El terreno que ocupa el Parque Juárez se remonta a la fundación de la ciudad, cuando se delimitaron los solares y la zona que hoy abarca el jardín quedo comprendida dentro de los terrenos del Molino de Huexotitla, que cedió esa parte de la propiedad para fines recreativos durante la segunda mitad del siglo XX.
El Parque Juárez ha sido referente de la ciudad por cuatro décadas en las que ha dado cobijo a los poblanos que gustan de ejercitarse y disfrutar la naturaleza, además, sus arboledas son testigos perennes de historias que han llenado de alegría a la sociedad. Este es su origen.
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UNA EXTENSA ZONA AL SUR
Uno de los 33 españoles que llegaron a fundar la Ciudad de los Ángeles fue, don Alonso Martín Pérez, cuya función era delimitar los solares y repartirlos para que se comenzaran a edificar casas y edificios. Por este motivo se le apodo: “el Partidor”.
El que parte y reparte recibe la mejor parte, así que él se reservó para su propio beneficio una extensa zona al sur y otra en el centro, en donde construyó los primeros y los más grandes molinos de la ciudad: el de San Francisco y el de Huexotitla.
El molino de Huexotitla comenzó operaciones en 1537 y gozaba con el beneficio de tener agua abundante del río San Francisco como energía hidráulica.
“En esa época el agua era desviada a los rastros y para regar los plantíos agrícolas; la gran ventaja del molino de Huexotitla es que se ubicaba lejos de la ciudad, entonces al llegar allá el agua que corría por el río, estaba libre de cualquier desviación y tenía toda la fuerza para moverlo”, expone el investigador David Ramírez Huitrón, fundador de la página de Facebook Puebla Antigua.
“Además contaba con una gran disposición de hectáreas o caballerías (así eran conocidas antes) para la siembra y toda el agua del río para el riego, por eso el molino de Huexotitla llegó a ser uno de los más importantes del país por su producción”, añade.
Los terrenos del molino abarcaban aproximadamente de la 31 a la 47 poniente y del río San Francisco (hoy bulevar 5 de Mayo) hasta la 11 sur.
El investigador refiere que otro beneficio con el que contó el molino fue que el propietario construyó su propia presa lo que ayudó a incrementar la presión del agua y de esta forma se mejoró el rendimiento de la producción de trigo.
“De hecho tenían dos presas, la primera estaba aproximadamente a la mitad de lo que hoy es Parque Juárez, por ahí de la 29 y 31 poniente. La segunda presa se ubicaba del lado de la 16 de Septiembre, más o menos por donde está Sanborns”, detalla.
UN JARDÍN METROPOLITANO
El molino cambió de propietario a lo largo de tres siglos hasta que la familia Benítez lo adquirió en 1847. Así quedó en posesión de don Miguel Benítez Minguez quien más adelante introdujo la electricidad al molino. Después pasó a manos de su hijo Ramón Benítez Landa quien le dio la imagen y dimensiones que hoy conserva. Más tarde Enrique Benítez Reyes, hijo de Ramón, tomó las riendas del negocio harinero y modernizó el molino.
“Debido al entubamiento del río a él le tocó renunciar a la concesión del agua del río San Francisco que el molino tenía desde que se fundó. Se quedaron con toda la superficie para cultivar pero no tenía la misma cantidad de agua para el riego, entonces Benítez metió turbinas eléctricas pero no le dieron el mismo rendimiento de la producción. A partir de 1964 lo que hizo fue empezar a fraccionar el terreno (así surgieron las colonias Gabriel Pastor, Insurgentes Chulavista, Las Palmas y obviamente Huexotitla)”, señala.
El terreno que colindaba con el río San Francisco que era propiedad del molino, fue cedido a la ciudad para que se construyera un parque público. Estas hectáreas se quedaron comprendidas dentro de las obras de modernización.
El proyecto del parque se quedó paralizado porque la zona se consideraba lejos, asegura Ramírez, y agrega que, esa parte de la ciudad se empezó a urbanizar pasados los años 70 (siglo XX) porque el entubamiento del rio San Francisco en su primera etapa nada más llegó hasta la 25 poniente; el siguiente tramo del entubamiento del rio que se continuó hasta el entronque con la carretera de Valsequillo todavía tardo cinco años en completarse.
EL PARQUE PÚBLICO
1972 se conoció como el “año de Juárez” porque se celebró el centenario de la muerte del Benemérito de las Américas, entonces se planteó la construcción de un parque metropolitano que llevara su nombre, pero no se definió el lugar.
El investigador relata que durante la administración del gobernador Guillermo Morales Blumenkron, en 1973, se proyectó la construcción del gran parque metropolitano en la propiedad cedida del molino, pero el terreno aún tenía problemas de litigios porque algunos accionista de la sociedad que había urbanizado la zona, estaban reclamando afectaciones durante el entubamiento y se querían quedar con ciertos pedazos ubicados en buena zona.
“Entre dimes y diretes se quedó paralizado el proyecto y en ese periodo la zona se volvió relleno sanitario, tiraban basura, cascajo, etcétera. En 1974, una familia de origen francés todavía seguía reclamando la posesión de una franja del terreno en el que se construiría el parque. Fue hasta la administración de Alfredo Toxqui Fernández de Lara, por 1977, que el gobierno federal cedió el control del río San Francisco al gobierno estatal, entonces se le empezó a dar forma al proyecto del parque metropolitano, y por ahí de 1978, se empezaron hacer los trabajos de aplanamiento y conformación del jardín”, asegura.
El 21 de marzo de 1979 se realizó la inauguración del que finalmente se bautizó con el nombre de: Parque Juárez. Estuvo presente el gobernador y el orador de la ceremonia fue Guillermo Jiménez Morales, quien fue el sucesor de Toxqui para gobernar el estado pero en ese momento no se había destapado.
“Por 1979-1981, la familia francesa seguía peleando como propia una parte del parque, sobre todo la zona que colindaba con la 31 poniente. Incluso llegó un momento en que ellos colocaron una malla ciclónica para delimitar el terreno que reclamaban. Hubo un período de incertidumbre pero afortunadamente se logró rescatar el parque y no se supo los arreglos a lo que llegó el gobierno con esta familia”, comenta.
REFERENTE DE LA CIUDAD
El proyecto del Parque Juárez fue diseñado y realizado por el arquitecto Víctor Manuel Terán Bonilla, quien también construyó el monumento de Zaragoza que está en los fuertes.
El arquitecto delimitó una zona extensa para juegos y a lo largo de todo el parque había figuras de animales de concreto que la gente recuerda mucho y por supuesto, no olvidó engalanarlo con el monumento al Benemérito de las Américas.
“La gente comentaba que el parque estaba feo y que tenía pocos árboles, además de decir que estaba lejos porque se construyó en terrenos llanos de la ciudad. Por eso, para que pegaran los árboles se tuvo que sortear obstáculos como la capacidad del terreno de absorber el agua porque todo era piedra de rio, y había estado contaminando por basura y cascajo; se hicieron muchos trabajos de trascabo y movilizaron varios volúmenes de tierra para remplazarlas por tepetate. Pero por más que lo intentaron todavía hay zona arenosa. El parque es propenso a inundarse porque está ubicado en una depresión del terreno y la base del mismo es arena que arrastraba el río”, detalla.
“Al considerar que el parque estaba lejos, la gente casi no iba. Lo que vino a estimular el interés de la zona fue la inauguración de Plaza Dorada el 16 de noviembre de 1979, el mismo año que se fundó el parque, por eso se consideran uno con el otro”, puntualiza el investigador.
Plaza Dorada fue el primer centro comercial de Puebla, detonante de la modernización en el comercio poblano. De esta manera el Parque Juárez se convirtió en referente de la ciudad.