La pastelería Solher, ubicada sobre la 25 poniente entre el boulevard de mayo y la 4 Sur, es un icono de la ciudad de Puebla que ha forjado una trayectoria de éxito a lo largo de más de cinco décadas. Fundada en 1972 por la emprendedora Luz María Hermida Cuervo, este establecimiento ha logrado mantener viva la esencia de sus orígenes gracias al compromiso de sus propietarios por preservar la tradición que la caracterizaron desde un inicio.
Inicios de Solher
Luz María Hermida Cuervo, una madre de familia con cinco hijos, encontró en la pastelería su vocación y su oportunidad de emprendimiento. Después de trabajar por varios años en La Casa de la Cristiandad junto a su hermana, donde se encargaban de los banquetes y se había ganado el cariño de la clientela, decidió dar el paso de abrir su propia pastelería. El nombre de Solher, se originó ya que decidió juntar las primeras dos letras de los apellidos de sus hijos Solís Hermida.
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Inspirada por algunas recetas heredadas de su madre y con el deseo de ofrecer una alternativa a los poblanos, Hermida Cuervo eligió ubicar su negocio en la 25 Poniente, una de las vialidades más transitadas de la ciudad en aquella época. La estratégica localización, cerca de La Casa de la Cristiandad, le permitió capitalizar la clientela que ya conocía su trabajo. Además, en ese momento solo existía otra pastelería importante en Puebla, Anette, ubicada en la Avenida Juárez.
“Mi mamá era una visionaria, no había más que una sola pastelería en Puebla, se le ocurrió, de inmediato le empezó a ir muy bien la verdad, eso aún lo recuerdan muchos poblanos, además de que muchos la querían a ella, la conocían por los banquetes que hacía, fue un gran recibimiento”, menciona Gerardo Solís Hermida, hijo de la fundadora, quien también añade:
“Estaba cerca El Benavente, la Iglesia del Carmen, no había muchas cosas fuera de esa zona, entonces por eso se le ocurrió ponerse ahí, la gente caminaba mucho, los carros se podían estacionar, era una avenida de doble sentido, era el sitio idel”.
Popularidad de Solher
El emprendimiento de Luz María Hermida Cuervo tuvo un rápido éxito. Los poblanos acogieron con entusiasmo los deliciosos pasteles y postres que ofrecía Solher, llegando incluso a atraer a clientes que antes preferían Anette. La pastelería se posicionó como una de las favoritas de la ciudad para celebraciones como cumpleaños, fiestas religiosas, XV años, bodas, graduaciones y aniversarios.
“En una cena el dueño de Anette, el señor Lastra, comentó que entre moros (por el Centro Libanes que vendía banquetes) y cristianos (por la Casa de la Cristiandad) le estaban quitando la clientela, todo fue en tono de broma, eran buenos amigos, no pasaba nada”, recuerda Gerardo.
Algunos de los productos estrella de Solher eran las galletas de nuez, almendra y chocolate con nuez, así como el popular pastel de crema catalana. Hermida Cuervo también abrió dos sucursales adicionales, una de ellas en la colonia El Mirador, indica el hijo. Cerca tenían el taller donde preparaban los productos.
La demanda de los productos de Solher se volvía particularmente intensa en fechas importantes como el 12, 24 y 31 de diciembre, el 10 de mayo y el Día del Padre, cuando las filas de clientes eran interminables.
Fallecimiento de fundadora
Lamentablemente, la salud de Luz María Hermida Cuervo se vio afectada cuando le detectaron cáncer, lo que la obligó a dejar de trabajar en La Casa de la Cristiandad para enfocarse únicamente en la pastelería (ya que operaba simultáneamente en ambos lugares). En 1986, la fundadora perdió la vida, por lo que su hijo Gerardo asumió el liderazgo del negocio, junto con otros socios.
“Fue una excelente madre, patrona y mujer de negocios, tanto la querían sus trabajadoras que a las 4 de la mañana la despertaban con gallo para celebrar su cumpleaños, de verdad la querían bastante, fue triste que falleciera porque dejó un gran negocio a Puebla”, reflexiona su hijo.
Cambio de dueña
Aunque el hijo intentó continuar con el negocio, la alta demanda de trabajo en otros proyectos se le dificultó continuar operando Solher, por lo que platicó con sus hermanas para traspasar la pastelería y estuvieron de acuerdo, fue así que tomó la empresa Maru García, quien en ese entonces era la esposa de Gerardo.
Bajo la nueva administración, Solher ha tenido que adaptarse a los cambios en el mercado. García relata que a partir de 2005 la proliferación de pastelerías similares en Puebla representó un desafío importante. Tuvieron que cerrar algunas sucursales y reducir el espacio del establecimiento original en la 25 Poniente, además de realizar ajustes en la imagen y la decoración del local “Había gente que pensaba no nos habíamos actualizado, hicimos los cambios”, indica la actual propietaria.
Sin embargo, Maru García ha hecho el esfuerzo por mantener viva la tradición de Solher, conservando las recetas originales y el compromiso por ofrecer productos de calidad. Hoy en día, la pastelería sigue siendo un referente en la ciudad, fiel a su historia y a la pasión que la impulsó desde sus inicios. Aún las galletas y el pastel de crema catalana siguen siendo de los más solicitados por los poblanos.
“Seguí un legado, la que empezó todo fue la señora Luz María y se debe de reconocer, pero me cuelgo la mellada de seguir con esto, porque la competencia cada vez está más dura, si la gente quiere consumir un buen pastel aquí siempre los recibiremos”, finaliza Maru García, mientras que Gerardo agrega:
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“Estoy muy orgulloso de mi mamá y de la señora Maru, las dos son mujeres muy especiales y excepcionales para lo que es el trabajo, mis respetos y que bueno que se continué algo que comenzó hace más de 50 años; que sean más años”.