La Plaza del Charro de Puebla, que se empezó a erigir a mediados del siglo 20 en los terrenos que hoy ocupa el edificio de la Secretaría de Finanzas del Estado de Puebla (de la calle 22 sur a la 24 sur, con 11 oriente), por su diseño y características, fue una de las más importante que se realizó en el país, por lo que se convirtió en el principal impulsor de la charrería y el deporte hípico a nivel nacional.
El lunes 31 de octubre de 1955, este medio informó a la sociedad poblana, que la Asociación de Charros de Puebla manifestó que la Plaza del Charro sería un orgullo para la ciudad, y estaban en espera de que el Gobierno Estatal les diera luz verde para organizar el programa de inauguración del recinto, que fue realizada en su totalidad por el gobierno.
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DEPORTE Y TRADICIÓN
El Gobierno del Estado aprovechó los terrenos que circundaban a la antigua plaza y construyó un picadero y caballerizas para 47 animales, 30 para la charrería y 17 para el hipismo.
El lugar donde se adiestran los equinos y se aprende a montar, conocido como “picadero”, contó con las medidas e instalaciones reglamentarias, también fue dotado con una serie de obstáculos con empleados para la prueba “Cross Country”.
Para el cuidado y alimentación de los ejemplares, así como el derecho a tener ahí los enseres necesarios para la práctica del deporte, se contó con servicio de pensión para los caballos, y tuvo un costo diario de cinco pesos por animal.
El general Rodolfo Casillas y el capitán Francisco Carvajal, fueron los instructores del Plaza del Charro, además de un equipo de profesionales, entre ellos un médico veterinario, el jefe de caballerangos, y cinco más de estos que se ocuparan de un número ilimitado de equinos.
La Plaza del Charro fue concebida con el propósito de conservar la tradición de la charrería, una actividad cien por ciento nacional, pero también para impulsar la equitación, deporte que desde siempre, ha sido el favorito de un buen número de poblanos.