Durante el virreinato, la antigua Ciudad de los Ángeles fue la ciudad más importante de la Nueva España después de la capital del país.
Fue el primer proyecto de ciudad fundada por españoles para españoles, gobernada y administrada por ellos y sus descendientes por siglos. Y por incongruente que parezca, la Angelópolis fue escenario de la consolidación del movimiento independentista de México que puso fin al dominio español de trescientos años.
La Puebla de los Ángeles se volvió independiente mediante tres actos públicos en los se juró independencia ante Agustín de Iturbide, antes de que este sellara la Independencia con los Tratados de Córdoba y antes de que se firmara el Acta de Independencia.
Una ciudad de españoles para españoles
Diez años después de que Hernán Cortés y sus tropas tomaran la ciudad de Tenochtitlán se fundó la antigua Ciudad de los Ángeles, en 1531, a petición directa del reino de León y Castilla.
La corona española solicitó a la Segunda Real Audiencia de México fundar una ciudad para asentar a los españoles que vagaban por la Nueva España, otorgándoles un lugar adecuado para su porvenir.
La búsqueda de este sitio le fue encomendada al licenciado Juan de Salmerón, quien para dicho propósito encontró conveniente el valle de Cuetlaxcoapan, un lugar rodeado de bosques y con agua en abundancia que era frontero entre varios señoríos.
La ciudad se trazó del lado poniente del río San Francisco, en torno a la Plaza Mayor (zócalo), alrededor de la que se establecieron los poderes coloniales: El Cabildo, la Audiencia y la Iglesia, así como la casa del obispo y de otros personajes distinguidos.
Los regidores y alcaldes ordinarios fueron elegidos de acuerdo a su probidad moral y a su riqueza, normalmente eran conquistadores a los que se les habían dado tierras por defender el reino.
La nueva ciudad de españoles se consolidó rápidamente gracias a que de forma inmediata, recibió la real cédula con el título de “Ciudad de los Ángeles” por la reina Isabel de Portugal (1532). Para garantizar su éxito, el rey Carlos V la ennobleció al concederle la real provisión con el escudo de armas (1538).
Puebla se convirtió en uno de los obispados más relevantes de la Nueva España cuando se trasladó la diócesis de Tlaxcala a Puebla, en 1539, con permiso del virrey Antonio de Mendoza y aprobado por el Cabildo en 1541.
La Ciudad de los Ángeles prosperó, las familias se multiplicaron y comenzaron a llegar más habitantes del viejo continente porque en España se había corrido la voz de un nuevo reino, muy próspero, y el rey había decretado que a todo aquel que viniera a vivir a “la Puebla”, no se le cobrarían impuestos por un período de 30 años. Llegaron artesanos y comerciantes, lo que contribuyó al desarrollo de la industria.
Durante el virreinato, la Puebla de los Ángeles, hoy Patrimonio Cultural de la Humanidad, se convirtió en una de las capitales más importantes de la Nueva España al concentrar gran parte de la riqueza económica y cultural del país.
La primera ciudad en jurar la Independencia
Después de la capital del país, Puebla fue la ciudad más importante de la Nueva España, pero durante la primera mitad del siglo XIX, la ciudad que había sido fundada por españoles para españoles, contribuyó a la consolidación del movimiento independentista de México que puso fin al dominio español de trescientos años.
De acuerdo con Fabián Valdivia, director de Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP) e investigador miembro del Seminario de Cultura Mexicana, en su ruta hacia Córdoba, Veracruz, para firmar los tratados que van a consolidar y finalizar el proceso de independencia, Agustín de Iturbide es recibido en Puebla por el obispo Antonio Joaquín Pérez Martínez, quien lo aloja en el Palacio Episcopal (hoy oficina de Correos y SAT) del 2 al 5 de agosto. Durante esos días hay negociaciones previas a la Jura de la Independencia.
“Puebla es la primera gran ciudad de la Nueva España que jura el Plan de Iguala de manera pública y existen actas de cabildo que lo avalan. Esto se dio mediante tres actos públicos solemnes de Jura de la Independencia ante Agustín de Iturbide. En los actos estuvieron presentes el Cabildo Catedralicio y el obispo, el Cabildo de la ciudad y el alcalde Carlos García, la propia ciudadanía y estudiantes”, advierte.
La diócesis de Puebla tenía gran relevancia en la Nueva España y en ese momento el obispo era Antonio Joaquín Pérez Martínez, un importante intelectual y político de la época. Fue gracias a su liderazgo, que la consumación de la independencia en este territorio se dio sin un balazo.
De esta forma Puebla se declaró independiente mucho antes que Iturbide firmara y sellara la independencia con los Tratados de Córdoba y mucho antes que se firmara el Acta de Independencia.
Se imprime en Puebla el Plan de Iguala
Para Jurar la Independencia había que leer el Plan de Iguala, que contiene las ideas independentistas que Agustín de Iturbide proclamó el 24 de febrero de 1821. Por eso, cuando llegó a Puebla, lo primero que hizo fue buscar una imprenta para reproducir todos los folios de este documento para que, además, fuera difundido y distribuido en todo el país.
Buscó una imprenta en el Portal de Borja (hoy Portal Juárez), pero ninguno de los impresores que estaban establecidos ahí quiso reproducirlo. Así llegó al taller tipográfico de los hermanos filipenses que estaba establecido en La Concordia (hoy Patio de los Azulejos).
El taller era conocido como Imprenta Liberal, aquí se había impreso el primer periódico que se publicó en la Angelópolis: La Abeja Poblana, impreso que fue considerado el parteaguas del periodismo en Puebla y alcanzó una amplia difusión e influencia entre los estados de Veracruz, Oaxaca y la ciudad de México.
La Abeja Poblana era editado por el periodista y sacerdote veracruzano, Juan Nepomuceno Troncoso Bueno, junto con su hermano. La publicación del diario era semanal, con un tiraje de 200 ejemplares a cuatro páginas. La Biblioteca Palafoxiana tiene bajo su resguardo, ejemplares de este periódico y de otros diarios surgidos durante el período independentista.
El recién proclamado Plan de Iguala, se publicó en el suplemento No. 14 (1821) del periódico La Abeja Poblana. Se imprimió por ambas caras en forma de volante para difundirlo entre la población.
Tres actos públicos de Jura de Independencia
El obispo Antonio Joaquín Pérez Martínez fue una pieza fundamental en los tratos hechos con Iturbide, porque gracias a él se logró un acuerdo político militar que logró que Puebla se volviera Independiente sin un balazo. Primero por la negociación, y segundo, porque Iturbide tuvo el apoyo del obispo de mayor importancia política de la Nueva España.
Valdivia relata que el primer juramento de independencia se hizo en la mañana del 5 de agosto de 1821 en el antiguo Ayuntamiento, en donde el alcalde Carlos García y el Cabildo, juraron ser fieles a las ideas del Plan de Iguala. El acto se llevó a cabo tanto en la sala de Cabildo como en un balcón que da hacia la Plaza Mayor.
“De ahí se dirigieron al Palacio Episcopal y en el balcón principal que da a la 5 Oriente, el obispo Pérez Martínez y el Cabildo Catedralicio, vuelven a hacer una jura solemne pública del Plan de Iguala. Por cierto, cada vez que se acaba esta jura se lanzaban monedas”, señala el investigador.
Después se dirigieron al antiguo Colegio del Espíritu Santo, que hoy es Carolino de la BUAP, dice el investigador, quien agrega que, desde el balcón principal que aún existe, hicieron otra jura pública del Plan de Iguala.
Después de estos tres actos solemnes, Iturbide y el Ejército Trigarante son recibidos por el obispo en Catedral. Ahí, Pérez Martínez, dedicó una misa en la que dio un sermón importante sobre la liberación, comunicándole a la población que aceptar las ideas del Plan de Igual y sumarse a la Independencia, no era un acto en contra de las leyes de Dios.
“Esto es de suma importante porque quiere decir que la tarea del obispo no solo era religiosa sino también política. Al terminar la misa, solo sabemos que se ofreció un banquete”, asegura.
Acta de independencia del Imperio Mexicano
Después de firmar los Tratados de Córdova, Agustín de Iturbide regresó a la ciudad de México. Acompañado por el Ejército Trigarante es recibido en un ambiente festivo el 27 de septiembre de 1821. Al otro día se firmó el acta de independencia.
“El título de este importante documento que se encuentra en el Archivo General de la Nación es: Acta de Independencia del Imperio Mexicano pronunciada por su Junta Soberana congregada en la Capital el 28 de septiembre de 1821”, detalla Valdivia.
En ella hay una serie de firmas de personajes importantes, la primera es la de Agustín de Iturbide y la segunda firma dice: “Antonio Obispo de la Puebla”, que es la firma del obispo Antonio Joaquín Pérez Martínez. Ahí la relevancia que tuvo el obispo poblano en este proceso de consumación.
“Si bien Puebla no fue importante al inicii de la insurgencia, sí va a ser fundamental para la consumación de la misma. Celebremos los 203 años de la firma del Acta de Independencia de México en la que se encuentran las firmas de Iturbide y el obispo poblano”, concluye.
Por su labor política y su liderazgo eclesiástico, el obispo poblano Joaquín Pérez Martínez fue un personaje relevante en el proyecto de nacimiento de la Nación. Lo mismo don Francisco Pablo Vázquez, canónigo atlixquense considerado el primer embajador del México Independiente. Ambos son parte importante de la historia de Puebla y del país, en el camino por lograr la Independencia de México y el reconocimiento de ello en el exterior.