La Catedral de Puebla es uno de los elementos más representativos de ciudad que ha estado presentes desde hace muchos años. Está a un costado del zócalo, por lo que además de ser un centro religioso de los católicos, también es uno de los recintos más visitados por los turistas de otras entidades o incluso naciones.
Su construcción empezó al poco tiempo de que se fundara la capital poblana, sin embargo, pasó por diferentes inconvenientes que aplazaron su edificación. De este modo fue como tuvieron que pasar varias décadas para que pudiera utilizarse, por lo que el periodo de su elaboración se dividió en bloques.
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Este templo se creó bajó un estilo barroco español, que sobresale del primer cuadro del Centro Histórico por sus dos Torres, que tienen una altura de 70 metros aproximadamente; sin embargo, este rasgo pudo haber sido diferente.
El diseño original de la Catedral
La construcción de la catedral empezó en 1575 por una sugerencia realizada por fray Julián Garcés, obispo de Tlaxcala. Esa idea fue apoyada por las autoridades virreinales que ordenaron un templo con mayores dimensiones.
En los planos originales se estableció que este recinto tendría cuatro torres, dos adelante y dos atrás, esta decisión se hizo tomando en cuenta un famoso diseño español que era muy popular en aquella época.
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La obra estuvo a cargo del arquitecto Francisco Becerra. Sin embargo, se presentaron varios problemas que frenaron este proyecto en 1626. Tras diferentes ajustes, Juan de Palafox y Mendoza la consagró en 1649, pero en ese momento no contaba con fachada ni con torres.
La constricción de las torres
Fue así como años después se inició con el levantamiento de la torre norte, a la que le pusieron campanas con el objetivo de que pudieran generar un gran sonido. Más tarde se puso en marcha la construcción de la otra torre siguiendo el diseño original.
De acuerdo con los historiadores, este segundo levantamiento tomó cerca de 100 años, pues estuvo listo en 1768, por lo que entre cada torre hay un siglo de diferencia. A pesar de todas las dificultades, se intentó continuar con los planes del inicio.
No obstante, se registraron otras circunstancias que impidieron la creación de las torres que faltaban; solo colocaron dos cubos de escaleras que hubieran servido para subir a ellas, pero ahora solo son una prueba de que alguna vez estuvieron contempladas. Los representantes eclesiásticos le dedicaron el templo a la Inmaculada Concepción.