/ jueves 29 de septiembre de 2022

Pinole, un dulce prehispánico usado en el cortejo

Ellas hacía pinole y ellos debía llevar leña, narra Agustina Castillo de 89 años de edad

“No se puede chiflar y comer pinole al mismo tiempo”, así reza una de las frases más típicas de México y que con precisión se puede comprobar cuando se degusta este rico dulce prehispánico, y aunque hasta hace unas décadas era uno de los alimentos más importantes en las comunidades, ahora cada vez se consume con menos frecuencia.

El pinole proviene del náhuatl “pinolli”, hecho a base de maíz tostado, canela y endulzantes. Su consumo era básicamente como un postre y también para la elaboración de algunos platillos y bebidas, con algunas variantes, dependiendo en cada estado de la República.

Agustina Castillo, una mujer de 89 años de edad, originaria de Tepexi de Rodríguez, comentó acerca de lo especial que significaba moler el pinole en su comunidad y más aún el gusto que provocaba al compartirlo.

“Cuando era joven, mi novio me visitaba en la casa con el permiso de mis padres, yo lo esperaba por las tardes y como obsequio me traía algunas frutas silvestres o flores que encontraba en el monte, y también con su mulita cargada de leña”, relató, al recordar que ella, por su parte, le ofrecía pinole recién elaborado en casa.

Ellas hacía pinole y ellos debía llevar leña, narra Agustina Castillo de 89 años de edad. Foto: Carmen Flores | El Sol de Puebla


Pinole, un dulce para cortejar

Ella por su parte, además de ayudar a realizar labores del hogar aprendió de su madre a elaborar diferentes comidas, así como el pinole, el cual lo molía en el metate, con el metlapil. Gustosa contó que lo hacía para ofrecerlo a su prometido y juntos degustaban este dulce que lo servían en las tradicionales jícaras de calabaza decoradas con coloridas flores.

Tal como lo contó, hace años las mujeres ocupaban el metate y metlapil, no sólo para hacer el pinole, sino también el atole de granillo, el mole poblano y otros guisos que, con el paso del tiempo, han sido sustituidos por la licuadora, el molino y otros electrodomésticos.

Sin embargo, el sabor siempre hará la diferencia de lo que se prepara de manera manual y lo que se hace con la intervención de otros aparatos.

El pinole, incluso, era una forma de cortejo hace años en los pueblos, toda vez que para su elaboración se requiere de mucho esfuerzo; así este tipo de obsequios no eran sencillos, al igual que llevarle a la novia leña que cortaban en cerros lejanos, miel que sacaban de árboles o peñascos, mientras que las mujeres en casa preparaban el atole de maíz o pinole, que hacían en el metate, para ofrecerle al novio. Por ambos lados no era algo sencillo, pero éstos eran preparados con mucho cariño y esmero.

¿Cómo se prepara el pinole?. Foto: Carmen Flores | El Sol de Puebla

¿Cómo se prepara el pinole?

Se tuesta el maíz, de preferencia en un comal de barro a fuego lento, posteriormente se muele, y por separado también se muele la canela, el azúcar o piloncillo y cáscaras de naranja. Todos estos ingredientes se mezclan para darle un mejor sabor y olor al pinole.

Esta harina de maíz o pinole, es un ingrediente tradicional dentro de la gastronomía mexicana, con él se pueden hacer también las tradicionales tortitas de camarón, un platillo típico en semana santa, de la región Mixteca.

Cuál es el origen del pinole. Foto: Carmen Flores | El Sol de Puebla

¿Cuál es el origen del pinole?

De acuerdo con información de la revista de Ciencia y tecnología de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el pinole es elaborado desde épocas prehispánicas y utilizaban el comal para su tostado y el metate para su molienda siendo un alimento importante para la nutrición de diferentes culturas mesoamericanas.

Refiere que su origen puede partir desde que los indígenas del antiguo México y Latinoamérica que llevaban maíz molido durante sus largos viajes, al que solo agregaban agua y aunque pudo ser una bebida de poco sabor, lo usaban como bebida energética.

El tostado fue uno de los procesos usado por los aztecas para alargar el almacenamiento del maíz y tenerlo como un alimento de emergencia por tiempos de hasta 4 o 5 años, siendo también una de las principales fuentes de energía de dicha cultura.

Además, durante la conquista de México, los indígenas compartieron el pinole con los españoles, quienes trajeron la caña de azúcar y al desarrollarse en tierras mesoamericanas se obtuvieron productos como el piloncillo, el cual se fue incorporando a la bebida de pinole ofreciéndole un mejor sabor.

“No se puede chiflar y comer pinole al mismo tiempo”, así reza una de las frases más típicas de México y que con precisión se puede comprobar cuando se degusta este rico dulce prehispánico, y aunque hasta hace unas décadas era uno de los alimentos más importantes en las comunidades, ahora cada vez se consume con menos frecuencia.

El pinole proviene del náhuatl “pinolli”, hecho a base de maíz tostado, canela y endulzantes. Su consumo era básicamente como un postre y también para la elaboración de algunos platillos y bebidas, con algunas variantes, dependiendo en cada estado de la República.

Agustina Castillo, una mujer de 89 años de edad, originaria de Tepexi de Rodríguez, comentó acerca de lo especial que significaba moler el pinole en su comunidad y más aún el gusto que provocaba al compartirlo.

“Cuando era joven, mi novio me visitaba en la casa con el permiso de mis padres, yo lo esperaba por las tardes y como obsequio me traía algunas frutas silvestres o flores que encontraba en el monte, y también con su mulita cargada de leña”, relató, al recordar que ella, por su parte, le ofrecía pinole recién elaborado en casa.

Ellas hacía pinole y ellos debía llevar leña, narra Agustina Castillo de 89 años de edad. Foto: Carmen Flores | El Sol de Puebla


Pinole, un dulce para cortejar

Ella por su parte, además de ayudar a realizar labores del hogar aprendió de su madre a elaborar diferentes comidas, así como el pinole, el cual lo molía en el metate, con el metlapil. Gustosa contó que lo hacía para ofrecerlo a su prometido y juntos degustaban este dulce que lo servían en las tradicionales jícaras de calabaza decoradas con coloridas flores.

Tal como lo contó, hace años las mujeres ocupaban el metate y metlapil, no sólo para hacer el pinole, sino también el atole de granillo, el mole poblano y otros guisos que, con el paso del tiempo, han sido sustituidos por la licuadora, el molino y otros electrodomésticos.

Sin embargo, el sabor siempre hará la diferencia de lo que se prepara de manera manual y lo que se hace con la intervención de otros aparatos.

El pinole, incluso, era una forma de cortejo hace años en los pueblos, toda vez que para su elaboración se requiere de mucho esfuerzo; así este tipo de obsequios no eran sencillos, al igual que llevarle a la novia leña que cortaban en cerros lejanos, miel que sacaban de árboles o peñascos, mientras que las mujeres en casa preparaban el atole de maíz o pinole, que hacían en el metate, para ofrecerle al novio. Por ambos lados no era algo sencillo, pero éstos eran preparados con mucho cariño y esmero.

¿Cómo se prepara el pinole?. Foto: Carmen Flores | El Sol de Puebla

¿Cómo se prepara el pinole?

Se tuesta el maíz, de preferencia en un comal de barro a fuego lento, posteriormente se muele, y por separado también se muele la canela, el azúcar o piloncillo y cáscaras de naranja. Todos estos ingredientes se mezclan para darle un mejor sabor y olor al pinole.

Esta harina de maíz o pinole, es un ingrediente tradicional dentro de la gastronomía mexicana, con él se pueden hacer también las tradicionales tortitas de camarón, un platillo típico en semana santa, de la región Mixteca.

Cuál es el origen del pinole. Foto: Carmen Flores | El Sol de Puebla

¿Cuál es el origen del pinole?

De acuerdo con información de la revista de Ciencia y tecnología de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el pinole es elaborado desde épocas prehispánicas y utilizaban el comal para su tostado y el metate para su molienda siendo un alimento importante para la nutrición de diferentes culturas mesoamericanas.

Refiere que su origen puede partir desde que los indígenas del antiguo México y Latinoamérica que llevaban maíz molido durante sus largos viajes, al que solo agregaban agua y aunque pudo ser una bebida de poco sabor, lo usaban como bebida energética.

El tostado fue uno de los procesos usado por los aztecas para alargar el almacenamiento del maíz y tenerlo como un alimento de emergencia por tiempos de hasta 4 o 5 años, siendo también una de las principales fuentes de energía de dicha cultura.

Además, durante la conquista de México, los indígenas compartieron el pinole con los españoles, quienes trajeron la caña de azúcar y al desarrollarse en tierras mesoamericanas se obtuvieron productos como el piloncillo, el cual se fue incorporando a la bebida de pinole ofreciéndole un mejor sabor.

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