Ubicado en la emblemática 6 Oriente número 7 del Centro Histórico de Puebla, se encuentra un establecimiento de ropa con más de 80 años de historia: La Abeja. Este negocio, fundado por el libanés José Ale Exaire, ha sido un referente en la industria textil en la ciudad, especialmente conocido por su mezclilla tradicional y su ropa para trabajadores.
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La historia de La Abeja se remonta a los años en los que José Ale Exaire llegó a México debido a la inestabilidad política en su país natal, inicios de 1900. Desde joven, se dedicó a vender ropa resistente para trabajadores en distintos municipios de Puebla y Veracruz. Incluso aprendió a hablar náhuatl para poder comunicarse con las comunidades locales.
“Él fue y vino de México a su país, aprendió mucho de aquí, aún nos tocó escuchar a alguna persona que nos contó cómo le enseño a hablar náhuatl a mi abuelo, fueron muchas historias”, recuerda la tercera generación del establecimiento, que ahora están a cargo de darle vida al negocio.
Primer local
En la década de los años 30, con el objetivo de formalizar su negocio, José Ale Exaire alquiló un pequeño local en la 4 Oriente, cerca de la intersección con la 5 de Mayo en la ciudad de Puebla. Ahí comenzó a ofrecer su ropa, (como camisas, petos y pantalones), especialmente dirigida a obreros, campesinos y ferrocarrileros.
El nombre de La Abeja, lo hizo en honor al animal, ya que admiraba el cómo esta especie trabajaba día a día para conseguir miel, lo que hacía analogía a lo que él había vivido y al público dirigido que era su negocio, según recuerdan familiares.
Se mudan para dar mejores precios
Sin embargo, en 1941, José decidió trasladar su negocio a la 6 Oriente, ya que poseía una propiedad en esa ubicación. La idea detrás de este movimiento era poder vender la ropa a precios más bajos, evitando así el costo de la renta y beneficiando a sus clientes con precios más accesibles.
“Nos contaban que la idea de mi abuelo era vender accesible para los trabajadores, ya que sabía el esfuerzo que tenían en sus trabajos. Entonces su intención siempre fue dar barato, además de que algunos pagaban sus piezas a plazos”, mencionan.
Diego Rivera los visita
Un momento destacado en la historia de La Abeja ocurrió en la década de los 40, cuando el reconocido muralista Diego Rivera visitó la ciudad de Puebla, tras inaugurar el Barrio del Artista y descubrió el establecimiento.
Diego, quedó cautivado por una yompa de mezclilla y decidió adquirirla. Desde entonces, la prenda se ha convertido en un ícono del establecimiento y ha atraído a numerosos clientes, locales, nacionales y hasta internacionales.
“Hasta la fecha esa prenda sigue atrapando a la gente, se emocionan al saber que Diego estuvo aquí y que se llevó esa pieza, ese diseño lo hacía El Cisne (marca de ropa), pero desapareció, entonces se tuvo que mandar a rediseñar con otra marca, porque a mucha gente le gusta llevársela por el valor que lleva”, aseguran familiares.
Emma continuó el legado
Tras el fallecimiento del fundador, su hija, Emma Exaire Murad, asumió la responsabilidad del negocio durante varios años, mientras también se desempeñaba como maestra en el Colegio Benavente. Su popularidad como profesora atrajo a muchos estudiantes de dicha institución, generando un vínculo especial entre la comunidad escolar y La Abeja.
“Era muy querida como profesora, porque en serio venían muchos alumnos aquí del Benavente, compraban o simplemente pasaban a saludarla, se volvió un icono del establecimiento ella, la gente la reconocía, era muy padre”, relatan.
En 2021 cierran La Abeja
Desafortunadamente, en 2016, Emma falleció y el establecimiento quedó en suspenso por la continuidad, sin embargo, la tercera generación tomó el establecimiento durante cinco años, y en el 2021 decidieron cerrar.
Esta noticia dejó un sentimiento de nostalgia en los habitantes de Puebla, quienes habían visto a La Abeja como un símbolo de tradición y arraigo en la ciudad.
Retoman el negocio
A los pocos meses, ya en el 2022, otra rama de la tercera generación de la familia decidió retomar el negocio, generando gran alegría entre la población, según se percibía. Además, el local fue sometido a una remodelación para hacerlo más atractivo y acogedor, preservando así la esencia de La Abeja.
La Abeja actualmente luce adornado con distintas piezas que utilizó el fundador durante su estancia en Puebla, así como algunos reconocimientos de Emma cuando era profesora, esto con la intención de hacer homenaje a lo que construyeron. En ocasiones, parte de la clientela quiere comprar algunos de estos artículos, pero los encargados se niegan a venderlas, ya que sólo es para darle vista al local.
A la fecha, aunque ya no como en los años de apogeo, aún llegan pintores, soldadores y hasta ferrocarrileros a adquirir su ropa en la 6 Oriente. Así como otras personas adquieren mezclilla tradicional y algunas solo pasan para recordar el negocio.
“Somos sinceros, y a veces no hay ventas, pero cuando la gente entra y dice que venían de niños y veían a mi abuelo o a mi tía, ese tipo de detalles te llenan el día, te motivan, es muy gratificante saber eso”, agregan y finalizan.