Chipilo, mejor conocido como la pequeña Italia de México, es un lugar lleno de color, historia, tradiciones y leyendas, una de ellas es la de La Befana, una mujer que ayudó a los tres Reyes Magos para que llegaran a Belén cuando estaban perdidos y fue la única que quiso darles indicaciones cuando estuvieron a punto de rendirse.
Este lugar, es una localidad ubicada en el municipio de San Gregorio Atzompa y es muy conocido por ser un pueblo fundado por italianos de la región del Véneto. Está a sólo 40 minutos de distancia de la capital poblana, pero desde que se ve el letrero de bienvenida y se indica que es una ciudad hermanada con Segusino, provincia de Treviso en Italia, todo cambia. En cada esquina hay una pizzería, un lugar dedicado los helados italianos, a la leche o a los lácteos, su olor es muy peculiar y las fachadas son llenas de luces y balcones como si de verdad estuvieras en una región de Véneto.
Fue fundado en 1882 y hay dos historias, una que dice que el gobierno de México invitó a las comunidades italianas para que al asentarse en este lugar se promoviera el turismo y el desarrollo del campo, pero la que la mayoría de los habitantes de Chipilo cuentan tiene que ver con el desbordamiento del Río Pave que dejó sin nada a sus antepasados y en busca de trabajo emigraron a este lugar. En Chipilo, se siguen comunicando con el idioma originario del norte de Italia, el véneto, aunque ellos le dicen “idioma chipileño”, incluso continúan con varias tradiciones de la costa mediterránea, una de ellas, es la quema de La Befana.
La Befana o Vecchia Mantuana era considerada una bruja, pero una bruja buena y cuando los reyes magos se perdieron, les dio indicaciones para llegar a tiempo al nacimiento del niño Jesús. En agradecimiento, ellos la invitaron a su recorrido y que pudiera presenciar tan importante acontecimiento, pero dijo que no. Después de reflexionarlo unos minutos se arrepintió, buscó a los reyes, pero ya no los encontró, por lo que decidió salir y regalar dulces a los niños. El objetivo de regalar dulces fue hacerse perdonar por no poder presenciar dicho nacimiento y también con la esperanza de que alguno de ellos fuese el niño Jesús.
Pero…si era buena, regalaba dulces a los niños y ayudó a los reyes magos ¿por qué quemarla?. Bueno, en Chipilo tienen la costumbre de quemar lo viejo para empezar con lo nuevo y La Befana simboliza el término de la Navidad y el inicio del Año Nuevo.
Al quemarla, los pobladores de Chipilo hacen un acto simbólico para darle adiós oficialmente al año y dan paso para un nuevo ciclo, en donde, al igual que los demás mexicanos se proponen cumplir metas y muchos sueños. Ahora las cenizas de la Befana vagan por el mundo para traer paz y amor a los niños que esperan regalos de ella.
Desde hace dos años no se realizaba esta tradición por la contingencia sanitaria a raíz del coronavirus, por ello, este 2022 es importante, pues nuevamente los chipileños tuvieron la oportunidad de salir a las calles y seguir con sus tradiciones que hacen latir su corazón poblano e italiano. Incluso, los chipileños la consideran la cuarta reina maga, pues cuando eran niños les decían: “si no te portas bien la Mantuana no te va a traer juguetes”.
Héctor Mazzocco y Gabriel Mazzocco son parte del equipo organizador, compartieron que los 20 integrantes de este equipo se tardaron en su elaboración cuatro meses, mide 4 metros y hay que mencionar que la Mantuana fue hecha con periódico de esta casa editorial, de El Sol de Puebla. Cada año eligen a una mujer de Chipilo para que La Befana tenga un parecido con las habitantes de Chipilo y este año tuvo una careta para que no se olvide que esta comunidad también sufrió los estragos de la pandemia.
Fue a las 20:00 horas de este 5 de enero cuando La Befana dejó la iglesia principal de Chipilo y en un remolque la trasladaron al Polideportivo de Chipilo para su quema, durante el recorrido una persona disfrazada de La Befana saludaba a los pobladores y los invitaba a acudir. Llegando al punto, se pudo ver a un gran porcentaje de personas y era inevitable escuchar la mezcla del idioma, pues se combinaba la vertiente del italiano con el español y como buenos chipileños se les identificó por sus ojos claros y su tez más blanca.
A las 20:30 horas todos los presentes hicieron una cuenta regresiva para la quema, 3, 2, 1… ¡Feliz año!, fue lo que gritaron y siguieron fuegos artificiales y La Befana se empezó a quemar. El acto duró 15 minutos y posteriormente la persona que se vistió de esta mujer sacó una campana, pidió a los niños hacer una fila y a todos se les regalaron dulces, tal y como lo hacía Vecchia Mantuana.
