacienda primigenia

Una de las primeras haciendas que se estableció en el valle de Atlixco fue la de Santo Cristo cuyos cimientos se cree que datan de 1580. Pero el registro documentado más antiguo que se tiene es de finales del siglo XVI.

Santo Cristo se menciona en 1594 porque formó parte de la repartición de aguas. Posiblemente la hacienda sea una de las más antiguas. Era una propiedad inmensa que lindaba con La Alfonsina, Las Chautlas, San Diego La Blanca, el rio Cantarranas y Xilotzingo asegura el cronista.

Refiere que en las haciendas de la comarca se producía principalmente trigo, grano que enriqueció a las familias que se dedicaron a su cultivo, procesamiento y exportación. Además, las haciendas tuvieron una importancia fundamental para el desarrollo económico de las familias que vivían en el valle.

La del Santo Cristo fue una de las haciendas más importantes por su extensión y capacidad productiva. Se sabe que, a mediados del siglo XVII, fue propiedad de Francisco de Malpica Diosdado y Salazar.

Escudo de Armas de Francisco Malpica y Salazar (1654), donde el cuadrante superior izquierdo representa al apellido Malpica (de oro, 4 fajas azur). El cuadrante superior derecho al apellido Salazar (de gules, 13 estrellas de oro). El cuadrante inferior izquierdo al apellido Diosdado (pino sinople, dos osos en salto) y el cuadrante inferior derecho al apellido Barradas (de plata, castillo de sinople, un guante de plata en la entrada). Foto: Las Calles de Puebla, de Hugo Leicht. Ediciones de México, Edición Facsimilar 2015, p. 224


Él estaba casado con la hija de 13 años de un hacendado de San Baltazar Atlimeyaya llamada Catalina de Bustamante Salcedo”, detalla.

Francisco de Malpica Diosdado y Salazar, era natural de Extremadura, España, y llegó a Atlixco en 1634. Con la dote que obtuvo al casarse y sus ahorros, compró tierras y empezó a trabajarlas. Se convirtió en un hacendado prolífero cuyo linaje se desenvolvió en Puebla con poder económico, político, social y cultural por ocho generaciones.

Su linaje se enlazó con la estirpe del irlandés James Furlong Downes a través de Anna Gertrudis Malpica Quiñones Rodríguez y García Paz. Los Furlong Malpica amasaron una gran fortuna con el trigo que producían en Atlixco, los molinos y panaderías en la ciudad de Puebla, además de la venta de bizcochos, tocinos y otros productos. Tuvieron una numerosa descendencia que dejó huella en la historia de Puebla y México del siglo XIX. Patricio, Cosme y Baltazar, fueron gobernadores de Puebla, hubo dos generales de ejército y tres sacerdotes; todos tuvieron una destacada participación durante la consumación de la Independencia, el imperio de Agustín de Iturbide, las primeras constituciones de México, la invasión norteamericana y la intervención francesa.

Mapa de San Pedro Atlixco y San Baltazar. Villa de Atlixco. Puebla 1740, autor anónimo AGN (Cartografía de Atlixco 1578 – 1854, op. cit. El río que se observa y pasa por Atlixco se le conoce también como Cantarranas, del cual se derivaron las diferentes acequias para beneficio de las Haciendas en el Valle de Atlixco). Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo


El esplendor de El Santo Cristo

Santo Cristo pasó a manos del hijo de Francisco cuando este falleció. Juan de Malpica Diosdado, era licenciado, clérigo y comisario del Santo Oficio de la Inquisición en el valle de Atlixco”, dice el cronista.

Todavía en el siglo XVII, Juan de Malpica fue poseedor del Santo Cristo. Entonces la hacienda paso por la época de mayor esplendor por su producción de trigo y por la crianza de ganado mayor y caballar. Le generaba grandes ganancias al clérigo quien tenía la hacienda decorada con obras de arte religiosa y mobiliario costoso.

Durante las primeras dos décadas del siglo XVIII, Rodrigo de Malpica Sierra Vargas, quien fue alguacil mayor de la Villa de Carrión, heredó la hacienda de su tío Juan de Malpica. En ese momento él vivía en la Ciudad de México por lo que no podía atender El Santo Cristo como era debido, por lo que después de arrendarla un tiempo, se la vendió a su pariente José Bernardo Beléndez de Sierra Vargas, regidor y alférez mayor (presidente municipal) de la villa.

En ese tiempo, la hacienda El Santo Cristo lindaba al nororiente con tierras de La Alfonsina, con Las Chautlas al oriente, al poniente con el camino real que sale de la villa para Huaquechula, y al sur con la hacienda San Lorenzo Xilotzingo.

En la segunda mitad del siglo XVIII figura como propietaria de la hacienda María Ramírez de Villena, que era esposa del atlixquense Antonio de Vivas Priego, quien perteneció a la élite gobernante de Villa de Carrión.

La finca perteneció al Oratorio de San Felipe Neri de Puebla en 1775, una congregación sacerdotal fundada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza en 1646.

Mapa de Atlixco en que aparece El Santo Cristo colindando con La Alfonsina y Las Chautlas (Foto: INEGI, Edición, junio 2000). Foto: Cortesía Hacienda Santo Cristo


La finca en el siglo XIX

Hacia principios del siglo XIX, en 1801, la hacienda El Santo Cristo fue propiedad de Juan Nepomuceno Sánchez Vizcaíno, escribano público (notario) de Villa de Carrión e integrante de una familia notable. Obtuvo la finca en remate por la cantidad de 20,000 pesos.

Él fue pariente del que fuera el primer diplomático mexicano acreditado en la época independiente de México, Francisco Pablo Vázquez Sánchez Vizcaíno, de origen atlixquense. Él logro que la Santa Sede reconociera la Independencia de México, por lo que Puebla es considerada cuna de la diplomacia mexicana señala el entrevistado.

Gracias a su cargo como escribano público, se le facilitó el ingreso de sus dos hijas al convento de Santa Clara en Atlixco. Para lo que Sánchez Vizcaíno tuvo que desembolsar 6,000 pesos como dote para su manutención.

Dicha cantidad la obtendría de la producción de trigo de la hacienda, sin embargo, solo pudo pagar el ingreso de su hija María y solicitó a la madre superiora del convento una moratoria para poder entregar la dote de su hija Francisca en cuatro meses, más el rédito del 5 % anual que se acostumbraba en la época. Para garantizar el pago El Santo Cristo quedó hipotecada.

Durante el virreinato el pago puntual del capital e intereses pactados se garantizaba con bienes patrimoniales, así funcionó el crédito eclesiástico que mantenía activa la economía de la Nueva España.

En esa época, el casco del Santo Cristo que constituía el núcleo de la hacienda, se encontraba en lo que actualmente es la casa club del fraccionamiento El Cristo. Ahí estaba la residencia del hacendado que contaba con una arcada de influencia barroca que aún se conserva”, menciona Huelitl.

En 1858 la dueña de El Santo Cristo era Micaela Zayas de Lozano, esposa de José María Lozano de Alarcón, dueño de la hacienda de Tenextepec, cuyos descendientes aun la poseen”, agrega.

Arcada estilo barroco que aún se conserva en el fraccionamiento campestre y Club de Golf El Cristo. Foto: Libro Atlixco, historia, patrimonio y sociedad

A partir de 1871, la hacienda es adquirida por José de la Luz Pinzón, vecino de Tochimilco, cuya esposa era Antonia Silva, originaria de Atlixco. El Santo Cristo permaneció en su familia hasta la primera mitad del siglo XX.

En ese momento la hacienda lindaba al oriente con Las Chautlas, al poniente con Tilancingo y Cantarranas, además atravesaba dicho río; al sur con la hacienda de San Diego La Blanca, y al norte con La Alfonsina.

Diez años después, dice el cronista que Aureliano Pinzón, hijo de José de la Luz, heredó la hacienda El Santo Cristo al fallecer su padre el 7 de julio de 1881. Entonces, la finca lindaba al norte con el ingenio de La Alfonsina, al este con la hacienda de San Diego, al sur con esta misma y las tierras de Cantarranas; y al oeste con el último predio de la Fabrica La Carolina.

Aureliano Pinzón, casado con Jacoba Bravo, trató de administrar y conservar la hacienda durante los siguientes veinte años, pero el convenio de adjudicación con gravamen de la hacienda representó una fuerte carga por lo que tuvo que imponer nuevas hipotecas para finalmente vender una fracción de tierras.

En junio de 1894, sobre la hacienda pesaba una garantía hipotecaria en favor de Joaquín Hernández Buenabad, primero por el pago del préstamo con intereses de 10,000 pesos a pesar de que estaba previamente gravada, desde abril de 1892, por él mismo, porque les había prestado la cantidad de 22,000 pesos. Por lo que en febrero de 1907, Aureliano Pinzón vendió tres fajas de terreno (trazo más largo que ancho) de la hacienda a Ángel Díaz Rubín.

El Santo Cristo y su capilla. Foto: GHF


De hacienda a hotel boutique y club de golf en el siglo XX

En enero de 1931 la finca fue valuada en 38,560 pesos. Aún estaba gravada por 30,000 pesos a favor de Concepción Carrillo Viuda de Madrid, por lo que la albacea de Aureliano Pinzón, Josefina Pinzón de Escobedo, inició el proceso de división de la hacienda en lotes a favor de los herederos”, dice el cronista.

La división de hacienda se aplicó en dos partes, la parte baje se nombró como rancho Cristo Grande (Club de Golf), y la parte alta Cristo Chico (Hacienda Santo Cristo). A su vez fueron divididos en 5 y 9 lotes respectivamente. Así finalizó la centenaria actividad productiva de la hacienda”, añade.

Actualmente ambos cascos se encuentran localizados en la periferia sur de la ciudad de Atlixco separados por el libramiento a Izúcar de matamoros. Desde 1985 el casco del rancho funciona como casa club del fraccionamiento Campestre y Club de Golf El Cristo.

Los terrenos del Santo Cristo o Cristo Chico fueron resultado de la fusión de ocho predios, que después de los Pinzón pertenecieron en diferentes momentos a Concepción Carrillo viuda de Madrid, Dolores Anaya de Sánchez, Guadalupe Sánchez de Goyri, Humberto Riveroll Mingran y Esperanza Obregón Esquer (1959-1977), a las inmobiliarias Las Chautlas y La Alfonsina, y a partir de 2002 a la señora Alicia Fresen Hernández”, puntualiza Huelitl Flores.

El 14 de febrero de 2018, Rafael Covarrubias Salvatori, su esposa y sus hijos, adquirieron el casco del Cristo Chico para convertirlo en el hotel boutique Hacienda Santo Cristo que ofrece experiencias enmarcadas por un ambiente colonial y modernas habitaciones, y recientemente acaba de inaugurar una extensión exclusiva que invita al descanso y a la relajación.

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Referencias:

· Investigación histórica de la Hacienda El Santo Cristo, escrita por Arturo Córdova Durana y Germán Huelitl Flores, para la familia Covarrubias.

Atlixco, historia, patrimonio y sociedad, escrito por Arturo Córdova Durana y Gustavo Mauleón Rodríguez, para el Ayuntamiento del Municipio de Atlixco 2007.

Parte del casco de la hacienda El Santo Cristo, actual casa club de Club de Golf El Cristo. Foto: Libro Atlixco, historia, patrimonio y sociedad



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