/ sábado 6 de mayo de 2023

Hotel Colonial, una historia que inició con los jesuitas | Los tiempos idos

Cuando los religiosos de la Compañía de Jesús llegaron a la ciudad adquirieron diferentes propiedades, entre ellas la casa ubicada en la esquina de las antiguas calles del Espíritu Santo (4 Sur) y de Infantes (3 Oriente)

Los religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús llegaron a la Ciudad de los Ángeles a finales del siglo XVI. Para establecerse y como parte de su proyecto de formación religiosa, compraron diferentes propiedades.

Progresivamente los jesuitas adquirieron otros inmuebles, entre ellos una casa al sur de su propiedad y otras al poniente. Se cree que compraron la casa ubicada en la esquina de las antiguas calles del Espíritu Santo (4 Sur) y de Infantes (3 Oriente) para utilizarla como accesoria.


Para la segunda mitad del siglo XIX esta casa comenzó a operar como el Hotel Jardín. Entonces pasó a manos de diferentes administradores y recibió a infinidad de personajes distinguidos en diferentes ámbitos, como Francisco I. Madero. Actualmente es el edificio que ocupa el Hotel Colonial de Puebla.

El patio de la casa fue convertido en comedor principal por Manuel del Campo cuando adquirió el hotel en 1935 y le cambio el nombre a Hotel Colonial. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Inicia un legado

Los sacerdotes jesuitas llegaron a la Ciudad de los Ángeles en 1578, seis años después de que los primeros religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús llegaran a tierras mexicanas bajo la encomienda de educar a los naturales en diversas artes y oficios, además de enseñar el evangelio.

Al establecerse compraron propiedades que habían sido de Fernando Gutiérrez Pacheco de Villa Padierna, arcediano de la ciudad de 1564 a 1603, quien ejercía jurisdicción delegada por la sede episcopal.

Para 1581, los jesuitas ya poseían toda la manzana de las antiguas calles del Espíritu Santo (4 Sur) y de Alatriste (6 Sur), donde fundaron el Colegio del Espíritu Santo en 1586 (edificio Carolino) y la iglesia de la Compañía (1600). Este se convirtió en el inmueble de la Compañía de Jesús más grande del continente.

Dos años después, en 1583, adquirieron una casa en la manzana sur de su propiedad donde establecieron el Colegio de San Jerónimo (3 Oriente 403, callejón de John Lennon). Para 1588 compraron la casa al poniente del templo que era propiedad de Juan Barranco (estaba frente la iglesia de la Compañía), para demolerla y hacer una plazuela (hoy Plaza de la Democracia).

El proyecto de los jesuitas fue financiado por el capitán Melchor de Covarrubias, quien perteneció a una familia distinguida en México y Europa. Su mecenas no sólo los financió en vida, a su muerte, en 1592, les heredó todos sus bienes. Por ser su benefactor fue sepultado en la iglesia de la Compañía.

Este era el restaurante del Hotel Jardín que tenía ventanas a la calle de Infantes (3 Oriente). Actualmente ahí se encuentra el Centro de Negocios y la habitación 124. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Expulsión de jesuitas

“Para finales del siglo XVI la casa de la esquina de las antiguas calles del Espíritu Santo (4 Sur) y de Infantes (3 Oriente) que actualmente ocupa el Hotel Colonial, ya les pertenecía a los Jesuitas, porque la utilizaron como accesoria del Colegio de San Jerónimo”, expone el investigador David Ramírez Huitrón, fundador de Puebla Antigua.

Refiere que cuando los Jesuitas fueron expulsados por el rey de todos los territorios conquistados por España, en la segunda mitad del siglo XVIII, el obispo les asignó ese edificio a las monjas Jerónimas, cuyo convento está en la 7 Oriente 202.



“Ellas se encargaban del cuidado de la propiedad y lo rentaban (quizá como locales comerciales y vivienda). Se sabe que las monjas recibían 720 pesos (antiguos) de renta mensual por esta casa. Después les quitaron el edificio y se privatizó”, asegura.

Un padrón de 1835 dice que sobre la calle de Infantes (3 Oriente) había una tienda mestiza (vendían alimentos, utensilio de cocina, ropa, muebles, equipos de montar y otros) que era de Juan Anzures y una carnecería que le pertenecía a Francisco Díaz.

“Desde 1835 hasta la segunda mitad de este siglo (XIX) no hay más información de la casa. Dicen que le pertenecía al señor Covarrubias (no el mecenas), un hombre muy connotado y respetado de la ciudad. Primero la adaptaron como casa de huéspedes, después como hotel y comenzó a funcionar así después de la intervención francesa, por ahí de 1867-69”, detalla.

Dormitorio de la suite del hotel en la que se hospedó Francisco I. Madero en 1910, actualmente habitación 101. Ésta es la cama en la que durmió. El dormitorio tenía calefacción y un lavabo con agua fría y caliente. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Surge el Hotel Jardín

En la segunda mitad del siglo XIX el Hotel Jardín con domicilio en la antigua calle de Infantes 22 (3 Oriente y 4 Sur), era operado por Guiseppe (José) Bracchetti, un empresario italiano que era dueño del Café Roma ubicado en la 2 Norte y 2 Oriente.

El Hotel Jardín se promocionaba como el más limpio y arreglado del país. Además de contar con elevador, luz eléctrica, teléfono y restaurante francés, se recibía a los huéspedes en varios idiomas.

“José Bracchetti regenteaba el edificio pero no era suyo. Él tenía como residencia la parte de hasta arriba del hotel donde también estaba su despacho. Todos los días tenía que subir y bajar escaleras y siempre se tropezaba con un escalón que estaba al pie de su oficina. La narración popular dice que un día se hartó de tropezarse y mandó a traer un albañil que al momento de romper el escalón se encontró una caja con monedas de oro. Entonces le dio un dinero para que no dijera nada y se quedó con el tesoro”, señala.

Dicen que con ese tesoro Bracchetti compró la “Casa del que mató al animal” (3 Oriente 201, hoy El Sol de Puebla) y la convirtió en el Hotel Italia. Construyó el tercer piso del inmueble, lo equipo y lo convirtió en el mejor de la ciudad. Hasta contaba con agua caliente.

El comedor privado del Hotel Jardín con ventanas a la antigua calle del Espíritu Santo (hoy 4 Sur). En este lugar actualmente se encuentran los baños del restaurante. Nótese sobre el espejo la foto de Francisco I. Madero. Los pedestales junto al piano, aún existen en el Hotel Colonial. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

El investigador refiere que, al mismo tiempo, Bracchetti seguía administrando el Hotel Jardín, donde el 14 de mayo de 1910 se hospedó Francisco I. Madero como candidato del Partido Antirreelecionista a la presidencia de la República. Esto a pesar de la efervescencia política que se vivía debido a la sucesión presidencial después de los casi treinta años en los que había estado Porfirio Díaz en el poder.

“Por miedo a represalias en ningún hotel habían querido darle alojamiento al candidato, pero Bracchetti, bajo el argumento de que él era extranjero y, por tanto, ajeno a la política del país, decidió hospedarlo”, comenta.

Madero fue alojado en una suite ubicada en la esquina noreste del edificio (actualmente habitación 101), con balcones tanto a la calle del Espíritu Santo (4 Sur), como a la plazuela del templo de la Compañía (Plaza de la Democracia) y a la calle de Jarcerías (Juan de Palafox).

Sus partidarios se congregaron en la plazuela y calle aledañas y el candidato salió al balcón para incitarlos a luchar por la democracia. Dicen que a partir de ese discurso su campaña presidencial adquirió dimensión nacional. Según estimaciones de la época habló ante una multitud de 20 mil personas.

Exterior e interior del Hotel Colonial cuando fue reformado en 1935 al ser adquirido por Manuel del Campo. En la imagen se aprecian la antigua entrada al hotel, sobre la 3 Oriente, y la actual entrada principal, sobre la calle 4 Sur. A la derecha se observa parte del comedor principal que fue el patio de la casa desde que se construyó en la época virreinal. Foto: Colección David Ramírez Huitrón

Nace “El Colonial”

En 1935 Manuel del Campo adquirió el Hotel Jardín y lo restauró. Entre las adecuaciones que hizo fue convertir en comedor el patio al colocar un domo, construyó una fuente en la que puso el escudo de armas de su familia y cambió el acceso principal del hotel que estaba en la fachada de la 3 Oriente a la vuelta, sobre la calle 4 Sur (que se volvió peatonal en 1978). También le cambió el nombre a “Hotel Colonial”.

“Él lo manejo hasta los años cuarenta cuando falleció y se lo heredó a sus hermanas Margarita y Amelia. Las del Campo conservaron el edificio pero le vendieron la operación del mismo a José Tamborrel Suárez, quien vivía en la Ciudad de México y puso al frente un administrador”, dice.


“Para 1955 un español de la provincia de León que vivía en Veracruz, Agustín del Puerto Barba, con experiencia en la hostelería de aquella ciudad, le compró el negocio a Tamborrel para que lo administrara su hijo Agustín del Puerto Bello, agrega.

Esta es la suite del Hotel Colonial en la que se hospedó Francisco I. Madero en 1910, y el balcón desde el que incitó a sus seguidores a luchar por la democracia. La placa alusiva es de 1916. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

El hijo, Agustín del Puerto Bello, y su esposa, Rosa Valiente, llegaron al hotel el 16 de agosto de 1955. Ahí estuvieron cerca de cuatro años hasta que, en enero de 1959, Agustín le compró a su tía, hermana de su papá, el Grand Hotel de France de la ciudad de Orizaba.

Entonces, Agustín le vendió la operación del hotel a su hermana María Luisa y a su cuñado Salvador Ortiz de Montellano, quienes ese mismo mes de enero, se establecieron en las habitaciones de la planta baja del Hotel Colonial, junto con su hija pequeña.

Más tarde el matrimonio Ortiz de Montellano del Puerto formó la sociedad Inmobiliaria Salmar S.A. de C.V. que, en 1986, le compró el inmueble a Margarita del Campo. Su hermana Amelia ya había fallecido.

Desde 1992, María Luisa Ortiz de Montellano del Puerto, que había llegado al hotel con sus papás siendo una niña (1959), ocupó el cargo de gerente general y a partir de 1998, el de administradora general de la sociedad Hotel Colonial de Puebla, S.A. de C.V.

Así luce actualmente la fachada del hotel. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Monumento histórico

Por su ubicación y su buena cocina, se volvió una costumbre de los poblanos ir a desayunar o a tomar un café en el restaurante del hotel. Incluso había grupos como los Bohemios que acostumbraban hacer ahí sus tertulias o sesiones.

“El edificio del Hotel Colonial está catalogado como monumento histórico por su arquitectura virreinal. Además, alberga uno de los ascensores más antiguos del país aun en funcionamiento instalado a finales del siglo XIX, y cuenta con una colección de retratos de todos los virreyes de la Nueva España en el salón homónimo”, concluye el investigador.

A lo largo de su historia, se hospedaron en el hotel diferentes personalidades de la política, como presidentes, gobernadores y altos funcionarios; también músicos, cantantes, artistas plásticos, empresarios, escritores, periodistas, lo que consta en su libro de registros.

Por mencionar algunos: Pascual Ortiz Rubio, Adolfo Ruiz Cortines, Fidel Velázquez, Maximino y Rafael Ávila Camacho, Jaime Torres Bodet, Antonio Carillo Flores, Manuel M. Ponce, Agustín Lara, Jorge Negrete, Chucho Navarro, Alfonso Ortiz Tirado, Emilio “El Indio” Fernández, Luis G. Basurto, Julián Soler, Pedro Armendáriz, Julián Slim (papá de Carlos), José García Valseca, Gastón Azcárraga Vidaurreta, Mario Fernández, Antonio Dovalí, Guillermo López Portillo y Emilio Madero, hijo del presidente.

Oficialmente, el Hotel Colonial de Puebla está catalogado como tres estrellas, pero en el extranjero es ampliamente recomendado por importantes guías turísticas, como de primera categoría.

Con banderas del mundo reciben a los huéspedes. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Los religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús llegaron a la Ciudad de los Ángeles a finales del siglo XVI. Para establecerse y como parte de su proyecto de formación religiosa, compraron diferentes propiedades.

Progresivamente los jesuitas adquirieron otros inmuebles, entre ellos una casa al sur de su propiedad y otras al poniente. Se cree que compraron la casa ubicada en la esquina de las antiguas calles del Espíritu Santo (4 Sur) y de Infantes (3 Oriente) para utilizarla como accesoria.


Para la segunda mitad del siglo XIX esta casa comenzó a operar como el Hotel Jardín. Entonces pasó a manos de diferentes administradores y recibió a infinidad de personajes distinguidos en diferentes ámbitos, como Francisco I. Madero. Actualmente es el edificio que ocupa el Hotel Colonial de Puebla.

El patio de la casa fue convertido en comedor principal por Manuel del Campo cuando adquirió el hotel en 1935 y le cambio el nombre a Hotel Colonial. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Inicia un legado

Los sacerdotes jesuitas llegaron a la Ciudad de los Ángeles en 1578, seis años después de que los primeros religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús llegaran a tierras mexicanas bajo la encomienda de educar a los naturales en diversas artes y oficios, además de enseñar el evangelio.

Al establecerse compraron propiedades que habían sido de Fernando Gutiérrez Pacheco de Villa Padierna, arcediano de la ciudad de 1564 a 1603, quien ejercía jurisdicción delegada por la sede episcopal.

Para 1581, los jesuitas ya poseían toda la manzana de las antiguas calles del Espíritu Santo (4 Sur) y de Alatriste (6 Sur), donde fundaron el Colegio del Espíritu Santo en 1586 (edificio Carolino) y la iglesia de la Compañía (1600). Este se convirtió en el inmueble de la Compañía de Jesús más grande del continente.

Dos años después, en 1583, adquirieron una casa en la manzana sur de su propiedad donde establecieron el Colegio de San Jerónimo (3 Oriente 403, callejón de John Lennon). Para 1588 compraron la casa al poniente del templo que era propiedad de Juan Barranco (estaba frente la iglesia de la Compañía), para demolerla y hacer una plazuela (hoy Plaza de la Democracia).

El proyecto de los jesuitas fue financiado por el capitán Melchor de Covarrubias, quien perteneció a una familia distinguida en México y Europa. Su mecenas no sólo los financió en vida, a su muerte, en 1592, les heredó todos sus bienes. Por ser su benefactor fue sepultado en la iglesia de la Compañía.

Este era el restaurante del Hotel Jardín que tenía ventanas a la calle de Infantes (3 Oriente). Actualmente ahí se encuentra el Centro de Negocios y la habitación 124. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Expulsión de jesuitas

“Para finales del siglo XVI la casa de la esquina de las antiguas calles del Espíritu Santo (4 Sur) y de Infantes (3 Oriente) que actualmente ocupa el Hotel Colonial, ya les pertenecía a los Jesuitas, porque la utilizaron como accesoria del Colegio de San Jerónimo”, expone el investigador David Ramírez Huitrón, fundador de Puebla Antigua.

Refiere que cuando los Jesuitas fueron expulsados por el rey de todos los territorios conquistados por España, en la segunda mitad del siglo XVIII, el obispo les asignó ese edificio a las monjas Jerónimas, cuyo convento está en la 7 Oriente 202.



“Ellas se encargaban del cuidado de la propiedad y lo rentaban (quizá como locales comerciales y vivienda). Se sabe que las monjas recibían 720 pesos (antiguos) de renta mensual por esta casa. Después les quitaron el edificio y se privatizó”, asegura.

Un padrón de 1835 dice que sobre la calle de Infantes (3 Oriente) había una tienda mestiza (vendían alimentos, utensilio de cocina, ropa, muebles, equipos de montar y otros) que era de Juan Anzures y una carnecería que le pertenecía a Francisco Díaz.

“Desde 1835 hasta la segunda mitad de este siglo (XIX) no hay más información de la casa. Dicen que le pertenecía al señor Covarrubias (no el mecenas), un hombre muy connotado y respetado de la ciudad. Primero la adaptaron como casa de huéspedes, después como hotel y comenzó a funcionar así después de la intervención francesa, por ahí de 1867-69”, detalla.

Dormitorio de la suite del hotel en la que se hospedó Francisco I. Madero en 1910, actualmente habitación 101. Ésta es la cama en la que durmió. El dormitorio tenía calefacción y un lavabo con agua fría y caliente. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Surge el Hotel Jardín

En la segunda mitad del siglo XIX el Hotel Jardín con domicilio en la antigua calle de Infantes 22 (3 Oriente y 4 Sur), era operado por Guiseppe (José) Bracchetti, un empresario italiano que era dueño del Café Roma ubicado en la 2 Norte y 2 Oriente.

El Hotel Jardín se promocionaba como el más limpio y arreglado del país. Además de contar con elevador, luz eléctrica, teléfono y restaurante francés, se recibía a los huéspedes en varios idiomas.

“José Bracchetti regenteaba el edificio pero no era suyo. Él tenía como residencia la parte de hasta arriba del hotel donde también estaba su despacho. Todos los días tenía que subir y bajar escaleras y siempre se tropezaba con un escalón que estaba al pie de su oficina. La narración popular dice que un día se hartó de tropezarse y mandó a traer un albañil que al momento de romper el escalón se encontró una caja con monedas de oro. Entonces le dio un dinero para que no dijera nada y se quedó con el tesoro”, señala.

Dicen que con ese tesoro Bracchetti compró la “Casa del que mató al animal” (3 Oriente 201, hoy El Sol de Puebla) y la convirtió en el Hotel Italia. Construyó el tercer piso del inmueble, lo equipo y lo convirtió en el mejor de la ciudad. Hasta contaba con agua caliente.

El comedor privado del Hotel Jardín con ventanas a la antigua calle del Espíritu Santo (hoy 4 Sur). En este lugar actualmente se encuentran los baños del restaurante. Nótese sobre el espejo la foto de Francisco I. Madero. Los pedestales junto al piano, aún existen en el Hotel Colonial. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

El investigador refiere que, al mismo tiempo, Bracchetti seguía administrando el Hotel Jardín, donde el 14 de mayo de 1910 se hospedó Francisco I. Madero como candidato del Partido Antirreelecionista a la presidencia de la República. Esto a pesar de la efervescencia política que se vivía debido a la sucesión presidencial después de los casi treinta años en los que había estado Porfirio Díaz en el poder.

“Por miedo a represalias en ningún hotel habían querido darle alojamiento al candidato, pero Bracchetti, bajo el argumento de que él era extranjero y, por tanto, ajeno a la política del país, decidió hospedarlo”, comenta.

Madero fue alojado en una suite ubicada en la esquina noreste del edificio (actualmente habitación 101), con balcones tanto a la calle del Espíritu Santo (4 Sur), como a la plazuela del templo de la Compañía (Plaza de la Democracia) y a la calle de Jarcerías (Juan de Palafox).

Sus partidarios se congregaron en la plazuela y calle aledañas y el candidato salió al balcón para incitarlos a luchar por la democracia. Dicen que a partir de ese discurso su campaña presidencial adquirió dimensión nacional. Según estimaciones de la época habló ante una multitud de 20 mil personas.

Exterior e interior del Hotel Colonial cuando fue reformado en 1935 al ser adquirido por Manuel del Campo. En la imagen se aprecian la antigua entrada al hotel, sobre la 3 Oriente, y la actual entrada principal, sobre la calle 4 Sur. A la derecha se observa parte del comedor principal que fue el patio de la casa desde que se construyó en la época virreinal. Foto: Colección David Ramírez Huitrón

Nace “El Colonial”

En 1935 Manuel del Campo adquirió el Hotel Jardín y lo restauró. Entre las adecuaciones que hizo fue convertir en comedor el patio al colocar un domo, construyó una fuente en la que puso el escudo de armas de su familia y cambió el acceso principal del hotel que estaba en la fachada de la 3 Oriente a la vuelta, sobre la calle 4 Sur (que se volvió peatonal en 1978). También le cambió el nombre a “Hotel Colonial”.

“Él lo manejo hasta los años cuarenta cuando falleció y se lo heredó a sus hermanas Margarita y Amelia. Las del Campo conservaron el edificio pero le vendieron la operación del mismo a José Tamborrel Suárez, quien vivía en la Ciudad de México y puso al frente un administrador”, dice.


“Para 1955 un español de la provincia de León que vivía en Veracruz, Agustín del Puerto Barba, con experiencia en la hostelería de aquella ciudad, le compró el negocio a Tamborrel para que lo administrara su hijo Agustín del Puerto Bello, agrega.

Esta es la suite del Hotel Colonial en la que se hospedó Francisco I. Madero en 1910, y el balcón desde el que incitó a sus seguidores a luchar por la democracia. La placa alusiva es de 1916. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

El hijo, Agustín del Puerto Bello, y su esposa, Rosa Valiente, llegaron al hotel el 16 de agosto de 1955. Ahí estuvieron cerca de cuatro años hasta que, en enero de 1959, Agustín le compró a su tía, hermana de su papá, el Grand Hotel de France de la ciudad de Orizaba.

Entonces, Agustín le vendió la operación del hotel a su hermana María Luisa y a su cuñado Salvador Ortiz de Montellano, quienes ese mismo mes de enero, se establecieron en las habitaciones de la planta baja del Hotel Colonial, junto con su hija pequeña.

Más tarde el matrimonio Ortiz de Montellano del Puerto formó la sociedad Inmobiliaria Salmar S.A. de C.V. que, en 1986, le compró el inmueble a Margarita del Campo. Su hermana Amelia ya había fallecido.

Desde 1992, María Luisa Ortiz de Montellano del Puerto, que había llegado al hotel con sus papás siendo una niña (1959), ocupó el cargo de gerente general y a partir de 1998, el de administradora general de la sociedad Hotel Colonial de Puebla, S.A. de C.V.

Así luce actualmente la fachada del hotel. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

Monumento histórico

Por su ubicación y su buena cocina, se volvió una costumbre de los poblanos ir a desayunar o a tomar un café en el restaurante del hotel. Incluso había grupos como los Bohemios que acostumbraban hacer ahí sus tertulias o sesiones.

“El edificio del Hotel Colonial está catalogado como monumento histórico por su arquitectura virreinal. Además, alberga uno de los ascensores más antiguos del país aun en funcionamiento instalado a finales del siglo XIX, y cuenta con una colección de retratos de todos los virreyes de la Nueva España en el salón homónimo”, concluye el investigador.

A lo largo de su historia, se hospedaron en el hotel diferentes personalidades de la política, como presidentes, gobernadores y altos funcionarios; también músicos, cantantes, artistas plásticos, empresarios, escritores, periodistas, lo que consta en su libro de registros.

Por mencionar algunos: Pascual Ortiz Rubio, Adolfo Ruiz Cortines, Fidel Velázquez, Maximino y Rafael Ávila Camacho, Jaime Torres Bodet, Antonio Carillo Flores, Manuel M. Ponce, Agustín Lara, Jorge Negrete, Chucho Navarro, Alfonso Ortiz Tirado, Emilio “El Indio” Fernández, Luis G. Basurto, Julián Soler, Pedro Armendáriz, Julián Slim (papá de Carlos), José García Valseca, Gastón Azcárraga Vidaurreta, Mario Fernández, Antonio Dovalí, Guillermo López Portillo y Emilio Madero, hijo del presidente.

Oficialmente, el Hotel Colonial de Puebla está catalogado como tres estrellas, pero en el extranjero es ampliamente recomendado por importantes guías turísticas, como de primera categoría.

Con banderas del mundo reciben a los huéspedes. Foto: Cortesía Hotel Colonial de Puebla

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