/ lunes 25 de octubre de 2021

Leyendas de Puebla: El asaltante asesinado que volvió para buscar la indulgencia

El Barrio de Analco es uno de los más icónicos de Puebla y las leyendas que guardan sus calles no son la excepción

Puebla es cuna de diversas leyendas y el Barrio de Analco no es la excepción, así lo demuestra la leyenda de “El Callejón del Muerto” que una tarde lluviosa de 1785 en la que Doña Juliana Domínguez entró en labor de parto.

La también esposa de Anastasio Priego, propietario de la antigua hostería “Mesón del Priego”, comenzó a sufrir retortijones y la desesperación no se hizo esperar, por lo que pese a la tempestad el hombre no pudo esperar y salió a buscar a la partera de la región, no sin antes tomar su espada para protegerse.

Mientras caminaba sobre el Callejón de Yllescas, ubicado en la ahora denominada calle 12 Sur, entre la 3 y 5 Oriente, en la que se encontró con un hombre de gran corpulencia y apariencia malvada, que resultó ser un asaltante.

El maleante amenazó al hombre con que si no le daba oro le arrebataría la vida, ante lo que Anastasio decidió blandir su espada y clavarla en el corazón del malhechor, quien de manera inmediata cayó muerto.

Tiempo después del hecho, el cadáver fue rodeado por curiosos que comenzaron a orar por el alma del hombre, por lo que desde entonces a esta calle se le conoce como “El Callejón del Muerto”.

Pero este nombre cobró fuerza luego de que vecinos del lugar afirmaran que, tras el paso de los días, el hombre asesinado se aparecía justo en días lluviosos para deambular sin rumbo.

En el lugar incluso fue colocada una cruz blanca para el alma del asaltante, e incluso Don Marcelino Yllescas mandó a oficiar misas por su descanso.

Pasaron los años y una tarde nublada el párroco de la iglesia del Barrio de Analco fue interceptado por un desesperado hombre que lo tomó del brazo y le pidió que lo confesara, ante lo que el sacerdote accedió, luego del paso de varias horas el sacristán decidió entrar al templo y tras acercarse el confesionario descubrió que ni el padre Panchito ni el hombre estaban ahí.

Al día siguiente el sacerdote no llegó para oficiar la misa de las 7 am, por lo que fueron a buscarlo a su casa y su sorpresa fue que lo encontraron grave de salud, por lo que, al ser confesado, el padre indicó que le había dado la absolución a un hombre que había muerto mucho tiempo atrás y había llegado con el permiso de Dios para obtener el descanso eterno, pero fue tal la impresión que el padre perdió la vida, mientras que del fantasma del asaltante se sabe que jamás se volvió a aparecer en el lugar, pero la leyenda de “El Callejón del Muerto” se conserva.

Puebla es cuna de diversas leyendas y el Barrio de Analco no es la excepción, así lo demuestra la leyenda de “El Callejón del Muerto” que una tarde lluviosa de 1785 en la que Doña Juliana Domínguez entró en labor de parto.

La también esposa de Anastasio Priego, propietario de la antigua hostería “Mesón del Priego”, comenzó a sufrir retortijones y la desesperación no se hizo esperar, por lo que pese a la tempestad el hombre no pudo esperar y salió a buscar a la partera de la región, no sin antes tomar su espada para protegerse.

Mientras caminaba sobre el Callejón de Yllescas, ubicado en la ahora denominada calle 12 Sur, entre la 3 y 5 Oriente, en la que se encontró con un hombre de gran corpulencia y apariencia malvada, que resultó ser un asaltante.

El maleante amenazó al hombre con que si no le daba oro le arrebataría la vida, ante lo que Anastasio decidió blandir su espada y clavarla en el corazón del malhechor, quien de manera inmediata cayó muerto.

Tiempo después del hecho, el cadáver fue rodeado por curiosos que comenzaron a orar por el alma del hombre, por lo que desde entonces a esta calle se le conoce como “El Callejón del Muerto”.

Pero este nombre cobró fuerza luego de que vecinos del lugar afirmaran que, tras el paso de los días, el hombre asesinado se aparecía justo en días lluviosos para deambular sin rumbo.

En el lugar incluso fue colocada una cruz blanca para el alma del asaltante, e incluso Don Marcelino Yllescas mandó a oficiar misas por su descanso.

Pasaron los años y una tarde nublada el párroco de la iglesia del Barrio de Analco fue interceptado por un desesperado hombre que lo tomó del brazo y le pidió que lo confesara, ante lo que el sacerdote accedió, luego del paso de varias horas el sacristán decidió entrar al templo y tras acercarse el confesionario descubrió que ni el padre Panchito ni el hombre estaban ahí.

Al día siguiente el sacerdote no llegó para oficiar la misa de las 7 am, por lo que fueron a buscarlo a su casa y su sorpresa fue que lo encontraron grave de salud, por lo que, al ser confesado, el padre indicó que le había dado la absolución a un hombre que había muerto mucho tiempo atrás y había llegado con el permiso de Dios para obtener el descanso eterno, pero fue tal la impresión que el padre perdió la vida, mientras que del fantasma del asaltante se sabe que jamás se volvió a aparecer en el lugar, pero la leyenda de “El Callejón del Muerto” se conserva.

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