Toda lucha siempre va a tener sus héroes, leyendas históricas que arriesgan sus vidas -ya sea en el campo de guerra o desde otros contextos- para salvaguardar el bienestar de otros, y uno muy particular que existió durante la Segunda Guerra Mundial y el franquismo en España fue Gilberto Bosques Saldívar, mejor conocido como el “Schindler mexicano”, un destacado poblano que fue reconocido por haber salvado la vida de más de 40 mil personas en estos movimientos históricos.
Y es que, en medio del desolador panorama que prevalece en Ucrania, debido a los ataques militares de Rusia, su nombre ha sido recordado debido a que permitió escapar de la persecución nazi a decenas de miles de personas, según han comentados los historiadores mexicanos, pero ¿Quién era este importante personaje, cuya historia es poco conocida, incluso en México?
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Gilberto Bosques Saldívar nació el 20 de julio de 1892, en el municipio de Chiautla de Tapia, localizado al suroeste del estado de Puebla; sus padres fueron Cornelio C. Bosques y María de la Paz Saldívar y fue un importante diplomático, profesor, periodista y político mexicano, pero sobre todo una persona con gran vocación pedagógica.
Se unió a la Revolución Mexicana, participó en la rebelión de Aquiles Serdán en 1910 y fue diputado dos veces. En 1939, cuando la República Española cayó, el presidente mexicano Lázaro Cárdenas lo nombró cónsul en París, con la intención de que fuera su enviado personal en Europa.
CONSULADO MEXICANO DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Fue entre 1939 y 1942, cuando se desempeñó como cónsul general de México en Francia, periodo en los que ayudó a los perseguidos por el nazismo y a republicanos españoles que habían huido del franquismo.
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Poco tiempo después de ocupar su puesto en el extranjero (París), Bosques fue obligado a salir de la ciudad debido a la ocupación alemana.
Con la instrucción de establecer el consulado mexicano en donde no corriera peligro y pudiera seguir operando, viajó al sur y después a la costa norte para establecerlo primero en Bayona, pero cuando el ejército nazi ocupó la zona, tuvo que trasladarse una vez más con su familia y el consulado entero a Marsella, en el Mediterráneo, dentro de la zona del gobierno francés de Vichy.
A pesar de que, en un inicio, la misión del poblano era proteger a los mexicanos residentes en la Francia no ocupada, Bosques terminó protegiendo también a otros grupos como a mexicanos de origen libanés y a refugiados españoles que huían del régimen franquista.
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La mayor hazaña del “Schindler mexicano” fue que, junto a otros diplomáticos, alquiló dos castillos en los alrededores de Marsella para alojar a mil 350 hombres y mujeres, en su mayoría españoles, para evitar que fueran capturados por los nazis.
FUE PERSEGUIDO Y REGRESADO A MÉXICO
Cuando el Gobierno mexicano finalmente rompió relaciones con la República de Vichy, el Consulado que dirigía Gilberto fue tomado por la Gestapo, la policía secreta alemana, por lo que él y su familia fueron recluidos en un hotel prisión.
Fue hasta 1944 cuando lo liberaron y pudo volver a México el 24 de marzo, día en que lo recibió una multitud de refugiados que estaban vivos gracias a su protección.
Gilberto Bosques Saldívar continuó con su carrera diplomática como embajador ante Cuba, Suecia y Portugal. Ya en su retiro, siempre que le entrevistaban y le cuestionaban por el rescate de miles de perseguidos políticos, él respondía con gran humildad: “No fui yo… fue México”. Finalmente murió el 4 de julio de 1995, a los 102 años.