La Ópera, ubicada en la calle 16 de Septiembre, entre 13 y 15 Poniente, de la ciudad de Puebla, es una cantina con una historia que se remonta a la década de los 40. Fundada por el señor Pedro Montesinos, este establecimiento se ha convertido en un ícono cultural y social de la ciudad.
Esta cantina fue abierta en los 40 del siglo pasado por un hombre inquieto y apasionado por el arte de la coctelería. Antes de establecer su propio negocio, Montesinos trabajó como bartender en reconocidos hoteles de la época, como el Oxford (ahora llamado Royalty) y Lastra de Puebla.
Además, tuvo la “fortuna” de aprender de Pedro Chicote, considerado el mejor barman del mundo en aquel entonces, describen los familiares de Montesinos: Manuel y Jorge (hijo y nieto), quienes ahora están a cargo del negocio:
“Era muy inquieto para atender a la gente y donde lo llamaban iba: presidentes, gobernadores, diputados, artistas, era muy requerido por la flor y nata de Puebla, sumándose el maestro que tuvo, podemos decir que son más de cien años de historia con la quinta por la trayectoria de él, la historia es más atrás de los 40”.
El Menyul y su magia
En sus primeros años, el establecimiento llevó el nombre de El Rinconcito Poblano y posteriormente El Retiro. Fue en este periodo que Montesinos introdujo su bebida característica, el “Menyul”, que se convirtió en un éxito y atrajo a numerosos clientes.
La bebida estelar, desde sus inicios, está hecha a base de hierbabuena, azúcar, crema de cacao, ron obscuro, entre otros ingredientes más. “Te ayuda a la resaca, la cruda, es su peculiaridad, es un coctel muy bueno que siempre ha gustado”, menciona Manuel.
De El Retiro a La Opera
Inspirado por la presencia de cantinas con el mismo nombre ubicadas en Francia, España y México, Pedro Montesinos decidió cambiar nuevamente el nombre de su establecimiento a La Ópera. Aunque encontró problemas legales con los dueños de las otras cantinas con el mismo título, Montesinos logró registrar sus bebidas y la fonética, asegurando así su identidad única.
“A mi papá le encantaba la Ópera de México, entonces dijo que él quería que su bar se llamara así, se le puso el nombre, tuvimos problemas por el nombre con los encargados, pero tuvimos la suerte de que teníamos nuestras propias bebidas, entonces registramos la bebida y la fonética y desde ahí nos dejaron de molestar, ahora hay Ópera en cuatro lugares del mundo, pero ninguna con nuestra bebida”, destaca el hijo de Pedro.
Mujeres y hombres, un espacio para todos
Durante muchos años, La Ópera fue conocida por ser un espacio exclusivo para hombres de diferentes clases sociales. Sin embargo, con el paso del tiempo, el lugar ha evolucionado y ahora recibe a una clientela más diversa. Actualmente, la proporción de hombres y mujeres es de aproximadamente 60 % hombres y 40 % mujeres, y también atrae a personas de diferentes nacionalidades.
“No estaba bien visto que fueran mujeres a las cantinas, pero poco a poco se les fue invitando con discreción para que llegaran. A establecimiento, también vino mucho personaje famoso de Puebla, es más todavía vienen muchos. Hay muchas anécdotas, pero no podemos decir nombres porque son gente fuerte de la ciudad, entonces tenemos un dicho: ‘lo que pasa aquí se queda aquí’. Le tenemos respeto a su privacidad, afortunadamente no ha pasado nada malo”, revela el nieto, Jorge.
Desafíos superados
La cantina ha enfrentado diversos desafíos a lo largo de su historia. Uno de ellos fue su ubicación frente a una iglesia (La Mansión Clerical de San Juan Nepomuceno) y una escuela (Escuela Libre de Derecho), algo que no está permitido en los reglamentos municipales para los bares. Sin embargo, debido a su arraigada historia y a su importancia cultural, el lugar ha logrado mantenerse en funcionamiento a pesar de las restricciones.
“Algunas personas nos trataron de quitar, somos la única cantina a la que se le ha permitido estar frente a escuela e iglesia, pero es que llegamos antes que la escuela, solo la iglesia tenía más antigüedad, pero por nuestra trayectoria se nos ha dejado”, afirman el hijo y nieto de Pedro, quienes además presumen de estar a cargo de una de las tres cantinas más antiguas de Puebla, junto a La Pasita y a La Terminal, que también se ubican en el Centro Histórico.
Familia Montesinos: Guardianes de la tradición
Manuel, de 68 años de edad, y Pedro, de 38, actualmente están a cargo de La Ópera, y ya están preparando a la cuarta generación para que el negocio perdure y no se pierda, además de que no quieren que una persona externa a la familia se apropie del establecimiento, ya que, comentan, les han intentado robar su esencia.
“Es un negocio familiar, no queremos incluir a más personas porque luego nos copian y se lo quieren llevar a otros lugares, podría decirse que somos celosos y es normal. Nosotros conservamos la coctelería tradicional que nos dejó don Pedro Montesinos”, añaden.
El espacio, que es propiedad de la familia Montesinos, actualmente luce con fotografías antiguas, banderas de distintas nacionalidades, cuadros, reconocimientos, entre otros objetos más de valor sentimental que les han regalado a lo largo de las ocho décadas de existencia.
La cantina La Ópera, fundada por Pedro Montesinos desde hace 83 años, es un lugar emblemático en la ciudad de Puebla. A través del tiempo ha sido testigo de cambios sociales y culturales, adaptándose para recibir a una clientela diversa y abriendo sus puertas a hombres y mujeres por igual.