Debido a su importancia histórica, en 1930, Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, fueron declarados propiedad de la nación al servicio del pueblo, y ese mismo año se construyó el Museo de Guerra. Para 1955, bajo el control de la Federación, se encontraban en condiciones de abandono verdaderamente lamentables, tanto que ni los propios habitantes los visitaban; por ello, el general Rafael Ávila Camacho, gestionó que dichos baluartes históricos quedaran al cuidado del Gobierno del Estado.
El miércoles 26 de octubre de 1955, El Sol de Puebla, informó a sus lectores que, los Fuertes de Loreto y Guadalupe, se convertirían en un importante centro de atracción turística y, para dicho propósito, el Gobierno del Estado haría una cuantiosa inversión.
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Balazos, muros caídos y torres inexistentes, fue parte de lo que se tuvo que reconstruir, lo mismo el museo de sitio que alberga aún en la actualidad.
¿CUÁLES FUERON LOS TRABAJOS DE RECONSTRUCCIÓN EN LOS FUERTES?
El fuerte de Guadalupe se encontraba totalmente en ruinas y el fuerte de Loreto, tenía los muros caídos debido a los conflictos militares que ahí se suscitaron.
Al levantar los muros al de Loreto, se logró generar un mayor número de salones que fueron destinados a ampliar el museo que, en ese momento, solo ocupaba lo que fuera la capilla. Sí, porque antes de servir como fortificación militar, los Fuertes, fueron fundados como templos franciscanos.
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Como parte de los trabajos realizados por el gobierno en 1955, se reconstruyeron las torres de los que fue la capilla porque ya no existían, también los muros del foso que rodean el fuerte, así se le regresó su fisonomía original.
En el fuerte de Guadalupe, solo se podían apreciar paredones porque el edificio central estaba completamente destruido; esto no resultaba atractivo para los turistas ni se podían considerar como una reliquia histórica porque, el impacto de los cañones, había destruido techos y la mayor parte de los muros.
En general, se efectuó una reconstrucción total de los lugares que estaban muy dañados por el paso del tiempo, pero se dejaron algunos impactos de balas en ciertos muros, como constancia histórica de la Batalla del 5 de mayo.
Los terrenos circundantes a el cerro, fueron completamente reforestados, las calzadas arregladas y se colocaron nuevos arbotantes con bombillas protegidas para evitar su destrucción.
Así fue como, en ruinas y abandonados, los fuertes de Loreto y Guadalupe, se reconstruyeron en 1955 y quedaron listos para recibir al turismo local, nacional y extranjero.