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En el año de 1627, un terrible pirata llamado Laurent Graff, mejor conocido como “Lorencillo”, se enteró que zarparía un barco de Veracruz con destino a España que transportaba un cargamento de oro.
Desde ese momento ideó un plan macabro que tenía como objetivo atacarlo y robar el metal precioso. Llegado el momento, Lorencillo echó a andar su idea: atacó al capitán y lo obligó a refugiarse en la zona de La Barra de Nautla, en el estado de Veracruz, y fue ahí donde se adentró al barco para asaltarlo, pero ¡oh sorpresa!, no encontró ni el más mínimo oro pues al darse cuenta de lo que sucedía, los tripulantes lograron enterrar el tesoro.
Ante el enojo por su rotundo fracaso, el pirata mandó a asesinar al capitán y a todos los demás tripulantes del barco, pero uno de ellos, de origen español, escapó como pudo y logró esconderse en la playa y ante la amenaza, la desesperación y el miedo que lo invadía, se encomendó a la Virgen del Carmen, prometiendo que si le concedía el milagro de salvarse, iría a España a traer su imagen para que fuera venerada en esas tierras.
El hombre consiguió lo pedido pues libró la muerte y se encargó de cumplir su promesa: edificó una pequeña ermita en Nautla donde colocó a la virgen en una primera parada para posteriormente llevarla al municipio de Teziutlán, que se ubica en el noreste del estado de Puebla, en la zona limítrofe con Veracruz.
Ya estando ahí, la imagen fue colocada en la Catedral; sin embargo, un fiel devoto de nombre Ignacio José Miranda comenzó en 1768 con sus ahorros y vendiendo sus bienes la construcción del santuario que quedó listo 13 años después y es donde se venera hasta la actualidad.
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Entre la gente del municipio circula otra historia de esta imagen, y es que durante la lucha por la independencia de México se juramentó a la Virgen del Carmen como estandarte de guerra para el ejército local.
Es durante el mes de julio, cuando miles de fieles católicos de diferentes partes de la región y el país llegan a la ciudad para venerar a la imagen y admirar su santuario pues es la única construcción religiosa en Latinoamérica que cuenta con cuatro torres idénticas que están ubicadas en cada uno de los cuatro puntos cardinales.
La Generala es sacada de su templo año con año, para recorrer las calles de la ciudad, barrios y colonias, sumando una peregrinación de cientos de fieles, quienes la acompañan pese a cualquier inclemencia del clima, y donde aprovechan para encomendarse y pronunciar la famosa frase “ella nos protege con su dulce mirar y en la Reina del Carmelo, ciframos nuestros presente y porvenir”.
Ahora ya sabes, al visitar Teziutlán no puedes dejar de ir con la Virgen del Carmen.
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