Quién no conoce o por lo menos a escuchado de la "Fuente de los Muñecos”, enclavada en el Barrio de Xonaca entre lo que hoy son la 18 y 22 Oriente, pero ¿conoces la historia que hay detrás de este pequeño monumento?
Fue en una mañana de los 1900 que la madre naturaleza arrojó sobre Puebla una fuerte tormenta nunca antes vista en la ciudad al grado que el día se tornó pesado, las nubes se opacaron y reinó la oscuridad.
El diluvio obligó a que los grandes portones y ventanales de las casas se cerraran pues crujían con el choque del agua y el viento en su contra, tal fue la furia de la naturaleza que los más pequeños buscaron esconderse ante lo aterrador de lo sucedido.
El vendaval hizo que las calles del entonces Barrio de los Catrines quedaran casi desiertas y fue un casi porque a lo lejos se podían ver dos siluetas, se trataba de Beatriz, de seis años, y Miguel, de siete que buscaban guarecerse de la lluvia bajo una sombrilla azul que poco los protegía.
En medio del caos, una extraña, pero familiar figura, se abrió paso entre la lluvia y de manera sorprendente el agua, el viento, las manecillas del reloj y la vida se detuvieron, hasta que la forma llegó a los pequeños para extenderles una larga y gélida mano en gesto de ayuda.
De aquellos niños que se dirigían a la escuela nada se supo, pese a la ardua búsqueda que emprendieron los padres de los menores y vecinos de la zona, pues nunca llegaron ni a la escuela, ni a su hogar y sobre la figura que les tendió la mano nadie supo dar una razón; algunos afirmaron que la lluvia hizo que cayeran en un pozo, pero nada se pudo confirmar de esto.
Aquellos pequeños eran hijos de un caballerango de Maximino Ávila Camacho, quien fue gobernador de Puebla de 1937 a 1941 y que justo construyó en esta zona su casa de verano.
Era tal la estima del general para/con la familia de los infantes, que ordenó la construcción de una fuente con azulejos de talavera, un pedestal y dos figuras de niños justo en la zona de la tragedia.
Así que, si te sientes capaz de vivir lo sobre natural visita de noche la tradicional “Fuente de los Muñecos", pues cuentan que a esas horas estas figuras inanimadas cobran vida para jugar, correr y hasta reír por las calles empedradas del Barrio de Xonaca.