La Botica de San Miguelito, ubicada en la 3 Norte 1011 del Centro Histórico de la ciudad de Puebla, es un establecimiento que ha dejado una huella imborrable en la comunidad local. Inaugurada en 1935, se ha convertido en la botica más antigua del Barrio de Santa Rosa y ha sido testigo de innumerables historias y tradiciones a lo largo de los años. Por sus fórmulas magistrales y oficinales.
El fundador de esta emblemática botica fue Manuel Aguilar Aguilar, un oaxaqueño que adquirió el establecimiento tras recibirlo en traspaso de su dueña original. Con experiencia previa en la Droguería La Medina, propiedad de su padrastro, Manuel decidió seguir su pasión por la farmacia y establecer su propio negocio en la década de los 30.
“Él vendía medicina a granel como ambulante a las farmacias de Puebla como aspira, sal de uvas, productos populares en la gente, un día llegó aquí a la Botica y la señora dueña le entregó las llaves, le dijo que él se hiciera cargo, que ella ya no podía, mi papá al principio se negó ya que era mucho dinero, pero al final accedió. La señora vendía aquí unos dos años antes…, es decir ya lleva más de 90 años en la zona”, afirma José Manuel Aguilar Hidalgo, hijo del fundador del establecimiento.
A pesar de que llegó a ser competencia de La Medina, no hubo problemas con el emprendimiento, señala José Manuel, quien luego de una destacada trayectoria como médico, desde 1990 está a cargo de la Botica: “No hubo problema, hasta la fecha se siguen vendiendo los mismos productos, lo único que han llegado a cambiar son los precios, pero es por temas administrativos creo yo, somos una farmacia mucho más pequeña”.
Un dato que mucha gente desconoce, indica Manuel, es que el negocio lleva ese nombre, ya que la calle se llama así, incluso hay una placa colocada en una esquina, sin embargo, sólo se le llama como ´la 3 Norte´.
Se ganó la gente
En la década de los años 30, rápidamente, ganó la confianza y el aprecio de la clientela, especialmente de aquellos que trabajaban en el Mercado de La Victoria y en la zona, convirtiéndose en una figura popular en la comunidad por los remedios que vendían.
La Botica de San Miguelito se hizo famosa por ofrecer una amplia variedad de productos que eran populares en esa época. Desde el famoso "pan puerco" utilizado para el empacho, hasta el "ungüento del soldado" para combatir los piojos.
La botica se convirtió en un lugar de referencia para aquellos que buscaban remedios tradicionales y efectivos. Mismos que a la fecha continúan siendo consumidos por los poblanos, las nuevas generaciones llegan al establecimiento.
Más de 600 productos
A lo largo de los años, la oferta de la botica se ha diversificado y actualmente cuenta con más de 600 productos a la venta, que incluyen pomadas, lociones, aguas, bálsamos, semillas, raíces, tinturas, extractos y mucho más.
Una de las principales razones por las que la gente sigue acudiendo a la Botica de San Miguelito es por sus fórmulas magistrales y oficinales, unas hechas en la CDMX y otras en el mismo negocio.
Estas preparaciones personalizadas, elaboradas con cuidado y conocimiento por los farmacéuticos de la botica, han ganado una reputación de eficacia y confiabilidad. Muchas personas confían en estas fórmulas para tratar sus dolencias y mejorar su bienestar.
La gente al entrar a San Miguelito aún puede apreciar algunas de las piezas que han perdurado a lo largo de los años, como frascos (que servían para almacenar y clasificar los productos) que son exhibidos en su estantería de madera.
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Chamanes aún llegan
Pero más allá de ser simplemente una botica, San Miguelito ha trascendido su función original y se ha convertido en un tesoro histórico y cultural para la comunidad de Puebla. Muchas familias han acudido a este establecimiento durante generaciones, siguiendo una tradición arraigada en las calles del Centro Histórico. Incluso chamanes y curanderos visitan la botica para obtener los productos necesarios para llevar a cabo sus rituales y prácticas ancestrales.
A través de los años, ha sido un punto de encuentro para las personas que buscan remedios naturales y efectivos, así como para aquellos que valoran la tradición y la historia. Además, la botica ha sabido adaptarse a los tiempos modernos, manteniendo una amplia gama de productos y servicios para satisfacer las necesidades cambiantes de sus clientes.
Una clienta, quien se dedica a realizar rituales desde hace 30 años, explica que, desde su abuela, ha acudido a la botica para poder continuar con sus ´trabajos´, “Viajamos, nosotros no somos de la capital, desde hace años venimos aquí para seguir laborando”, menciona.
Seguir con el legado
El hijo del emprendedor, señala que el legado de su padre perdura a través de los años, atrayendo a personas de todas las generaciones y manteniendo viva la cultura farmacéutica tradicional, espera esto continúe por más tiempo.
Es importante mencionar, que el responsable sanitario actual de la Botica es el químico José Carlos Reyes Téllez.