/ sábado 28 de septiembre de 2024

Puebla, ciudad clave en la consumación de la Independencia | Los tiempos idos

Puebla contaba con grandes pensadores que estaban convencidos de que había que librarse del yugo español

A partir de su fundación en 1531, Puebla se empezó a consolidar como la segunda ciudad más importante de la Nueva España al concentrar gran parte de la riqueza económica y cultural del país. Floreció hasta llegar a ser el sostén de la Corona española de sus reinos de ultramar y se mantuvo fiel a la monarquía, incluso, cuando estalló el movimiento independentista, en septiembre de 1810.

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Mientras que en Dolores Hidalgo se iniciaba el levantamiento armado por la Independencia de México, en la Angelópolis, las autoridades tomaban medidas para que la población permaneciera leal al rey. Pero en 1821, Puebla fue pieza clave para la consumación de la Independencia, que se firmó el 28 de septiembre y puso fin a 290 años de dominio español.

Después de poco más de diez años de lucha armada, medio millón de vidas perdidas, y una depresión económica que hundía al país, liberales y conservadores, concertaron acuerdos. Ambas fuerzas tenían el propósito de obtener la paz, la insurgencia era mantenida por el general Vicente Guerrero, y al frente del Ejército Realista estaba Agustín de Iturbide.

Iturbide fue el principal arquetipo del Plan de Independencia de la América Septentrional, conocido como Plan de Iguala (firmado el 24 de febrero de 1821), un documento político que sentó las bases para lograr la consumación de la Independencia de México, y unió a las fuerzas realistas e insurgentes, al formar el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías (religión, unión e independencia).

Para que el Plan de Iguala fuera difundido y distribuido en todo el país se necesitaban reproducir los 23 folios de este documento político. El 12 de febrero de 1821 ya había varios ejemplares del Plan de Iguala que habían sido impresos en Puebla, junto con una proclama de Iturbide.

El Plan de Iguala fue reproducido en Puebla para ser difundido y proclamado en todo el país. Foto: Gobierno de México


Reproducción y difusión del Plan de Iguala

Puebla contaba con grandes pensadores, ciudadanos notables que estaban convencidos de que había que librarse del yugo español para poder avanzar como nación independiente.

Los hermanos poblanos Furlong Malpica eran herederos de un linaje que dejó huella en la historia de Puebla y México del siglo XIX. Tuvieron una destacada participación durante la consumación de la Independencia, el imperio de Agustín de Iturbide, las primeras constituciones de México, la invasión norteamericana y la intervención francesa”, expone Arturo Córdova Durana, historiador analista del Archivo General Municipal de Puebla (AGMP) y miembro del Consejo de la Crónica del Estado.

Refiere que Joaquín Furlong (1787), militar, teólogo y bachiller de la Pontifica Universidad de la Ciudad de México, estaba de acuerdo con las ideas independentistas de Iturbide y en ese momento era prepósito del Oratorio de San Felipe Neri.

Dicha congregación, tenía un taller tipográfico conocido como una imprenta liberal, establecido en La Concordia (Patio de los Azulejos). Había sido fundado en 1820 por el periodista y sacerdote veracruzano, Juan Nepomuceno Troncoso, quien editó e imprimió en dicho taller, el primer periódico que se publicó en Puebla, La Abeja Poblana.

Del taller de los hermanos filipenses, salieron los primeros ejemplares del Plan de Iguala en febrero de 1821. Pero en el número 14 de la Abeja Poblana, correspondiente al 2 de marzo, fue publicado en su totalidad el Plan de Iguala, convirtiéndose así en el primer periódico del país en difundir el documento histórico.

Una vez impreso, Juan Nepomuceno lo mandó a fijar en las esquinas de la ciudad de Puebla, lo que provocó escándalo entre la población y la ira del intendente (gobernador) Ciriaco del Llano. Después de investigar, el sacerdote fue detenido y preso en el convento de los dominicos, y la imprenta confiscada.

En la imagen se aprecia el bando que dio a conocer el Plan de Iguala bajo el cual la Ciudad de los Ángeles debía jurar la Independencia de la Corona Española. Pertenece al acervo histórico del AGMP, serie Actas de Cabildo, serie Leyes y Decretos, vol. 2, f. 1332 f. Foto: Erika Reyes | El Sol de Puebla

Rendición de la Puebla de los Ángeles

Puebla fue el último reducto (lugar de retiro) de importancia español que se rindió. Nicolás Bravo sitio la ciudad el 8 de julio de 1821, estaba acuartelado en el cerro de San Juan (colonia La Paz) al frente de 3 mil 600 hombres. El 1° de agosto, Ciriaco del Llano, entregó la ciudad para que dejaran salir a los españoles sin confrontación alguna. Al rendirse Puebla, la Independencia era inminente”, asegura el investigador.

Después de 290 años de dominio español, los últimos peninsulares que se habían radicado en Puebla, la segunda ciudad más importante de la Nueva España, se dirigieron a San Juan de Ulúa para embarcarse a su lugar de origen.

En esa época, la diócesis angelopolitana tenía gran relevancia en la Nueva España y el obispo de la ciudad, Antonio Joaquín Pérez Martínez, era un importante intelectual y político.

El jueves 2 de agosto, Agustín de Iturbide fue recibido en Puebla por el obispo, quien lo alojó en el Palacio Episcopal (oficina de Correos y SAT). Ambos personajes se mantuvieron en negociaciones hasta que llegaron a un acuerdo. Iturbide logró que el obispo de mayor importancia política de la Nueva España, cambiara de postura y apoyara las ideas independentistas del Plan de Iguala.

El éxito de Iturbide en las negociaciones con el obispo, fue que dentro de las tres garantías señaló a la religión católica como única y absoluta en México, es decir, la religión que profesaba la mayoría de habitantes se iba a respetar, no se atacaría a la iglesia, así se ganó al clero. Lo mismo al imponer igualdad social, la unión de todas las personas que radicaban en el país sin importar su lugar de procedencia para lograr una nación independiente señala Córdova.


Acta de Independencia del Imperio Mexicano firmada el 28 de septiembre de 1821, por una serie de personajes importantes, como Agustín de Iturbide y el obispo poblano Antonio Joaquín Pérez Martínez. Foto: Wikimedia Commons


Puebla, primera ciudad independiente

Puebla se convirtió en la primera gran ciudad de la Nueva España que juró ser fiel a las ideas del Plan de Iguala de manera pública y ante Agustín de Iturbide, un hecho relevante al hacerlo antes que la capital del país y antes de que se firmara el Acta de Independencia.

Córdova Durana relata que, la mañana del domingo 5 de agosto de 1821, se llevaron cabo tres actos solemnes de jura de independencia en los mismos lugares que durante el virreinato se juraba lealtad a la Corona española y al rey; abarcaban los tres sectores, la autoridad civil, la autoridad eclesiástica y la ciudadanía.

El primer juramento de Independencia fue en el antiguo Ayuntamiento, ante el Cabildo de la ciudad. El segundo acto fue la jura pública del obispo Pérez Martínez y el Cabildo Catedralicio, en el balcón principal del Palacio Episcopal (5 Oriente). Por último, se juró en el antiguo Colegio del Espíritu Santo (Colegio Carolino), en lo que hoy se conoce como Plaza de la Democracia.

Después de estos tres actos solemnes, Iturbide y el Ejército Trigarante fueron recibidos por el obispo en la Catedral, en donde Pérez Martínez dedicó una misa en la que dio un sermón importante sobre la liberación, comunicándole a la población que aceptar las ideas del Plan de Iguala y sumarse a la Independencia, no era un acto en contra de las leyes de Dios. Esto denotó que la tarea del obispo no solo era religiosa sino también política.

Al terminar la misa, se ofreció un banquete y más tarde, Agustín de Iturbide continuó su camino hacia Veracruz para encontrarse con el virrey Juan O´Donojú y ratificar el Plan de Iguala al firmar el Tratado de Córdova, el 24 de agosto.

En su camino de regreso a la Ciudad de México, Iturbide y el Ejército Trigarante, pasaron nuevamente por Puebla, en donde según cuenta la leyenda, fueron agasajados por el obispo con un platillo creado en su honor por las monjas del convento de Santa Mónica, el chile en nogada.

Juramento de la ciudad de Puebla a la Independencia Nacional, presidido por Agustín de Iturbide, el 5 de agosto de 1821. Pertenece al acervo histórico del AGMP, serie Actas de Cabildo, vol. 90, f.84 f. Foto: Erika Reyes | El Sol de Puebla


Acta de independencia y poblanos ilustres

La relevancia que tuvo el obispo poblano, Antonio Joaquín Pérez Martínez en el proceso de consumación de la Independencia del país fue tal, que acompañó a Agustín de Iturbide y al Ejército Trigarante, en su entrada triunfal a la Ciudad de México el 27 de septiembre.

Al otro día, se firmó el “Acta de Independencia del Imperio Mexicano pronunciada por su Junta Soberana congregada en la Capital el 28 de septiembre de 1821”, título de este importante documento que se encuentra en el Archivo General de la Nación.

El documento muestra una serie de firmas de personas importantes, la primera es la firma de Agustín de Iturbide, y la segunda es la del obispo Pérez Martínez, que dice: “Antonio Obispo de la Puebla”.

Por su labor política y su liderazgo eclesiástico, el obispo poblano Antonio Joaquín Pérez Martínez fue un personaje relevante en el proyecto de nacimiento de la Nación. También lo fue el canónigo atlixquense, Francisco Pablo Vázquez Sánchez Vizcaíno, quien logró que la Santa Sede reconociera la Independencia de México, por lo que Puebla es considerada cuna de la diplomacia mexicana.

Ambos son parte importante de la historia de Puebla y del país, en el camino para lograr la Independencia de México y el reconocimiento de ello en el exterior.

Dos de los tres bandos de gobierno del primer Imperio Mexicano que pertenecen al acervo histórico del AGMP. Reconocidos por la UNESCO, en noviembre de 2023, como Memoria del Mundo para América Latina y el Caribe. Foto: Libro “La imprenta y los bandos en la Puebla de los Ángeles”


De Imperio Mexicano a República Federal

El Plan de Iguala no contemplaba una independencia total de México y España, pero si la forma de gobernar que se haría apegada a las tres garantías, libertad, unión y religión, de acuerdo a la Constitución Política de la Monarquía Española de 1812, porque el país no tenía una constitución.

El país adoptó el sistema político de monarquía constitucional bajo el nombre de Imperio Mexicano. Entonces la Junta Provisional de Gobierno nombró a Agustín de Iturbide, Emperador de México. Fue coronado el 21 de julio de 1822, en la catedral de México detalla Córdova Durana

Ese mismo año, la ciudad de Puebla recibió un decreto del Congreso Constituyente fechado el 9 de septiembre en el que disponía que todas las capitales del país debían jurar lealtad al emperador de México.

Para convocar a la gente a prestar juramento de lealtad y obediencia al emperador, las autoridades mandaron a hacer tres bandos. Un bando es un comunicado entre las autoridades y el pueblo que tiene la característica de que lo autoriza el Cabildo y de inmediato se publica, son efímeros. A través de ellos se informaba a la ciudadanía aspectos políticos, sanitarios, de educación, fiestas, etcétera explica.

Estos tres bandos de gobierno del primer Imperio Mexicano pertenecen al acervo histórico del Archivo General Municipal de Puebla (AGMP) y son únicos dentro de las instituciones archivísticas americanas. Bajo el nombre “Impresos poblanos del Imperio Mexicano 1822. Documentos de jura de reconocimiento y obediencia en soporte de papel recubierto de aleaciones metálicas”, fueron reconocidos por la UNESCO, en noviembre de 2023, como Memoria del Mundo para América Latina y el Caribe.

Iturbide había sembrado un gran sentimiento de lealtad en las autoridades poblanas, que prepararon un solemne juramento de reconocimiento y obediencia a Agustín Primero. Mismo que el 8 diciembre 1822, fue emitido ante el emperador, por el Cabildo civil y eclesiástico, y la población.

La vida del imperio fue muy corta, ese mismo diciembre, Antonio López de Santa Anna, se sublevó en Veracruz contra Iturbide proclamando la República. Para evitar un nuevo levantamiento armado, el emperador abdicó el 17 de marzo de 1823 y abandonó el país. Fue declarado como traidor y a su regreso fue fusilado puntualiza el entrevistado.

En mayo de 1823 se hizo en Puebla la proclama sobre el restablecimiento del Congreso en la que se autorizó dictar las leyes para formar un gobierno protector y justo.

A inicios de octubre de 1824 se instauró en México la primera República Federal, con Guadalupe Victoria como presidente. El Ayuntamiento poblano prestó juramento a la Constitución Federal de los Estados Unidos, el 18 de octubre.

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El 1° de diciembre de 1825, fue electo el primer gobernador Constitucional del Estado de Puebla, el general José María Calderón, y se conformó el Congreso. El 7 de diciembre, se promulgó la primera Constitución Política del estado en medio de un acto solemne en la Plaza Mayor (Zócalo), en donde se montó un tablado y hubo fuegos artificiales.

Referencias:

  1. “Destino México”. Testimonios en el Archivo Histórico Municipal de Puebla 1801-1931, edición coordinada por Felicitas Ocampo López y María Aurelia Hernández Yahuitl, editado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

  2. “La imprenta y los bandos en la Puebla de los Ángeles”, Memoria del Mundo 2023, coordinado por María Teresa Cordero Arce, directora del Archivo General Municipal de Puebla, editado por el Ayuntamiento de Puebla.

*Disponibles para su consulta en el Archivo General Municipal de Puebla (AGMP)


A partir de su fundación en 1531, Puebla se empezó a consolidar como la segunda ciudad más importante de la Nueva España al concentrar gran parte de la riqueza económica y cultural del país. Floreció hasta llegar a ser el sostén de la Corona española de sus reinos de ultramar y se mantuvo fiel a la monarquía, incluso, cuando estalló el movimiento independentista, en septiembre de 1810.

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Mientras que en Dolores Hidalgo se iniciaba el levantamiento armado por la Independencia de México, en la Angelópolis, las autoridades tomaban medidas para que la población permaneciera leal al rey. Pero en 1821, Puebla fue pieza clave para la consumación de la Independencia, que se firmó el 28 de septiembre y puso fin a 290 años de dominio español.

Después de poco más de diez años de lucha armada, medio millón de vidas perdidas, y una depresión económica que hundía al país, liberales y conservadores, concertaron acuerdos. Ambas fuerzas tenían el propósito de obtener la paz, la insurgencia era mantenida por el general Vicente Guerrero, y al frente del Ejército Realista estaba Agustín de Iturbide.

Iturbide fue el principal arquetipo del Plan de Independencia de la América Septentrional, conocido como Plan de Iguala (firmado el 24 de febrero de 1821), un documento político que sentó las bases para lograr la consumación de la Independencia de México, y unió a las fuerzas realistas e insurgentes, al formar el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías (religión, unión e independencia).

Para que el Plan de Iguala fuera difundido y distribuido en todo el país se necesitaban reproducir los 23 folios de este documento político. El 12 de febrero de 1821 ya había varios ejemplares del Plan de Iguala que habían sido impresos en Puebla, junto con una proclama de Iturbide.

El Plan de Iguala fue reproducido en Puebla para ser difundido y proclamado en todo el país. Foto: Gobierno de México


Reproducción y difusión del Plan de Iguala

Puebla contaba con grandes pensadores, ciudadanos notables que estaban convencidos de que había que librarse del yugo español para poder avanzar como nación independiente.

Los hermanos poblanos Furlong Malpica eran herederos de un linaje que dejó huella en la historia de Puebla y México del siglo XIX. Tuvieron una destacada participación durante la consumación de la Independencia, el imperio de Agustín de Iturbide, las primeras constituciones de México, la invasión norteamericana y la intervención francesa”, expone Arturo Córdova Durana, historiador analista del Archivo General Municipal de Puebla (AGMP) y miembro del Consejo de la Crónica del Estado.

Refiere que Joaquín Furlong (1787), militar, teólogo y bachiller de la Pontifica Universidad de la Ciudad de México, estaba de acuerdo con las ideas independentistas de Iturbide y en ese momento era prepósito del Oratorio de San Felipe Neri.

Dicha congregación, tenía un taller tipográfico conocido como una imprenta liberal, establecido en La Concordia (Patio de los Azulejos). Había sido fundado en 1820 por el periodista y sacerdote veracruzano, Juan Nepomuceno Troncoso, quien editó e imprimió en dicho taller, el primer periódico que se publicó en Puebla, La Abeja Poblana.

Del taller de los hermanos filipenses, salieron los primeros ejemplares del Plan de Iguala en febrero de 1821. Pero en el número 14 de la Abeja Poblana, correspondiente al 2 de marzo, fue publicado en su totalidad el Plan de Iguala, convirtiéndose así en el primer periódico del país en difundir el documento histórico.

Una vez impreso, Juan Nepomuceno lo mandó a fijar en las esquinas de la ciudad de Puebla, lo que provocó escándalo entre la población y la ira del intendente (gobernador) Ciriaco del Llano. Después de investigar, el sacerdote fue detenido y preso en el convento de los dominicos, y la imprenta confiscada.

En la imagen se aprecia el bando que dio a conocer el Plan de Iguala bajo el cual la Ciudad de los Ángeles debía jurar la Independencia de la Corona Española. Pertenece al acervo histórico del AGMP, serie Actas de Cabildo, serie Leyes y Decretos, vol. 2, f. 1332 f. Foto: Erika Reyes | El Sol de Puebla

Rendición de la Puebla de los Ángeles

Puebla fue el último reducto (lugar de retiro) de importancia español que se rindió. Nicolás Bravo sitio la ciudad el 8 de julio de 1821, estaba acuartelado en el cerro de San Juan (colonia La Paz) al frente de 3 mil 600 hombres. El 1° de agosto, Ciriaco del Llano, entregó la ciudad para que dejaran salir a los españoles sin confrontación alguna. Al rendirse Puebla, la Independencia era inminente”, asegura el investigador.

Después de 290 años de dominio español, los últimos peninsulares que se habían radicado en Puebla, la segunda ciudad más importante de la Nueva España, se dirigieron a San Juan de Ulúa para embarcarse a su lugar de origen.

En esa época, la diócesis angelopolitana tenía gran relevancia en la Nueva España y el obispo de la ciudad, Antonio Joaquín Pérez Martínez, era un importante intelectual y político.

El jueves 2 de agosto, Agustín de Iturbide fue recibido en Puebla por el obispo, quien lo alojó en el Palacio Episcopal (oficina de Correos y SAT). Ambos personajes se mantuvieron en negociaciones hasta que llegaron a un acuerdo. Iturbide logró que el obispo de mayor importancia política de la Nueva España, cambiara de postura y apoyara las ideas independentistas del Plan de Iguala.

El éxito de Iturbide en las negociaciones con el obispo, fue que dentro de las tres garantías señaló a la religión católica como única y absoluta en México, es decir, la religión que profesaba la mayoría de habitantes se iba a respetar, no se atacaría a la iglesia, así se ganó al clero. Lo mismo al imponer igualdad social, la unión de todas las personas que radicaban en el país sin importar su lugar de procedencia para lograr una nación independiente señala Córdova.


Acta de Independencia del Imperio Mexicano firmada el 28 de septiembre de 1821, por una serie de personajes importantes, como Agustín de Iturbide y el obispo poblano Antonio Joaquín Pérez Martínez. Foto: Wikimedia Commons


Puebla, primera ciudad independiente

Puebla se convirtió en la primera gran ciudad de la Nueva España que juró ser fiel a las ideas del Plan de Iguala de manera pública y ante Agustín de Iturbide, un hecho relevante al hacerlo antes que la capital del país y antes de que se firmara el Acta de Independencia.

Córdova Durana relata que, la mañana del domingo 5 de agosto de 1821, se llevaron cabo tres actos solemnes de jura de independencia en los mismos lugares que durante el virreinato se juraba lealtad a la Corona española y al rey; abarcaban los tres sectores, la autoridad civil, la autoridad eclesiástica y la ciudadanía.

El primer juramento de Independencia fue en el antiguo Ayuntamiento, ante el Cabildo de la ciudad. El segundo acto fue la jura pública del obispo Pérez Martínez y el Cabildo Catedralicio, en el balcón principal del Palacio Episcopal (5 Oriente). Por último, se juró en el antiguo Colegio del Espíritu Santo (Colegio Carolino), en lo que hoy se conoce como Plaza de la Democracia.

Después de estos tres actos solemnes, Iturbide y el Ejército Trigarante fueron recibidos por el obispo en la Catedral, en donde Pérez Martínez dedicó una misa en la que dio un sermón importante sobre la liberación, comunicándole a la población que aceptar las ideas del Plan de Iguala y sumarse a la Independencia, no era un acto en contra de las leyes de Dios. Esto denotó que la tarea del obispo no solo era religiosa sino también política.

Al terminar la misa, se ofreció un banquete y más tarde, Agustín de Iturbide continuó su camino hacia Veracruz para encontrarse con el virrey Juan O´Donojú y ratificar el Plan de Iguala al firmar el Tratado de Córdova, el 24 de agosto.

En su camino de regreso a la Ciudad de México, Iturbide y el Ejército Trigarante, pasaron nuevamente por Puebla, en donde según cuenta la leyenda, fueron agasajados por el obispo con un platillo creado en su honor por las monjas del convento de Santa Mónica, el chile en nogada.

Juramento de la ciudad de Puebla a la Independencia Nacional, presidido por Agustín de Iturbide, el 5 de agosto de 1821. Pertenece al acervo histórico del AGMP, serie Actas de Cabildo, vol. 90, f.84 f. Foto: Erika Reyes | El Sol de Puebla


Acta de independencia y poblanos ilustres

La relevancia que tuvo el obispo poblano, Antonio Joaquín Pérez Martínez en el proceso de consumación de la Independencia del país fue tal, que acompañó a Agustín de Iturbide y al Ejército Trigarante, en su entrada triunfal a la Ciudad de México el 27 de septiembre.

Al otro día, se firmó el “Acta de Independencia del Imperio Mexicano pronunciada por su Junta Soberana congregada en la Capital el 28 de septiembre de 1821”, título de este importante documento que se encuentra en el Archivo General de la Nación.

El documento muestra una serie de firmas de personas importantes, la primera es la firma de Agustín de Iturbide, y la segunda es la del obispo Pérez Martínez, que dice: “Antonio Obispo de la Puebla”.

Por su labor política y su liderazgo eclesiástico, el obispo poblano Antonio Joaquín Pérez Martínez fue un personaje relevante en el proyecto de nacimiento de la Nación. También lo fue el canónigo atlixquense, Francisco Pablo Vázquez Sánchez Vizcaíno, quien logró que la Santa Sede reconociera la Independencia de México, por lo que Puebla es considerada cuna de la diplomacia mexicana.

Ambos son parte importante de la historia de Puebla y del país, en el camino para lograr la Independencia de México y el reconocimiento de ello en el exterior.

Dos de los tres bandos de gobierno del primer Imperio Mexicano que pertenecen al acervo histórico del AGMP. Reconocidos por la UNESCO, en noviembre de 2023, como Memoria del Mundo para América Latina y el Caribe. Foto: Libro “La imprenta y los bandos en la Puebla de los Ángeles”


De Imperio Mexicano a República Federal

El Plan de Iguala no contemplaba una independencia total de México y España, pero si la forma de gobernar que se haría apegada a las tres garantías, libertad, unión y religión, de acuerdo a la Constitución Política de la Monarquía Española de 1812, porque el país no tenía una constitución.

El país adoptó el sistema político de monarquía constitucional bajo el nombre de Imperio Mexicano. Entonces la Junta Provisional de Gobierno nombró a Agustín de Iturbide, Emperador de México. Fue coronado el 21 de julio de 1822, en la catedral de México detalla Córdova Durana

Ese mismo año, la ciudad de Puebla recibió un decreto del Congreso Constituyente fechado el 9 de septiembre en el que disponía que todas las capitales del país debían jurar lealtad al emperador de México.

Para convocar a la gente a prestar juramento de lealtad y obediencia al emperador, las autoridades mandaron a hacer tres bandos. Un bando es un comunicado entre las autoridades y el pueblo que tiene la característica de que lo autoriza el Cabildo y de inmediato se publica, son efímeros. A través de ellos se informaba a la ciudadanía aspectos políticos, sanitarios, de educación, fiestas, etcétera explica.

Estos tres bandos de gobierno del primer Imperio Mexicano pertenecen al acervo histórico del Archivo General Municipal de Puebla (AGMP) y son únicos dentro de las instituciones archivísticas americanas. Bajo el nombre “Impresos poblanos del Imperio Mexicano 1822. Documentos de jura de reconocimiento y obediencia en soporte de papel recubierto de aleaciones metálicas”, fueron reconocidos por la UNESCO, en noviembre de 2023, como Memoria del Mundo para América Latina y el Caribe.

Iturbide había sembrado un gran sentimiento de lealtad en las autoridades poblanas, que prepararon un solemne juramento de reconocimiento y obediencia a Agustín Primero. Mismo que el 8 diciembre 1822, fue emitido ante el emperador, por el Cabildo civil y eclesiástico, y la población.

La vida del imperio fue muy corta, ese mismo diciembre, Antonio López de Santa Anna, se sublevó en Veracruz contra Iturbide proclamando la República. Para evitar un nuevo levantamiento armado, el emperador abdicó el 17 de marzo de 1823 y abandonó el país. Fue declarado como traidor y a su regreso fue fusilado puntualiza el entrevistado.

En mayo de 1823 se hizo en Puebla la proclama sobre el restablecimiento del Congreso en la que se autorizó dictar las leyes para formar un gobierno protector y justo.

A inicios de octubre de 1824 se instauró en México la primera República Federal, con Guadalupe Victoria como presidente. El Ayuntamiento poblano prestó juramento a la Constitución Federal de los Estados Unidos, el 18 de octubre.

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El 1° de diciembre de 1825, fue electo el primer gobernador Constitucional del Estado de Puebla, el general José María Calderón, y se conformó el Congreso. El 7 de diciembre, se promulgó la primera Constitución Política del estado en medio de un acto solemne en la Plaza Mayor (Zócalo), en donde se montó un tablado y hubo fuegos artificiales.

Referencias:

  1. “Destino México”. Testimonios en el Archivo Histórico Municipal de Puebla 1801-1931, edición coordinada por Felicitas Ocampo López y María Aurelia Hernández Yahuitl, editado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

  2. “La imprenta y los bandos en la Puebla de los Ángeles”, Memoria del Mundo 2023, coordinado por María Teresa Cordero Arce, directora del Archivo General Municipal de Puebla, editado por el Ayuntamiento de Puebla.

*Disponibles para su consulta en el Archivo General Municipal de Puebla (AGMP)


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