Uno de los elementos más importantes de la religión católica es el Santo Rosario, pues es la manera en la que los fieles pueden conectarse con la Virgen María, pues incluso el Papa San Juan Pablo II llegó a afirmar que esta era su oración favorita y tal es su importancia que cada 7 de octubre se celebra la fiesta de Nuestra Señora del Santo Rosario, dedicada a la Madre de Dios.
Y al igual que con otros personajes del fervor católico, a manera de preparación del alma para celebrar su fiesta de una manera más plenas, existe una novena en honor a esta virgen, la cual debe ser rezada desde el 28 de septiembre y hasta 6 de octubre, por lo que si no sabes la manera en que se debe rezar aquí te contamos cuales son las partes esenciales de cada día.
¿Cómo se debe rezar la novena a Nuestra Señora del Santo Rosario?
Al igual que con otras oraciones de este tipo, a lo largo de los nueve días se comienza con la persignación, seguido del rezo del Acto de contrición, seguido de una oración inicial dirigida a la Madre y clementísima Virgen del Rosario, posterior a ello se deberá continuar con las plegarias propias de cada día, en el caso del primero dedicada al agradecimiento de la elección que hizo el omnipotente para designarla madre de Cristo.
El segundo día se encuentra enfocado en pedirle que selle con su nombre el memorial de las súplicas que los fieles se encuentren realizando, en tanto que el tercer día se encuentra enfocado en pedir que el mundo entero abrace abrase su santa devoción para gozar de su espíritu, mientras que el cuarto día es una solicitud para que muera toda impureza, además de que habite en el alma de los creyentes el Señor.
En lo que respecta al quinto día es una alabanza que parte de la mítica frase “Bendita tú eres entre todas las mujeres”, mientras que en el sexto día es un lamento de los fieles por la comisión de una gran cantidad de pecados, por lo que el séptimo día es una solicitud de para que Nuestra Señora del Santo Rosario no permita que las almas se pierdan y sea comprada con la sangre de Jesús.
Sobre el octavo día, este corresponde a una remembranza de un pasaje en el que el Rey Soberano de la Gloria le afirmó a aquella mujer “tú eres mi madre”, concluyendo los nueve días con la solicitud para que la sagrada imagen conceda a quienes se unieron en oración por ella el consuelo de morir bajo su protección cuando este momento llegue.
Posterior a los ritos propios de cada día, la oración concluye con la Consagración a la Virgen, seguido de una oración final dedicada a la Santísima Virgen, Madre de Dios, así como nuevamente la persignación, siendo a lo largo de los nueve días lecturas y plegarias cortas con la intención de que el alma se encuentre pura al momento de celebrar esta tan venerada figura del catolicismo.
Cabe recordar que a la Virgen María se le atribuye el rezo del Santo Rosario, pues cuenta la tradición que fue la propia Madre de Dios la que se le apareció a Santo Domingo de Guzmán para enseñarle rezarlo, además de pedirle que propagara esta práctica con la promesa de que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.