El esoterismo se apodera del Majestuoso Altar de la Santa Muerte en Puebla durante esta temporada dedicada a los fieles difuntos, pues desde el 30 de octubre y hasta el 2 de noviembre algunos devotos acuden a este lugar para demostrar su amor y respeto a la “Niña Blanca”.
En el altar de esta figura, ubicado en la calle 9 Norte, se encuentran diversas ofrendas como botellas de alcohol, canastas de fruta, pan, cigarros, veladoras y arreglos florales, los cuales son llevados por los creyentes para agradecer los milagros concedidos.
Una larga fila de fieles se encuentra presente en esta época para celebrar a la muerte, quienes con paciencia aguardan con veladoras, figuras y flores para poder ingresar al altar y recibir una limpia espiritual por uno de los custodios del lugar.
A decir de Cristian Sánchez, protector del lugar, en estas fechas las limpias son gratuitas para los visitantes, las cuales purifican el alma de malas energías, y consisten en baños de humo y de una concentración de ron, whiskey, tequila, champagne, romero y amoniaco, elaborada por ellos mismos.
Posterior al ritual, los creyentes ingresan al altar para dar gracias y rezar frente a la enorme figura, la cual cuenta con cientos de adornos sobre su manto, y se encuentra rodeada con decenas de flores.
Frente a este santuario se encuentra una ofrenda prehispánica con cinco cruces, una de tierra, otra de sal, de chiles secos, de incienso y de maíz; la cual se encuentra rodeada de cuatro cirios, los cuales representan los cuatro puntos cardinales y que fungen como protección de los visitantes.
La creencia y la fe en la “Niña Blanca” es sólida, pues los presentes en este altar aseguran que desde que iniciaron a venerarla ella les ha concedido cualquier tipo de petición, eso sí, siempre a cambio de alguna ofrenda.
“Todo lo que ve en este altar es lo que a ella le gusta, se le pide con el corazón abierto porque hemos visto tantas cosas bonitas que nos sorprende las virtudes y poderes que tiene la muerte (…) a ella no se le adora, a ella se le venera”, expresa Adrián Paredes, creyente.