El Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, situado en la capital poblana, conserva un gran archivo histórico al interior de cada exposición fotográfica y en los 96 equipos rodantes que conforman la colección de este recinto.
Este museo reúne un poco más de 24 mil piezas en su acervo cultural, las cuales poseen individualmente una historia, debido a que, las que sirvieron como herramientas de trabajo para los ferrocarrileros de los años ochenta y noventa tienen las iniciales de su nombre marcadas.
“Todas las piezas son importantes porque son testigos fieles de la historia que marcó el ferrocarril en el país, representa el trabajo de los ferrocarrileros, incluso son objetos emotivos para quienes formaron parte de él”, señaló María de la Paz González, responsable de Colecciones.
Este año el museo cumple 35 años de haber sido fundado, es por ello que las 46 personas que conforman el equipo de conservación y difusión de este recinto buscan dar a conocer la historia que trae consigo este lugar.
En este recinto se encuentran al menos ocho locomotoras de vapor, una locomotora eléctrica, nueve diésel eléctricas, dos diésel hidráulicas, ocho coches de pasajeros, 12 coches especiales de diferentes tipos (considerados de lujo, pues en estos viajaban personajes famosos, contaban con recamaras con baño, cocina, comedor y una pequeña sala), dos coches comedor, seis coches dormitorio, dos bares, tres coches exprés y cuatro autobuses.
Además, hay autoarmones, también conocidos como motorcitos, que eran vehículos motorizados que transportaban trabajadores. Asimismo, se pueden encontrar algunas de sus herramientas de labores como barretas de líneas, escantillones, hachazuelas, marros, palas y tenazas para riel.
Existe además un gran almacén al interior de este museo, una zona restringida a los visitantes, en donde albergan cerca de 10 mil 700 herramientas, utensilios, piezas mecánicas y objetos personales de quienes participaron en esta época ferroviaria.
Aunque no es posible conocer con exactitud la antigüedad de estas piezas, los especialistas del lugar estiman que fueron utilizadas a finales del año 1800 y la más reciente corresponde aproximadamente al año 1980.