En el corazón del centro histórico de Puebla, sobre la calle 16 de Septiembre número 503, se encuentra un establecimiento que ha cautivado a los poblanos durante generaciones, especialmente por sus cocteles: la marisquería La Concha Dorada, que opera desde el año de 1956.
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Sus orígenes se remontan a la pasión de un hombre originario de Tepeyahualco, Puebla, el señor Felipe Álvarez, quien logró transformar su amor por los mariscos en un negocio exitoso que ha trascendido el paso del tiempo.
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El fundador de La Concha Dorada, un clásico poblano, llegó a Puebla con una idea emprendedora. Inicialmente abrió un pequeño negocio de frutas, pero pronto descubrió que su verdadera pasión residía en los mariscos que había disfrutado en sus viajes de trabajo por las costas. Guiado por este amor, decidió abrir un establecimiento junto con su esposa Guillermina Pérez, bautizándolo con el nombre de La Concha Dorada.
En sus inicios, La Concha Dorada se ubicaba en un pequeño espacio sobre la 5 Poniente del centro histórico. A pesar de las limitaciones de espacio, el negocio logró ganar el corazón de los poblanos con sus cocteles de camarón, que la gente disfrutaba de pie, ya que no había mesas.
“Mi papá tenía mucha sazón, le llamaba la atención, entonces como le gustaban mucho los mariscos es que decide empezar a venderlos en la ciudad (…) antes el centro era lo más importante que tenía Puebla (…) a pesar de que comían en la calle las personas, eran felices”, comenta Maricruz Álvarez, hija de los fundadores.
Cambio de Ubicación
Tal fue el éxito de este concepto que, después de unos años, el señor Álvarez decidió mudar el establecimiento a un local más amplio sobre la calle 16 de Septiembre, entre 5 y 7 Poniente, pero en el año 1956, es por eso que la hija comienza a contar la historia del establecimiento a partir de esa fecha.
“El negocio llevaba más años, pero nosotros comenzamos a contar la historia desde 1956, yo creo llevaba unos tres años más, fue a inicios de los años 50, decidimos empezar nuestra historia a partir de ese año porque no tenemos la fecha exacta, sabemos que estuvo, la gente lo recuerda bien”, afirma la hija.
La nueva ubicación, en pleno centro de Puebla, resultó ser un punto estratégico para el crecimiento de La Concha Dorada. Rodeada de oficinas gubernamentales, zona estudiantil y lugares de culto, la marisquería se convirtió en un punto de encuentro para vecinos, comerciantes y visitantes, comenta Maricruz:
“La gente recibió muy bien el cambio, era una calle de mucho movimiento, aquí pasaba el transporte público, enfrente era muy concurrido por Correos y Telégrafos de México, a la vuelta estaba Tránsito, todo era de movimiento”.
Testigos de la época aseguran que los cocteles de La Concha Dorada se distinguían y distinguen por su sabor único, más dulce y menos espeso que los preparados en las costas.
La cercanía a una zona religiosa
Por su cercanía con la Catedral, la zona era reconocida en su momento por ser muy religiosa, y las personas al salir de misa los domingos acudían por sus cocteles al establecimiento de la 16 de Septiembre.
Era tan bonito ese ambiente, muy pocas veces se ha vuelto a vivir así, venía muchísima gente religiosa aquí, las familias, la gente se veía muy contenta, eran bastantes personas, todo ha cambiado y muy pocas veces se han vuelto a sentir esas vibras indica la hija.
Como anécdota que recuerda el negocio, hace algún tiempo una pareja que estaba por casarse en la Catedral, minutos antes de que fuera su ceremonia religiosa acudió a La Concha Dorada para comerse su coctel, ya que le confesaron a Maricruz ahí había sido su primera cita y se prometieron que antes de casarse iban a acudir.
Pedro Ángel Palou, uno de sus clientes preferidos
A lo largo de los años, La Concha Dorada se ha convertido en un ícono gastronómico de Puebla. Incluso el fallecido escritor poblano Pedro Ángel Palou (colaborador en esa época de El Sol de Puebla) se contaba entre los clientes más asiduos, acudiendo a disfrutar de los cocteles tras sus reuniones en la zona.
“Él conocía a mi papá, entonces Pedro venía, me decía ‘hola Felipilla’ y me agarraba los cachetes, venía una vez a la semana más o menos, ya era muy tradicional, me trae un recuerdo muy bonito eso, de las últimas veces le pedí una foto por la nostalgia, porque él conoció a mi papá y me hacía pensar en él”, expresa Maricruz.
También han acudido personajes de la farándula, como Dana Paola, Violeta Isfel, Freddy y Germán Ortega (Los Mascabrothers), por mencionar algunos.
Tras el fallecimiento de los fundadores, su hija Maricruz Álvarez ha continuado con el legado familiar, manteniendo viva la esencia que ha caracterizado a La Concha Dorada a lo largo de su historia.
La Concha Dorada un "lugar de paso"
Una regla no escrita, pero que han forjado los comensales, es que sólo se acude a la marisquería cerca de 15 minutos y luego se retiran. La gran mayoría de personas se ha acostumbrado a comerse su coctel e irse rápidamente para continuar con sus actividades.
Además de los cocteles, a la carta también se le suman alimentos como empanadas de pescado, cazuela de mariscos, mojarra, pulpo, camarones, pozole con mariscos, entre otros más.
Peatonalización ha favorecido a incrementar los clientes
En 2023, la peatonalización de la calle 16 de Septiembre ha brindado una nueva oportunidad a este establecimiento emblemático. Ahora los transeúntes pueden levantar la mirada y descubrir los tesoros gastronómicos que se esconden en el corazón de Puebla, entre los que se destaca la marisquería La Concha Dorada, señala Maricruz:
Hay más vista, nos ha beneficiado, ha cambiado el aspecto de cómo visitar el centro, es una oportunidad para que las personas puedan ver los negocios que mantienen a la ciudad viva, da gusto esto, yo estoy feliz en el Centro
La Concha Dorada se ha convertido en un testigo mudo de la evolución de Puebla, manteniendo viva la tradición de deleitar a los poblanos y visitantes con sus cocteles de camarón.
“Trato con mucho amor al negocio, son más de seis décadas, ha habido muchas crisis en el país, realmente se necesita mucho amor para seguir, implica muchos gastos, pero estamos contentos por seguir complaciendo a las personas, espero que mis hijas sigan”, finaliza la actual encargada de este clásico poblano.
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