/ sábado 13 de julio de 2024

Hacienda de Chautla, símbolo de progreso y desarrollo agrario del país en el siglo XIX | Los tiempos idos

La finca alcanzó su máximo esplendor con Eulogio Gillow, quien la convirtió en la más importante de México, estableciendo además la primera planta hidroeléctrica de América Latina

La planicie del valle de Texmelucan se comenzó a poblar después de la conquista y cuando los labradores españoles arrasaron el bosque para establecer ranchos y haciendas.

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Chautla se empezó a formar desde el siglo XVI, pero fue hasta el siglo XVIII que se consolidó y formó parte del conocido Marquesado de Selva Nevada, que en el siglo XIX fue heredado por el inglés Tomás Gillow, quien trajo progreso a la Hacienda de San Antonio Chautla.

La finca alcanzó su máximo esplendor cuando la heredó Eulogio Gillow, quien la convirtió en la más importante del país por sus adelantos y producción, estableciendo la primera planta hidroeléctrica de América Latina que abasteció de energía eléctrica gratuita a las poblaciones aledañas y fábricas textiles.

La Hacienda de San Antonio Chautla fue la más importante de la región y del país por la introducción de adelantos tecnológicos agrarios y su producción durante el siglo XIX. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow


Origen de Chautla

Hasta el primer cuarto del siglo XVI, lo que hoy es el valle de Puebla comprendía una gran extensión a las faldas del volcán Iztaccíhuatl. Era un bosque frondoso de encinos y pinos con abundancia de agua, frontero entre Tenochtitlán, Cholula y Tlaxcala, con quien compartía tierras.

Dentro de ese bosque originario se encontraba el valle de Texmelucan, cuya planicie se comenzó a poblar una vez consumada la conquista y con la llegada de los labradores españoles (1540-1560), quienes arrasaron el bosque para hacerse de grandes extensiones de tierra y así establecer ranchos y haciendas.

Hicieron la transformación del entorno ecológico para establecer las famosas caballerías (fincas pequeñas) con sus campos de cultivo y pastoreo. Era una zona con mucha tierra fértil, fría, húmeda y fangosa. Lo más probable es que de ahí haya tomado su nombre Chautla, porque la palabra náhuatl ´chautli´, significa lugar donde abunda el lodo”, expone Jesús Contreras Hernández, cronista oficial de Texmelucan y cronista regional del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.

A pesar de que la hacienda de Chautla está a solo 4 kilómetros de Texmelucan, razón por la que se le relaciona con San Martín, desde su origen, su cabecera ha sido el municipio de San Salvador El Verde, ubicado a 15 kilómetros de la finca en línea recta.

De izquierda a derecha: Un aspecto de la hacienda, la capilla, y una bodega en donde se secaba la vasta producción del chile poblano. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

De los primeros propietarios al Marquesado de Selva Nevada

El cronista refiere que según datos del Archivo General de la Nación, la primera hacienda de Texmelucan la fundó en 1559 el español Jorge Cerón Carvajal, quien fue uno de los primeros agricultores de la Nueva España.

Agrega, que Cerón la registró con el nombre de San Antonio Necatepec y tenía una extensión de ocho mil hectáreas. El área que ocupó Chautla formaba parte de esas tierras. En aquella época solo había una casa y una bodega donde se almacenaba parte de la cosecha, semillas y forraje.

El 25 de noviembre de 1590, Juan Cerón Carvajal, hermano de Jorge, registró 171 hectáreas del predio de Nacatepec con el nombre de Quauhyolucan, tierras que incluyeron Chautla y el poblado de San Lucas El Grande.

Cinco años después, en 1595, Francisco Cárcamo Figueroa, le compró a Juan Cerón, 42 hectáreas. Otros dueños de Chautla encontrados en diferentes documentos fueron, en el siglo XVIII, José Joaquín Francisco Torizes (1789) y Catarina de Estrada Villanueva (1792), y a inicios del siglo XIX, Agustín Rojano (1803).

Desde el siglo XVIII (1777) hasta la primera mitad del siglo XIX (1840), la zona de Chautla fue conocida como Marquesado de Selva Nevada por órdenes del rey Carlos III.

Sala del castillo inglés de la hacienda en donde Eulogio Gillow descansaba y guardaba su colección de antigüedades. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow


Era una extensión enorme de tierras que abarcaba las fronteras con Texcoco, Huejotzingo y Tlaxcala, podemos hablar de más de 200 kilómetros cuadrados. En 1812, le perteneció a María Soledad Gutiérrez de Rivero y Martínez de Pininos, tercera marquesa de Selva Nevada. Podemos decir que con esta familia se empezó a establecer la hacienda de Chautla como la conocemos asegura el cronista.

La marquesa de Selva Nevada perteneció a una de las familias más distinguidas de la Ciudad de México, en donde era conocida como “señora Pininos”. Enviudó con dos hijos, una mujer y un varón, a quienes trasmitió su título nobiliario. Al poco tiempo, conoció al relojero inglés Tomás Gillow, quien había llegado a la capital del país en 1819 para establecer una joyería. Se casó con él en segundas nupcias y tuvieron un hijo que falleció a los dos años de nacido, Francisco de Paula Gillow Gutiérrez de Rivero.

La señora Pininos falleció en 1832 y entonces, su hija Josefa Zavalza y Gutiérrez de Rivero, cuarta marquesa de Selva Nevada, quedó unida a su padrastro Tomás Gillow, para resolver los problemas de herencia de Soledad. A pesar de que no tuvieron impedimento para casarse, nunca lo hicieron, pero sí tuvieron un hijo de nombre Eulogio Gregorio Gillow Zavalza.

El marquesado pasó a manos de Tomás Gillow en 1861, al fallecer Josefa.

La hacienda de Chautla se fue agrandando al paso de los años con tierras de los pueblos de Tepatlaxco, Tlalancaleca y Tlanalapan; con los ranchos de La Soledad, Atotonilco, Atoyac y Bella Vista; y con la Hacienda Nacatepec. Según el archivode la Comisión Nacional Agraria llegó a tener 3 mil 737 hectáreas, y geográficamente sus tierras pertenecían a los estados de Puebla y Tlaxcala detalla Jesús.


El obispo Eulogio Gillow, al centro, con los empleados y encargados de la Hacienda de Chautla. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

Los Gillow al frente del progreso

Con la llegada de Tomás Gillow a Chautla comenzó una etapa de progreso al introducirse mejoras y novedades en su finca, que a partir de entonces, se empezó a llamar “Hacienda de San Antonio Chautla”, santo del que él era devoto.

El relojero de origen inglés introdujo innovaciones agrícolas y tecnológicas como la pala mecánica, el arado ya no se hacía con la yunta de madera que se utilizaba antes; también introdujo abonos orgánicos para elevar la producción. La hacienda comenzó a producir enormes cantidades de maíz, trigo, cebada, forrajes, chile y pulque. Se mantuvo en constante progreso desde 1840 en adelante”, señala el entrevistado.

Asimismo, narra que Tomás Gillow falleció en 1877 y su legado fue heredado por su hijo Eulogio Gregorio Gillow Zavalza, quien había nacido en Puebla el 11 de marzo de 1841 y fue llevado por su padre a los 10 años de edad a Inglaterra para ingresar en la escuela del párroco de Dorchester; después ingresó a la Academia Eclesiástica de Nobles y concluyó sus estudios en la Universidad Gregoriana.

Eulogio fue parte de la primera generación de sacerdotes de México educados en Roma. Cuando regresó al país fue nombrado obispo de Antequera (hoy Oaxaca), y después se convirtió en el último arzobispo de dicho estado.

Ingeniero Harold Rossi, encargado de la planta de luz de Chautla en 1908. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow


Cuando su padre murió se hizo cargo de la hacienda y se dedicó al estudio de los cultivos. Logró vincular lo religioso y secular en su papel de jerarca y hacendado. Se interesó en los beneficios de la aplicación de los adelantos tecnológicos para la explotación de la tierra, por ello se convirtió en una autoridad en materia de experimentación agrícola.

Eulogio estaba convencido que el futuro de México se encontraba en la agricultura, por lo que en 1879, participó en la fundación de la Sociedad Agrícola de México. Como empresario y terrateniente, se vinculó con los intereses económicos de otros poderosos personajes del país extendiendo sus relaciones hasta la Presidencia de la República.

El obispo había casado a Porfirio Díaz con su esposa, eran amigos, pero también tenían nexos económicos e industriales. Durante el porfirismo, que inicio en 1876, vino la industrialización y para que la finca progresara se necesitaban concesiones del gobierno, que Gillow consiguió fácilmente por su poder y relación con el presidente advierte.


Turbina y dínamo para producir energía eléctrica en la planta de luz de la hacienda. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

Esplendor de San Antonio Chautla

Hacia 1880, el gobierno federal realizó una nueva regulación hidráulica que se extendió a nuevos usos del agua como la generación de la energía y la industria para impulsar el desarrollo del campo.

Gillow Zavalza, llevó a cabo un proyecto agrícola hidráulico e industrial en su Hacienda San Antonio Chautla con el que pretendió conciliar los intereses productivos con la problemática social de los trabajadores del campo.

Además permitió que los fabricantes experimentaran sus aparatos por primera vez en sus tierras, antes de ser aplicados en Estados Unidos. De esta forma se introdujeron a la hacienda de Chautla variedad de arados y rastrillos aplicables a toda clase de labores, máquinas para sembrar, cultivar y cosechar el maíz y el trigo. Los resultados obtenidos fueron una cosecha mayor en menos tiempo.

En ese momento, la Hacienda San Antonio Chautla era muy importante para la región y para el país al ser una gran productora de chile, pulque y maíz. Por intercesión de Gillow y otros hacendados poderosos de la región, como Marcelino García Presno, quien tenía tres haciendas en Texmelucan, se logró la concesión del uso del agua para generar energía eléctrica.

Estación Gillow del tren que se utilizaba para uso interno de la hacienda. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

Cuando les conceden el uso de agua para generar electricidad se construyeron las lagunas artificiales, no son lagos. Los manantiales surten a esas lagunas junto con los riachuelos que bajan desde la montaña, actualmente tiene como 18 veneros. Hacia el norte de las lagunas, Gillow construyó junto con Harold Rossi, dos plantas de generación de energía, al hacerlo surtieron de energía eléctrica a la ciudad de San Martín”, expone Contreras Hernández.

De esta forma, Gillow estableció la primera planta hidroeléctrica de América Latina que abasteció de energía eléctrica gratuita a las poblaciones aledañas y fábricas textiles.

Tanto hacendados como textileros, para mover sus mercancías, granos, chiles, algodón y lino, necesitaban un medio de transporte que de acuerdo a la modernidad era el ferrocarril. Gillow junto con los otros hacendados, crearon la Compañía Agrícola Industrial y lograron que el gobierno de Díaz les concediera extensiones, que llegaban hasta sus haciendas o fábricas, del Ferrocarril Interoceánico que unía a la Ciudad de México con Puebla, y después se extendió hasta Oaxaca.

Ahora, lo que esos empresarios capitalistas necesitaban era mano de obra calificada, entonces se establece la Escuela de Agronomía en la Hacienda de Chautla para preparar a los trabajadores que se especializaban en la producción de pulque y en la producción de chile poblano, que al secarse se convierte en chile mulato, y es la base de dos platillos fundamentales para la identidad nacional: El mole poblano y los chiles en nogada sentencia.


Puente que une a la isleta de la hacienda, hoy llamada Isla del Amor. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

La infraestructura de la hacienda

En 1898, Eulogio Gillow, cumple su sueño de tener una casa de campo estilo inglés a la orilla de dos lagunas, el Castillo de la hacienda. Por eso mandó a hacer otra laguna, además de que esta le permitió almacenar más agua para sus sembradíos.

El cronista narra que el Castillo le servía a Gillow para descansar y como biblioteca, también para almacenar las antigüedades que adquiría alrededor del mundo, logrando tener una colección que se convirtió en un museo particular. El segundo piso sirvió como dormitorios para los maestros de la escuela de agronomía, sala de conciertos y estación meteorológica.

Hacia principios del siglo XX la hacienda ya contaba con el casco o casa principal, habitación para el administrador y para visitas, oficina, capilla, cárcel, temazcal, molino, bodegas, acueducto, alberca, oratorio, peceras y patios en los jardines, quiosco, una islita, una caballeriza sobre el lago, fuente, embarcadero, confesionario, cochineros, bodega subterránea para conservación de perecederos, presas y cuatro plantas de luz. Además de la escuela, las viviendas para los trabajadores y la estación para un tren pequeño de uso interno.

También, dice el cronista, tenía dos túneles que sus dueños usaban para no ser vistos al entrar o salir, o tener como vía de escape en caso de algún conflicto. Uno tiene su entrada en la cocina actual del hotel, y el otro en la parte de las lagunas, muy cerca de la bomba de agua, con salida al norte.

El periodista Harry Moller, creador de la revista México Desconocido, definió a la Ex Hacienda de Chautla como la finca más suntuosa y de mayor personalidad en el país durante 1898. Un lugar único en el país, tan distinto y tan bello, que podría renacer como centro turístico de categoría internacional.

Habitación del castillo inglés de la Hacienda de San Antonio Chautla. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

La hacienda durante el siglo XX

Durante la Revolución Mexicana y por su relación con el gobierno federal reconocido, pusieron regimientos a la custodia de Eulogio Gillow, pero la finca era atacada constantemente.

Los que más la atacaron fueron los hermanos Domingo y Cirilo Arenas Pérez, que promovían el reparto agrario a través de un movimiento autónomo entre Puebla y Tlaxcala que se conoció como la Revolución de los Volcanes. Repartieron alrededor de mil hectáreas de la hacienda formando el pueblo de San Antonio Chautla de Arenas y fundaron la colonia agrícola (1916) que consistió en el trazo de las calles, escuelas, solares para casas, parcelas y ejidos detalla el entrevistado.

En 1914 Venustiano Carranza confiscó la hacienda, y en 1922, el arzobispo Eulogio Gillow falleció. La hacienda quedó intestada y quedó al frente su sobrino Ignacio Kassuki, quien cuando fallece se la hereda a su hijo Sergio. Él vendió algunas tierras, ranchos y otras las rentó”, agrega.

Después de la Revolución la vida productiva de la hacienda se paralizó y cambió de dueño. Así le empezaron a hacer modificaciones en su estructura.

María Teresa Carasca Guissafret (1941) cambió de lugar la cocina. Mandó a hacer otra de humo forrada en talavera junto con sus muros con motivos del mole poblano y la imagen de San Pascual Bailón. En el oratorio puso una imagen de Jesús y construyó la fuente forrada con más de 500 platitos de talavera. Realizó una gran reforestación dentro y fuera de la hacienda. También inició la reconstrucción del Castillo”, señala.

En 1956 la compró Aarón Merino Fernández, quien después fue gobernador de Puebla (1964-69). En 1968 se la vendió al empresario poblano Luis Ocejo. Se supo que en los ochenta, ahí se celebró la fastuosa boda del hijo del presidente Miguel de la Madrid, con la hija del gobernador Guillermo Jiménez Morales.

Antigua entrada a la hacienda. Foto: Jesús Contreras Hernández


Pasa a propiedad del estado

En diciembre de 1982, este diario, El Sol de Puebla, anunció que la Ex Hacienda de Chautla fue adquirida por el Gobierno del Estado de Puebla en favor de la Beneficencia Pública del Estado.

Guillermo Jiménez Morales, gobernador de entonces, dijo que sería remodelada para alojar al turismo nacional e internacional, y así generar ingresos para atender las funciones sociales que realizaba el organismo en asilos y orfanatorios.

El ejecutivo aseveró que esto sería el inicio de un programa de desarrollo turístico para mejorar la capacidad de alojamiento de Puebla que contempló la construcción de hoteles o posadas al interior del estado, y por otro lado, generar ingresos para la beneficencia.

Se dijo que la finca estaba totalmente fuera de las tierras de labor y rodeada de un gran estanque. En ese momento, la superficie de la ex hacienda, con sus lagunas, manantiales, bosques, jardines, etcétera, era aproximadamente de 65 hectáreas.

La Ex Hacienda de Chautla, fue administrada por la Promotora de Puebla hasta la administración de Manuel Bartlett Díaz, gobernador del estado de 1993 a 1999, quien desapareció la promotora para crear el Instituto de Asistencia para el Estado de Puebla (IAPEP) que se encargó de la administración a partir de entonces.

Aspecto actual del castillo inglés de la Ex Hacienda de Chautla que ha sido escenario de diversas filmaciones. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Después llegó Rafael Moreno Valle Rosas (2011-2017) y desapareció la IAPEP para pasar la administración de la Ex Hacienda de Chautla a la Secretaria de Turismo de Puebla. Quitó a los concesionarios mediante litigios y puso a los suyos”, asegura.

Con una inversión de alrededor de 160 millones de pesos, conectó la hacienda con la autopista México-Puebla con un nuevo camino. Sobre las ruinas del casco se acondicionaron 94 habitaciones para un hotel que, hasta hace un mes, fue operado por la cadena Misión, cuya concesión de diez años terminó en junio concluye el cronista.

Por su belleza y su emblemático Castillo, desde finales del siglo XX, la Ex Hacienda de Chautla, es un centro turístico recreativo que ha sido escenario de producciones televisivas y comerciales, además de sitio para fastuosos eventos sociales y artísticos.

Dicen que dentro del medio del espectáculo, se sabía que a Pedro Infante le gustaba sobrevolar un sitio que tenía un castillo en medio de dos lagunas. Ernesto Alonso, investigó y llegó a la Hacienda de Chautla en donde grabó El Maleficio II. Después vinieron otras telenovelas como Pueblo chico infierno grande, Muchachitas, Piel de otoño, Amor gitano, Cuidado con el ángel, y tal vez la más conocida, Dulce desafío.

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La planicie del valle de Texmelucan se comenzó a poblar después de la conquista y cuando los labradores españoles arrasaron el bosque para establecer ranchos y haciendas.

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Chautla se empezó a formar desde el siglo XVI, pero fue hasta el siglo XVIII que se consolidó y formó parte del conocido Marquesado de Selva Nevada, que en el siglo XIX fue heredado por el inglés Tomás Gillow, quien trajo progreso a la Hacienda de San Antonio Chautla.

La finca alcanzó su máximo esplendor cuando la heredó Eulogio Gillow, quien la convirtió en la más importante del país por sus adelantos y producción, estableciendo la primera planta hidroeléctrica de América Latina que abasteció de energía eléctrica gratuita a las poblaciones aledañas y fábricas textiles.

La Hacienda de San Antonio Chautla fue la más importante de la región y del país por la introducción de adelantos tecnológicos agrarios y su producción durante el siglo XIX. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow


Origen de Chautla

Hasta el primer cuarto del siglo XVI, lo que hoy es el valle de Puebla comprendía una gran extensión a las faldas del volcán Iztaccíhuatl. Era un bosque frondoso de encinos y pinos con abundancia de agua, frontero entre Tenochtitlán, Cholula y Tlaxcala, con quien compartía tierras.

Dentro de ese bosque originario se encontraba el valle de Texmelucan, cuya planicie se comenzó a poblar una vez consumada la conquista y con la llegada de los labradores españoles (1540-1560), quienes arrasaron el bosque para hacerse de grandes extensiones de tierra y así establecer ranchos y haciendas.

Hicieron la transformación del entorno ecológico para establecer las famosas caballerías (fincas pequeñas) con sus campos de cultivo y pastoreo. Era una zona con mucha tierra fértil, fría, húmeda y fangosa. Lo más probable es que de ahí haya tomado su nombre Chautla, porque la palabra náhuatl ´chautli´, significa lugar donde abunda el lodo”, expone Jesús Contreras Hernández, cronista oficial de Texmelucan y cronista regional del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.

A pesar de que la hacienda de Chautla está a solo 4 kilómetros de Texmelucan, razón por la que se le relaciona con San Martín, desde su origen, su cabecera ha sido el municipio de San Salvador El Verde, ubicado a 15 kilómetros de la finca en línea recta.

De izquierda a derecha: Un aspecto de la hacienda, la capilla, y una bodega en donde se secaba la vasta producción del chile poblano. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

De los primeros propietarios al Marquesado de Selva Nevada

El cronista refiere que según datos del Archivo General de la Nación, la primera hacienda de Texmelucan la fundó en 1559 el español Jorge Cerón Carvajal, quien fue uno de los primeros agricultores de la Nueva España.

Agrega, que Cerón la registró con el nombre de San Antonio Necatepec y tenía una extensión de ocho mil hectáreas. El área que ocupó Chautla formaba parte de esas tierras. En aquella época solo había una casa y una bodega donde se almacenaba parte de la cosecha, semillas y forraje.

El 25 de noviembre de 1590, Juan Cerón Carvajal, hermano de Jorge, registró 171 hectáreas del predio de Nacatepec con el nombre de Quauhyolucan, tierras que incluyeron Chautla y el poblado de San Lucas El Grande.

Cinco años después, en 1595, Francisco Cárcamo Figueroa, le compró a Juan Cerón, 42 hectáreas. Otros dueños de Chautla encontrados en diferentes documentos fueron, en el siglo XVIII, José Joaquín Francisco Torizes (1789) y Catarina de Estrada Villanueva (1792), y a inicios del siglo XIX, Agustín Rojano (1803).

Desde el siglo XVIII (1777) hasta la primera mitad del siglo XIX (1840), la zona de Chautla fue conocida como Marquesado de Selva Nevada por órdenes del rey Carlos III.

Sala del castillo inglés de la hacienda en donde Eulogio Gillow descansaba y guardaba su colección de antigüedades. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow


Era una extensión enorme de tierras que abarcaba las fronteras con Texcoco, Huejotzingo y Tlaxcala, podemos hablar de más de 200 kilómetros cuadrados. En 1812, le perteneció a María Soledad Gutiérrez de Rivero y Martínez de Pininos, tercera marquesa de Selva Nevada. Podemos decir que con esta familia se empezó a establecer la hacienda de Chautla como la conocemos asegura el cronista.

La marquesa de Selva Nevada perteneció a una de las familias más distinguidas de la Ciudad de México, en donde era conocida como “señora Pininos”. Enviudó con dos hijos, una mujer y un varón, a quienes trasmitió su título nobiliario. Al poco tiempo, conoció al relojero inglés Tomás Gillow, quien había llegado a la capital del país en 1819 para establecer una joyería. Se casó con él en segundas nupcias y tuvieron un hijo que falleció a los dos años de nacido, Francisco de Paula Gillow Gutiérrez de Rivero.

La señora Pininos falleció en 1832 y entonces, su hija Josefa Zavalza y Gutiérrez de Rivero, cuarta marquesa de Selva Nevada, quedó unida a su padrastro Tomás Gillow, para resolver los problemas de herencia de Soledad. A pesar de que no tuvieron impedimento para casarse, nunca lo hicieron, pero sí tuvieron un hijo de nombre Eulogio Gregorio Gillow Zavalza.

El marquesado pasó a manos de Tomás Gillow en 1861, al fallecer Josefa.

La hacienda de Chautla se fue agrandando al paso de los años con tierras de los pueblos de Tepatlaxco, Tlalancaleca y Tlanalapan; con los ranchos de La Soledad, Atotonilco, Atoyac y Bella Vista; y con la Hacienda Nacatepec. Según el archivode la Comisión Nacional Agraria llegó a tener 3 mil 737 hectáreas, y geográficamente sus tierras pertenecían a los estados de Puebla y Tlaxcala detalla Jesús.


El obispo Eulogio Gillow, al centro, con los empleados y encargados de la Hacienda de Chautla. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

Los Gillow al frente del progreso

Con la llegada de Tomás Gillow a Chautla comenzó una etapa de progreso al introducirse mejoras y novedades en su finca, que a partir de entonces, se empezó a llamar “Hacienda de San Antonio Chautla”, santo del que él era devoto.

El relojero de origen inglés introdujo innovaciones agrícolas y tecnológicas como la pala mecánica, el arado ya no se hacía con la yunta de madera que se utilizaba antes; también introdujo abonos orgánicos para elevar la producción. La hacienda comenzó a producir enormes cantidades de maíz, trigo, cebada, forrajes, chile y pulque. Se mantuvo en constante progreso desde 1840 en adelante”, señala el entrevistado.

Asimismo, narra que Tomás Gillow falleció en 1877 y su legado fue heredado por su hijo Eulogio Gregorio Gillow Zavalza, quien había nacido en Puebla el 11 de marzo de 1841 y fue llevado por su padre a los 10 años de edad a Inglaterra para ingresar en la escuela del párroco de Dorchester; después ingresó a la Academia Eclesiástica de Nobles y concluyó sus estudios en la Universidad Gregoriana.

Eulogio fue parte de la primera generación de sacerdotes de México educados en Roma. Cuando regresó al país fue nombrado obispo de Antequera (hoy Oaxaca), y después se convirtió en el último arzobispo de dicho estado.

Ingeniero Harold Rossi, encargado de la planta de luz de Chautla en 1908. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow


Cuando su padre murió se hizo cargo de la hacienda y se dedicó al estudio de los cultivos. Logró vincular lo religioso y secular en su papel de jerarca y hacendado. Se interesó en los beneficios de la aplicación de los adelantos tecnológicos para la explotación de la tierra, por ello se convirtió en una autoridad en materia de experimentación agrícola.

Eulogio estaba convencido que el futuro de México se encontraba en la agricultura, por lo que en 1879, participó en la fundación de la Sociedad Agrícola de México. Como empresario y terrateniente, se vinculó con los intereses económicos de otros poderosos personajes del país extendiendo sus relaciones hasta la Presidencia de la República.

El obispo había casado a Porfirio Díaz con su esposa, eran amigos, pero también tenían nexos económicos e industriales. Durante el porfirismo, que inicio en 1876, vino la industrialización y para que la finca progresara se necesitaban concesiones del gobierno, que Gillow consiguió fácilmente por su poder y relación con el presidente advierte.


Turbina y dínamo para producir energía eléctrica en la planta de luz de la hacienda. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

Esplendor de San Antonio Chautla

Hacia 1880, el gobierno federal realizó una nueva regulación hidráulica que se extendió a nuevos usos del agua como la generación de la energía y la industria para impulsar el desarrollo del campo.

Gillow Zavalza, llevó a cabo un proyecto agrícola hidráulico e industrial en su Hacienda San Antonio Chautla con el que pretendió conciliar los intereses productivos con la problemática social de los trabajadores del campo.

Además permitió que los fabricantes experimentaran sus aparatos por primera vez en sus tierras, antes de ser aplicados en Estados Unidos. De esta forma se introdujeron a la hacienda de Chautla variedad de arados y rastrillos aplicables a toda clase de labores, máquinas para sembrar, cultivar y cosechar el maíz y el trigo. Los resultados obtenidos fueron una cosecha mayor en menos tiempo.

En ese momento, la Hacienda San Antonio Chautla era muy importante para la región y para el país al ser una gran productora de chile, pulque y maíz. Por intercesión de Gillow y otros hacendados poderosos de la región, como Marcelino García Presno, quien tenía tres haciendas en Texmelucan, se logró la concesión del uso del agua para generar energía eléctrica.

Estación Gillow del tren que se utilizaba para uso interno de la hacienda. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

Cuando les conceden el uso de agua para generar electricidad se construyeron las lagunas artificiales, no son lagos. Los manantiales surten a esas lagunas junto con los riachuelos que bajan desde la montaña, actualmente tiene como 18 veneros. Hacia el norte de las lagunas, Gillow construyó junto con Harold Rossi, dos plantas de generación de energía, al hacerlo surtieron de energía eléctrica a la ciudad de San Martín”, expone Contreras Hernández.

De esta forma, Gillow estableció la primera planta hidroeléctrica de América Latina que abasteció de energía eléctrica gratuita a las poblaciones aledañas y fábricas textiles.

Tanto hacendados como textileros, para mover sus mercancías, granos, chiles, algodón y lino, necesitaban un medio de transporte que de acuerdo a la modernidad era el ferrocarril. Gillow junto con los otros hacendados, crearon la Compañía Agrícola Industrial y lograron que el gobierno de Díaz les concediera extensiones, que llegaban hasta sus haciendas o fábricas, del Ferrocarril Interoceánico que unía a la Ciudad de México con Puebla, y después se extendió hasta Oaxaca.

Ahora, lo que esos empresarios capitalistas necesitaban era mano de obra calificada, entonces se establece la Escuela de Agronomía en la Hacienda de Chautla para preparar a los trabajadores que se especializaban en la producción de pulque y en la producción de chile poblano, que al secarse se convierte en chile mulato, y es la base de dos platillos fundamentales para la identidad nacional: El mole poblano y los chiles en nogada sentencia.


Puente que une a la isleta de la hacienda, hoy llamada Isla del Amor. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

La infraestructura de la hacienda

En 1898, Eulogio Gillow, cumple su sueño de tener una casa de campo estilo inglés a la orilla de dos lagunas, el Castillo de la hacienda. Por eso mandó a hacer otra laguna, además de que esta le permitió almacenar más agua para sus sembradíos.

El cronista narra que el Castillo le servía a Gillow para descansar y como biblioteca, también para almacenar las antigüedades que adquiría alrededor del mundo, logrando tener una colección que se convirtió en un museo particular. El segundo piso sirvió como dormitorios para los maestros de la escuela de agronomía, sala de conciertos y estación meteorológica.

Hacia principios del siglo XX la hacienda ya contaba con el casco o casa principal, habitación para el administrador y para visitas, oficina, capilla, cárcel, temazcal, molino, bodegas, acueducto, alberca, oratorio, peceras y patios en los jardines, quiosco, una islita, una caballeriza sobre el lago, fuente, embarcadero, confesionario, cochineros, bodega subterránea para conservación de perecederos, presas y cuatro plantas de luz. Además de la escuela, las viviendas para los trabajadores y la estación para un tren pequeño de uso interno.

También, dice el cronista, tenía dos túneles que sus dueños usaban para no ser vistos al entrar o salir, o tener como vía de escape en caso de algún conflicto. Uno tiene su entrada en la cocina actual del hotel, y el otro en la parte de las lagunas, muy cerca de la bomba de agua, con salida al norte.

El periodista Harry Moller, creador de la revista México Desconocido, definió a la Ex Hacienda de Chautla como la finca más suntuosa y de mayor personalidad en el país durante 1898. Un lugar único en el país, tan distinto y tan bello, que podría renacer como centro turístico de categoría internacional.

Habitación del castillo inglés de la Hacienda de San Antonio Chautla. Foto: Libro Reminiscencias de Eulogio Gillow

La hacienda durante el siglo XX

Durante la Revolución Mexicana y por su relación con el gobierno federal reconocido, pusieron regimientos a la custodia de Eulogio Gillow, pero la finca era atacada constantemente.

Los que más la atacaron fueron los hermanos Domingo y Cirilo Arenas Pérez, que promovían el reparto agrario a través de un movimiento autónomo entre Puebla y Tlaxcala que se conoció como la Revolución de los Volcanes. Repartieron alrededor de mil hectáreas de la hacienda formando el pueblo de San Antonio Chautla de Arenas y fundaron la colonia agrícola (1916) que consistió en el trazo de las calles, escuelas, solares para casas, parcelas y ejidos detalla el entrevistado.

En 1914 Venustiano Carranza confiscó la hacienda, y en 1922, el arzobispo Eulogio Gillow falleció. La hacienda quedó intestada y quedó al frente su sobrino Ignacio Kassuki, quien cuando fallece se la hereda a su hijo Sergio. Él vendió algunas tierras, ranchos y otras las rentó”, agrega.

Después de la Revolución la vida productiva de la hacienda se paralizó y cambió de dueño. Así le empezaron a hacer modificaciones en su estructura.

María Teresa Carasca Guissafret (1941) cambió de lugar la cocina. Mandó a hacer otra de humo forrada en talavera junto con sus muros con motivos del mole poblano y la imagen de San Pascual Bailón. En el oratorio puso una imagen de Jesús y construyó la fuente forrada con más de 500 platitos de talavera. Realizó una gran reforestación dentro y fuera de la hacienda. También inició la reconstrucción del Castillo”, señala.

En 1956 la compró Aarón Merino Fernández, quien después fue gobernador de Puebla (1964-69). En 1968 se la vendió al empresario poblano Luis Ocejo. Se supo que en los ochenta, ahí se celebró la fastuosa boda del hijo del presidente Miguel de la Madrid, con la hija del gobernador Guillermo Jiménez Morales.

Antigua entrada a la hacienda. Foto: Jesús Contreras Hernández


Pasa a propiedad del estado

En diciembre de 1982, este diario, El Sol de Puebla, anunció que la Ex Hacienda de Chautla fue adquirida por el Gobierno del Estado de Puebla en favor de la Beneficencia Pública del Estado.

Guillermo Jiménez Morales, gobernador de entonces, dijo que sería remodelada para alojar al turismo nacional e internacional, y así generar ingresos para atender las funciones sociales que realizaba el organismo en asilos y orfanatorios.

El ejecutivo aseveró que esto sería el inicio de un programa de desarrollo turístico para mejorar la capacidad de alojamiento de Puebla que contempló la construcción de hoteles o posadas al interior del estado, y por otro lado, generar ingresos para la beneficencia.

Se dijo que la finca estaba totalmente fuera de las tierras de labor y rodeada de un gran estanque. En ese momento, la superficie de la ex hacienda, con sus lagunas, manantiales, bosques, jardines, etcétera, era aproximadamente de 65 hectáreas.

La Ex Hacienda de Chautla, fue administrada por la Promotora de Puebla hasta la administración de Manuel Bartlett Díaz, gobernador del estado de 1993 a 1999, quien desapareció la promotora para crear el Instituto de Asistencia para el Estado de Puebla (IAPEP) que se encargó de la administración a partir de entonces.

Aspecto actual del castillo inglés de la Ex Hacienda de Chautla que ha sido escenario de diversas filmaciones. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Después llegó Rafael Moreno Valle Rosas (2011-2017) y desapareció la IAPEP para pasar la administración de la Ex Hacienda de Chautla a la Secretaria de Turismo de Puebla. Quitó a los concesionarios mediante litigios y puso a los suyos”, asegura.

Con una inversión de alrededor de 160 millones de pesos, conectó la hacienda con la autopista México-Puebla con un nuevo camino. Sobre las ruinas del casco se acondicionaron 94 habitaciones para un hotel que, hasta hace un mes, fue operado por la cadena Misión, cuya concesión de diez años terminó en junio concluye el cronista.

Por su belleza y su emblemático Castillo, desde finales del siglo XX, la Ex Hacienda de Chautla, es un centro turístico recreativo que ha sido escenario de producciones televisivas y comerciales, además de sitio para fastuosos eventos sociales y artísticos.

Dicen que dentro del medio del espectáculo, se sabía que a Pedro Infante le gustaba sobrevolar un sitio que tenía un castillo en medio de dos lagunas. Ernesto Alonso, investigó y llegó a la Hacienda de Chautla en donde grabó El Maleficio II. Después vinieron otras telenovelas como Pueblo chico infierno grande, Muchachitas, Piel de otoño, Amor gitano, Cuidado con el ángel, y tal vez la más conocida, Dulce desafío.

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