La indulgencia de la Porciúncula, también conocida como el Perdón de Asís, es una de las prácticas más veneradas dentro de la tradición católica, que remonta sus orígenes al siglo XIII. Este acto permite la remisión total de la pena temporal por los pecados, ofreciendo a los fieles una oportunidad especial para recibir el perdón divino.
Antes, los creyentes que querían obtenerla debían ir a lugares específicos como la 'Tierra Santa', pero los líderes religiosos han dicho que se puede conseguir en cualquier lugar del mundo, siempre y cuando se acuda a cualquier templo dedicado a San Francisco de Asís, en la víspera de su fiesta central.
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Esto fue confirmado por el Hno. Gonzalo Cateriano, exprovincial de los Franciscanos Capuchinos de Perú; así lo explicó el portal especializado ACI Prensa. En la actualidad, sigue siendo una práctica activa y significativa.
¿Cuál es su origen?
Su historia comienza con San Francisco de Asís; según la tradición, recibió la visión de Cristo y la Virgen María en la pequeña capilla de la Porciúncula, situada cerca de Asís, Italia. En esta visión, se le concedió la gracia de obtener una indulgencia plenaria para todos aquellos que visitaran la capilla.
La Porciúncula, cuyo nombre significa "pequeña porción", era una capilla dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles. Este santo la consideraba un lugar de importancia espiritual y fue allí donde fundó su orden. El templo fue restaurado por él y se convirtió en un centro de devoción y peregrinación.
De acuerdo con Catholic.Net, se cree que Francisco, antes de su vida espiritual, era conocido solo como Francisco y tuvo una vida llena de libertinaje. Decidió separarse de ella y fue así como encontró su camino nuevamente.
La indulgencia de la Porciúncula fue formalmente aprobada por el Papa Honorio III en 1216. Desde entonces, se dice que permite a los creyentes reconectar con su fe y encontrar consuelo en la misericordia divina.
¿Cuándo se conmemora?
Cada año, el 2 de agosto, miles de católicos se presentan en estos recintos para formar parte de las celebraciones y obtener la indulgencia. La jornada incluye misas, confesiones y momentos de oración, todos orientados a la renovación espiritual y al fortalecimiento de la fe.
Para obtenerla, los fieles deben cumplir con ciertas condiciones, como la confesión sacramental, la comunión eucarística, la visita a una iglesia franciscana o parroquial y la oración por las intenciones del Papa.
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En algunas comunidades, este día se reúnen los creyentes para llevar a cabo diferentes celebraciones, aunque resaltan los actos religiosos. En lugares como México, existen varios recintos en los que se puede obtener.