/ sábado 3 de diciembre de 2022

Puebla, sede del Mundial de 'La Ola' | Los tiempos idos

En 1986 jugaron figuras de la talla de Michel Platini, Emilio Butragueño y Diego Armando Maradona, quien anotó su primer gol del Mundial en el Cuauhtémoc

Era la mitad de la década de los ochentas, habían pasado solo ocho meses del terremoto de 1985 que tanta tristeza y desolación dejó tras haber devastado la capital mexicana, cuando México se convirtió en el primer país del mundo en organizar dos veces una Copa Mundial.

Puebla fue una sede importante en México 86 porque alojó a la selección italiana que era campeona del mundo, pero también porque aquí se disputó el duelo por el tercero y cuarto lugar de la copa. Para que esto sucediera se hizo una ampliación del Estadio Cuauhtémoc que causó gran polémica.

El Mundial de “La Ola” pagó la deuda que el de los setentas le había quedado a deber a la Angelópolis cuando se realizaron partidos emocionantes y circularon jugadores de la talla de Michel Platini, Emilio Butragueño y Diego Armando Maradona, quien aquí anotó su primer gol del Mundial.

La Selección Nacional de México mostró que su fuerza para trascender es el trabajo en equipo y así logró el mejor resultado que haya tenido el “Tri” en Copas del Mundo.

Así lució el Estadio Cuauhtémoc en el primer encuentro que se jugó | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La afición poblana

“El mundo unido por un balón”, fue el himno que el Equipo Tricolor cantó para alegrar los corazones de los mexicanos junto con la mascota oficial de esta Copa del Mundo: “Pique”.

“Yo tenía 17 años cuando fue el Mundial 86 y tuve la oportunidad de asistir al primer partido de fase de grupos en el Estadio Cuauhtémoc, Italia contra Argentina. Los boletos para los partidos se vendían por series y un día antes del encuentro el hermano de mi papá llegó y dijo: ¡Vamos!, tengo los boletos para ir”, recuerda entusiasmado Francisco Javier Díaz.

Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

“Estábamos atrás de la portería que hoy sería cabecera norte, del lado de la autopista. El marcador fue uno a uno. Fue una maravilla ver a Diego Armando Maradona, un tipo de no más de 1.60 cm que era como un haz de luz dentro de la cancha. Era muy inteligente, jugaba con balón y sin balón, y hacía que el equipo jugara para él. Un tipo que daba la pelota para que se la devolvieran como él quería y te daba un balón para que tu hicieras la jugada que tenías que hacer, era un genio”, agrega.

En el Mundial del 86 se vieron muchas figuras, entre ellas Hugo Sánchez de México, Michael Laudrup de Dinamarca, Emilio Butragueño de España, Michel Platini de Francia, Enzo Francescoli de Uruguay, Zico y Sócrates de Brasil.

“Los equipos de fútbol venían muy bien armados, veías muy buen juego. Todavía nos tocó ver un fútbol no tan físico sino de toque, de agradar, no era tan cerrado”, detalla.

Por el campo del Cuauhtémoc circularon jugadores de la talla de Michel Platini, en la foto junto al portero de su selección | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

En ese Mundial se generó en las gradas un fenómeno que le puso sabor a los encuentros: La Ola, que aún se llega ver en los partidos mundialistas.

“Muchos dicen que La Ola nació en Puebla en un partido previo entre Argentina y México, otros dicen que nació en Monterrey. En el Mundial era un fenómeno, se organizaba de manera natural, alguien empezaba, otros le seguían y después ya había un bloque”, señala.

La Avenida Juárez era el punto de reunión de los jóvenes con cada triunfo de la Selección Tricolor. Todo mundo salía con banderas, trompetas, tocaba el claxon gritando ¡México!, ¡México! Los coches iban y venían; otro punto de reunión fue Plaza Dorada y el Zócalo.

Había tanto entusiasmo que cuando México cayó contra Alemania no se perdió la euforia por el Mundial, cada quien tomó un segundo equipo y lo hizo su favorito. Muchos le iban a Brasil, por lo que había hecho en los setentas. La mayoría se inclinó por Argentina porque era la única de América que clasificó, y al final ganó la Copa del Mundo.

“Yo tenía un año en México 70 cuando mi papá me llevó a ver la Copa Jules Rimet a Bancomer del centro donde estaba exhibida, la que se quedó Brasil al ganar ese año el Mundial. Tengo una foto de recuerdo”, recuerda con añoranza.

Francisco Javier Díaz recuerda que era solo un niño cuando su papá, Javier Díaz Bonfigli, conocido como "El Foco" Bonfigli, lo llevó a conocer la Copa Jules Rimet que fue exhibida antes del Mundial de México 70. Ganó Brasil y se quedó la copa | Foto: Cortesía Francisco Javier Díaz Cardoso

La sede mundialista

Puebla fue una sub sede importante en el Mundial del 86 porque la selección italiana, que había sido Campeona del Mundo en España 1982, la escogió como sede por la comunidad de Chipilo.

Para que fuera sede mundialista se tuvo que hacer una ampliación del Estadio Cuauhtémoc. Se construyeron las rampas, poniente y oriente. Esto generó polémica porque en la entrada de plateas del estadio estaba un mural de Jesús Corro Ferrer que tuvieron que tapar, no lo quitaron porque está en un muro de carga, expone Antonio Abascal López, jefe de Información Deportiva del Sistema Estatal de Telecomunicaciones.


“Fue un mal que sufrió el patrimonio poblano para poder recibir el duelo por el tercero y cuarto lugar del Mundial del 86. Puebla había recibido pocos partidos en México 70, existía el sentimiento de que ese mundial le había quedado a deber, fue donde menos goles hubo. Por eso se apostó por la ampliación”, asegura.

La Selección Italiana, que había sido campeona del mundo en España 1982, escogió a Puebla como sede | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

México 86 pagó la deuda a Puebla porque se jugaron partidos emocionantes. Maradona anotó aquí su primer gol del Mundial, un golazo que dejó parado al portero italiano Gali en empate a uno.

“En otro encuentro Italia le ganó 3-2 a Corea del Sur en un partido muy emocionante. Después de 56 años se vivió el clásico rioplatense, Argentina-Uruguay, que no se había jugado desde la final del primer Mundial en 1930. Fue el 16 de junio, en una tarde típica poblana de verano que empezó con un sol hermoso y hacia el final estaba tan nublado que se tuco que estrenar el alumbrado del estadio. Terminó cayendo un aguacero en los últimos minutos”, recuerda.

Ese día Argentina jugó con el segundo uniforme, una playera azul, y cuando los jugadores llegaron al vestuario dijeron: ´Esta playera pesa muchísimo´. En cuartos de final se enfrentarían a Inglaterra con el mismo uniforme.

“Cuenta la leyenda que los jugadores dijeron: ´No nos la volvemos a poner´. Entonces los utileros argentinos se movieron por la Ciudad de México para conseguir una playera parecida de color y las costureras de Televisa les pegaron los números. Jugaron con camisetas hechizas ese partido en el que ganaron con los dos goles históricos de Maradona, el primero conocido como el de ´la mano de Dios´ y el segundo como ´El gol del siglo XX´”, relata.

En México 86 Maradona anotó en Puebla su primer gol de la Copa del Mundo | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La Furia Roja

Además del duelo por el tercero y cuarto lugar de la Copa del Mundo, el partido más importante que se jugó en Puebla fue el de España contra Bélgica, en cuartos de final.

Vino la selección española a Puebla, una ciudad fundada por españoles que se volvió loca desde los días previos. Se alojó en el Hotel del Alba, dónde los aficionados pudieron acercarse para conocerlos y hasta obtener un autógrafo de los jugadores.

“Ese día el estadio se pintó de rojo y amarillo. El partido empató y se fueron a tiempo extra, aunque España generó muchas llegadas no cayó gol. En penales ganó Bélgica, el más joven de los españoles lo falló, Eloy Olaya. Yo tuve ocasión de entrevistar a Emilio Butragueño que jugó ese partido y me dijo: Sí, en algunas ciudades de España no nos reciben como en Puebla. Aquí nos sentimos más que en casa”, narra.

Cuando los españoles vinieron a Puebla la afición se volvió loca, los jugadores se sintieron como en casa | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Las figura mundialistas

Raúl Servín Monetti debutó en Pumas en 1981 con Bora Milutinovic y tenía 22 años cuando lo llamaron para integrarse en la selección mexicana en 1985.

“Después de la final que jugamos con el América en Querétaro, Bora entró al vestidor con Guillermo Aguilar Álvarez, y ahí mencionaron a los que jugaríamos en el Mundial: Rafael Amador, Feliz Cruz, Miguel España, Jorge Negrete y yo. Me dijo: ´Sabes qué Servín, te vas a incorporar a la selección´. Entre en el último año de preparación”, señala Raúl Servín, quien jugó con el número 17 en la selección de 1986 y hoy es entrenador de fútbol en el Tec de Monterrey campus Puebla.


La Selección Nacional que participó en el Mundial de México 1986 contó con un proceso de preparación de cuatro años que facilitó la unificación del equipo. Los jugadores convocados entrenaban en un centro de capacitación, hoy inexistente, cercano al Estadio Azteca. Durante ese tiempo realizaron tres giras, una a Sudamérica, otra a Europa y la última a Medio Oriente.

“En la última fue en la que yo participé, fuimos a Egipto, Yemen, Kuwait y Libia. Después, unos meses antes del Mundial hubo un cuadrangular en el Estadio Azteca en el que nos enfrentamos a tres potencias: Italia, Inglaterra y Alemania. Yo creo que ese proceso fue muy importante para lo que se consiguió”, enfatiza.

En este Mundial, el Equipo Tricolor logró el sexto lugar, el mejor resultado que haya tenido una selección mexicana en Copas del Mundo | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

En ese Mundial solo había un futbolista de la selección que jugaba en el extranjero y era Hugo Sánchez, los demás integrantes eran de la Liga MX. El “Pichichi” no logró destacar como se esperaba, pero el Equipo Tricolor en su conjunto ofreció un espectáculo futbolístico que deleitó a la afición mexicana y con el que alcanzó el sexto lugar, hasta ahora el mejor resultado de una selección mundialista.

“Los únicos partidos que teníamos de preparación internacional son los que jugamos amistosos y si nos sirvieron porque sacamos el quinto partido. Gracias a eso y en base a entrenar juntos pudimos enfrentarnos a selecciones fuertes como Alemania y quedar empatados, porque estadísticamente así fue, en el Mundial del 86 ganamos tres partidos y empatamos dos”, señala.

Hugo Sánchez, quien jugaba en la liga española, se unió al tricolor dos semanas antes de que empezara el Mundial y según refiere Servín, eso no fue problema: “Siempre se ha dicho que hubo problemas con él pero no fue así, yo no vi celos ni peleas, hubo una buena relación. Obviamente hay jugadores con los que te llevas más, por ejemplo, el Chícharo y el Abuelo se juntaban mucho pero no se segregaban al contrario, ellos hacían el ambiente”.

Golazo de media chilena de Miguel Negrete en el partido contra Bulgaria que ganó la Selección Nacional | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La emoción del triunfo

Un estadio lleno y la emoción del triunfo es muy importante para un jugador y el ánimo del equipo. En México 86, el Estadio Azteca tenía un aforo de cien mil personas y la afición se les entregó al cien por ciento en todos los partidos que jugaron, incluso cuando fueron a jugar a Monterrey. Cuando le ganaron a Bulgaria el cuarto partido, la gente se colocó a lo largo del trayecto por ambos lados, desde el Azteca hasta donde estaban concentrados.

“Mi gol contra a Bulgaria fue el segundo en un tiro de esquina en el que iban cinco jugadores al remate, Negrete lo tiraba y Miguel España y yo teníamos que estar afuera en el rebote. Jugué de lateral izquierdo pero por desobediencia táctica, me fui del otro lado, corrí por impulso cuando Negrete iba a mandar el centro, me anticipé, salté y lo rematé”, recuerda.

“Yo creo que a partir de este Mundial se comenzaron a tomar para festejos populares lugares emblemáticos como El Ángel o La Minerva en la Ciudad de México”, añade.

El gol de Raúl Servín contra Bulgaria fue el segundo del encuentro | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La maldición de los penales

“Contra Alemania jugué como lateral derecho, mandé un centro que remató Aguirre (Javier), pegó en el travesaño y se metió, pero nos lo anularon. Al final empatamos y perdimos en penales, el único que metió el balón fue Negrete. Ahí nació la maldición de los penales”, asegura.

Dice que durante el Mundial del 86, cuando los equipos se iban a penales, los jugadores se sentaban en el círculo central y en esa ocasión, Mejía Barón, que era asistente de Bora, se acercó y le preguntó a cada uno si lo querían tirar, el aceptó y lo falló.

La Selección Nacional jugó su quinto partido contra Alemania que ganó en penales | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

“Con el paso de los años y ahora que soy entrenador de fútbol puedo decir que los penales solo se fallan por dos razones, por dudar o por ponerse nervioso, yo lo falle por dudar”, lamenta.

Siempre ha sido motivo de discusión que el partido para que la Selección Nacional calificara se haya jugado en el Estadio Universitario de Monterrey, sobre todo cuando el Tricolor era cabeza de grupo y su sede era el Azteca, un estadio que ya conocían.

“Yo pienso que sí afectó el no haber jugado en el Azteca ese partido, no en el ánimo de la gente porque si nos apoyó, sino en la cancha, el calor y la altura. Hubiéramos sacado mejor provecho jugando en la Ciudad de México. Nosotros quedamos en primer lugar del grupo y teníamos que quedarnos en la sede”, concluye.

Argentina se coronó campeón de la Copa del Mundo en México 86, el Mundial de Diego Armando Maradona | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

A un paso del Mundial

Durante el proceso de preparación de los seleccionados nacionales hacia el Mundial del 86, fueron convocados tres jugadores de La Franja FC: “Tito” Rosete, Arturo Álvarez y Paul Moreno. Este último había sido el novato del año y en ese momento era la estrella del Puebla.

“Nosotros iniciamos con Bora la selección en 1982 con un partido en Monterrey, nos tocó ir a Tito y a mí, pero en una ocasión él se lastimó y entonces convocaron a Arturo Álvarez”, expone Paul Moreno, futbolista mexicano que hoy es entrenador de fútbol en el Tec de Monterrey campus Puebla.

Refiere que de lunes a miércoles entrenaban en Ciudad de México con la selección de Bora y los jueves se regresaban con el equipo para jugar la liga los fines de semana.

El entrenador Bora Milutinovic convocó a los seleccionados nacionales en 1982. Tuvieron cuatro años de preparación con partidos internacionales | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

En 1985, Paul Moreno inició el torneo de preparación de la selección y participó en el partido que se jugó en el Cuauhtémoc contra la selección italiana, que había sido Campeona del Mundo en España 82.

“Íbamos de líderes y tuve la fortuna de empezar metiendo goles. Durante un entrenamiento a la hora de cubrir una pelota le pise el pie a un compañero. Me fracturé el quinto (hueso) metatarsiano y me tuvieron que operar”, lamenta.

Así, su sueño de participar en el Mundial se esfumó y, a pesar de que Arturo Álvarez era considerado un buen lateral, Bora se decidió por otro jugador de Pumas.

“Esa selección entrenó durante cuatro años y tuvo cerca de 80-90 partidos de preparación previos al Mundial. Incluso, un año antes se quedó como fija, los jugadores ya no regresaron a sus equipos y se concentraron para la Copa del Mundo. Esta preparación no la ha tenido ninguna selección”, puntualiza.

Era la mitad de la década de los ochentas, habían pasado solo ocho meses del terremoto de 1985 que tanta tristeza y desolación dejó tras haber devastado la capital mexicana, cuando México se convirtió en el primer país del mundo en organizar dos veces una Copa Mundial.

Puebla fue una sede importante en México 86 porque alojó a la selección italiana que era campeona del mundo, pero también porque aquí se disputó el duelo por el tercero y cuarto lugar de la copa. Para que esto sucediera se hizo una ampliación del Estadio Cuauhtémoc que causó gran polémica.

El Mundial de “La Ola” pagó la deuda que el de los setentas le había quedado a deber a la Angelópolis cuando se realizaron partidos emocionantes y circularon jugadores de la talla de Michel Platini, Emilio Butragueño y Diego Armando Maradona, quien aquí anotó su primer gol del Mundial.

La Selección Nacional de México mostró que su fuerza para trascender es el trabajo en equipo y así logró el mejor resultado que haya tenido el “Tri” en Copas del Mundo.

Así lució el Estadio Cuauhtémoc en el primer encuentro que se jugó | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La afición poblana

“El mundo unido por un balón”, fue el himno que el Equipo Tricolor cantó para alegrar los corazones de los mexicanos junto con la mascota oficial de esta Copa del Mundo: “Pique”.

“Yo tenía 17 años cuando fue el Mundial 86 y tuve la oportunidad de asistir al primer partido de fase de grupos en el Estadio Cuauhtémoc, Italia contra Argentina. Los boletos para los partidos se vendían por series y un día antes del encuentro el hermano de mi papá llegó y dijo: ¡Vamos!, tengo los boletos para ir”, recuerda entusiasmado Francisco Javier Díaz.

Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

“Estábamos atrás de la portería que hoy sería cabecera norte, del lado de la autopista. El marcador fue uno a uno. Fue una maravilla ver a Diego Armando Maradona, un tipo de no más de 1.60 cm que era como un haz de luz dentro de la cancha. Era muy inteligente, jugaba con balón y sin balón, y hacía que el equipo jugara para él. Un tipo que daba la pelota para que se la devolvieran como él quería y te daba un balón para que tu hicieras la jugada que tenías que hacer, era un genio”, agrega.

En el Mundial del 86 se vieron muchas figuras, entre ellas Hugo Sánchez de México, Michael Laudrup de Dinamarca, Emilio Butragueño de España, Michel Platini de Francia, Enzo Francescoli de Uruguay, Zico y Sócrates de Brasil.

“Los equipos de fútbol venían muy bien armados, veías muy buen juego. Todavía nos tocó ver un fútbol no tan físico sino de toque, de agradar, no era tan cerrado”, detalla.

Por el campo del Cuauhtémoc circularon jugadores de la talla de Michel Platini, en la foto junto al portero de su selección | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

En ese Mundial se generó en las gradas un fenómeno que le puso sabor a los encuentros: La Ola, que aún se llega ver en los partidos mundialistas.

“Muchos dicen que La Ola nació en Puebla en un partido previo entre Argentina y México, otros dicen que nació en Monterrey. En el Mundial era un fenómeno, se organizaba de manera natural, alguien empezaba, otros le seguían y después ya había un bloque”, señala.

La Avenida Juárez era el punto de reunión de los jóvenes con cada triunfo de la Selección Tricolor. Todo mundo salía con banderas, trompetas, tocaba el claxon gritando ¡México!, ¡México! Los coches iban y venían; otro punto de reunión fue Plaza Dorada y el Zócalo.

Había tanto entusiasmo que cuando México cayó contra Alemania no se perdió la euforia por el Mundial, cada quien tomó un segundo equipo y lo hizo su favorito. Muchos le iban a Brasil, por lo que había hecho en los setentas. La mayoría se inclinó por Argentina porque era la única de América que clasificó, y al final ganó la Copa del Mundo.

“Yo tenía un año en México 70 cuando mi papá me llevó a ver la Copa Jules Rimet a Bancomer del centro donde estaba exhibida, la que se quedó Brasil al ganar ese año el Mundial. Tengo una foto de recuerdo”, recuerda con añoranza.

Francisco Javier Díaz recuerda que era solo un niño cuando su papá, Javier Díaz Bonfigli, conocido como "El Foco" Bonfigli, lo llevó a conocer la Copa Jules Rimet que fue exhibida antes del Mundial de México 70. Ganó Brasil y se quedó la copa | Foto: Cortesía Francisco Javier Díaz Cardoso

La sede mundialista

Puebla fue una sub sede importante en el Mundial del 86 porque la selección italiana, que había sido Campeona del Mundo en España 1982, la escogió como sede por la comunidad de Chipilo.

Para que fuera sede mundialista se tuvo que hacer una ampliación del Estadio Cuauhtémoc. Se construyeron las rampas, poniente y oriente. Esto generó polémica porque en la entrada de plateas del estadio estaba un mural de Jesús Corro Ferrer que tuvieron que tapar, no lo quitaron porque está en un muro de carga, expone Antonio Abascal López, jefe de Información Deportiva del Sistema Estatal de Telecomunicaciones.


“Fue un mal que sufrió el patrimonio poblano para poder recibir el duelo por el tercero y cuarto lugar del Mundial del 86. Puebla había recibido pocos partidos en México 70, existía el sentimiento de que ese mundial le había quedado a deber, fue donde menos goles hubo. Por eso se apostó por la ampliación”, asegura.

La Selección Italiana, que había sido campeona del mundo en España 1982, escogió a Puebla como sede | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

México 86 pagó la deuda a Puebla porque se jugaron partidos emocionantes. Maradona anotó aquí su primer gol del Mundial, un golazo que dejó parado al portero italiano Gali en empate a uno.

“En otro encuentro Italia le ganó 3-2 a Corea del Sur en un partido muy emocionante. Después de 56 años se vivió el clásico rioplatense, Argentina-Uruguay, que no se había jugado desde la final del primer Mundial en 1930. Fue el 16 de junio, en una tarde típica poblana de verano que empezó con un sol hermoso y hacia el final estaba tan nublado que se tuco que estrenar el alumbrado del estadio. Terminó cayendo un aguacero en los últimos minutos”, recuerda.

Ese día Argentina jugó con el segundo uniforme, una playera azul, y cuando los jugadores llegaron al vestuario dijeron: ´Esta playera pesa muchísimo´. En cuartos de final se enfrentarían a Inglaterra con el mismo uniforme.

“Cuenta la leyenda que los jugadores dijeron: ´No nos la volvemos a poner´. Entonces los utileros argentinos se movieron por la Ciudad de México para conseguir una playera parecida de color y las costureras de Televisa les pegaron los números. Jugaron con camisetas hechizas ese partido en el que ganaron con los dos goles históricos de Maradona, el primero conocido como el de ´la mano de Dios´ y el segundo como ´El gol del siglo XX´”, relata.

En México 86 Maradona anotó en Puebla su primer gol de la Copa del Mundo | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La Furia Roja

Además del duelo por el tercero y cuarto lugar de la Copa del Mundo, el partido más importante que se jugó en Puebla fue el de España contra Bélgica, en cuartos de final.

Vino la selección española a Puebla, una ciudad fundada por españoles que se volvió loca desde los días previos. Se alojó en el Hotel del Alba, dónde los aficionados pudieron acercarse para conocerlos y hasta obtener un autógrafo de los jugadores.

“Ese día el estadio se pintó de rojo y amarillo. El partido empató y se fueron a tiempo extra, aunque España generó muchas llegadas no cayó gol. En penales ganó Bélgica, el más joven de los españoles lo falló, Eloy Olaya. Yo tuve ocasión de entrevistar a Emilio Butragueño que jugó ese partido y me dijo: Sí, en algunas ciudades de España no nos reciben como en Puebla. Aquí nos sentimos más que en casa”, narra.

Cuando los españoles vinieron a Puebla la afición se volvió loca, los jugadores se sintieron como en casa | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Las figura mundialistas

Raúl Servín Monetti debutó en Pumas en 1981 con Bora Milutinovic y tenía 22 años cuando lo llamaron para integrarse en la selección mexicana en 1985.

“Después de la final que jugamos con el América en Querétaro, Bora entró al vestidor con Guillermo Aguilar Álvarez, y ahí mencionaron a los que jugaríamos en el Mundial: Rafael Amador, Feliz Cruz, Miguel España, Jorge Negrete y yo. Me dijo: ´Sabes qué Servín, te vas a incorporar a la selección´. Entre en el último año de preparación”, señala Raúl Servín, quien jugó con el número 17 en la selección de 1986 y hoy es entrenador de fútbol en el Tec de Monterrey campus Puebla.


La Selección Nacional que participó en el Mundial de México 1986 contó con un proceso de preparación de cuatro años que facilitó la unificación del equipo. Los jugadores convocados entrenaban en un centro de capacitación, hoy inexistente, cercano al Estadio Azteca. Durante ese tiempo realizaron tres giras, una a Sudamérica, otra a Europa y la última a Medio Oriente.

“En la última fue en la que yo participé, fuimos a Egipto, Yemen, Kuwait y Libia. Después, unos meses antes del Mundial hubo un cuadrangular en el Estadio Azteca en el que nos enfrentamos a tres potencias: Italia, Inglaterra y Alemania. Yo creo que ese proceso fue muy importante para lo que se consiguió”, enfatiza.

En este Mundial, el Equipo Tricolor logró el sexto lugar, el mejor resultado que haya tenido una selección mexicana en Copas del Mundo | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

En ese Mundial solo había un futbolista de la selección que jugaba en el extranjero y era Hugo Sánchez, los demás integrantes eran de la Liga MX. El “Pichichi” no logró destacar como se esperaba, pero el Equipo Tricolor en su conjunto ofreció un espectáculo futbolístico que deleitó a la afición mexicana y con el que alcanzó el sexto lugar, hasta ahora el mejor resultado de una selección mundialista.

“Los únicos partidos que teníamos de preparación internacional son los que jugamos amistosos y si nos sirvieron porque sacamos el quinto partido. Gracias a eso y en base a entrenar juntos pudimos enfrentarnos a selecciones fuertes como Alemania y quedar empatados, porque estadísticamente así fue, en el Mundial del 86 ganamos tres partidos y empatamos dos”, señala.

Hugo Sánchez, quien jugaba en la liga española, se unió al tricolor dos semanas antes de que empezara el Mundial y según refiere Servín, eso no fue problema: “Siempre se ha dicho que hubo problemas con él pero no fue así, yo no vi celos ni peleas, hubo una buena relación. Obviamente hay jugadores con los que te llevas más, por ejemplo, el Chícharo y el Abuelo se juntaban mucho pero no se segregaban al contrario, ellos hacían el ambiente”.

Golazo de media chilena de Miguel Negrete en el partido contra Bulgaria que ganó la Selección Nacional | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La emoción del triunfo

Un estadio lleno y la emoción del triunfo es muy importante para un jugador y el ánimo del equipo. En México 86, el Estadio Azteca tenía un aforo de cien mil personas y la afición se les entregó al cien por ciento en todos los partidos que jugaron, incluso cuando fueron a jugar a Monterrey. Cuando le ganaron a Bulgaria el cuarto partido, la gente se colocó a lo largo del trayecto por ambos lados, desde el Azteca hasta donde estaban concentrados.

“Mi gol contra a Bulgaria fue el segundo en un tiro de esquina en el que iban cinco jugadores al remate, Negrete lo tiraba y Miguel España y yo teníamos que estar afuera en el rebote. Jugué de lateral izquierdo pero por desobediencia táctica, me fui del otro lado, corrí por impulso cuando Negrete iba a mandar el centro, me anticipé, salté y lo rematé”, recuerda.

“Yo creo que a partir de este Mundial se comenzaron a tomar para festejos populares lugares emblemáticos como El Ángel o La Minerva en la Ciudad de México”, añade.

El gol de Raúl Servín contra Bulgaria fue el segundo del encuentro | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La maldición de los penales

“Contra Alemania jugué como lateral derecho, mandé un centro que remató Aguirre (Javier), pegó en el travesaño y se metió, pero nos lo anularon. Al final empatamos y perdimos en penales, el único que metió el balón fue Negrete. Ahí nació la maldición de los penales”, asegura.

Dice que durante el Mundial del 86, cuando los equipos se iban a penales, los jugadores se sentaban en el círculo central y en esa ocasión, Mejía Barón, que era asistente de Bora, se acercó y le preguntó a cada uno si lo querían tirar, el aceptó y lo falló.

La Selección Nacional jugó su quinto partido contra Alemania que ganó en penales | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

“Con el paso de los años y ahora que soy entrenador de fútbol puedo decir que los penales solo se fallan por dos razones, por dudar o por ponerse nervioso, yo lo falle por dudar”, lamenta.

Siempre ha sido motivo de discusión que el partido para que la Selección Nacional calificara se haya jugado en el Estadio Universitario de Monterrey, sobre todo cuando el Tricolor era cabeza de grupo y su sede era el Azteca, un estadio que ya conocían.

“Yo pienso que sí afectó el no haber jugado en el Azteca ese partido, no en el ánimo de la gente porque si nos apoyó, sino en la cancha, el calor y la altura. Hubiéramos sacado mejor provecho jugando en la Ciudad de México. Nosotros quedamos en primer lugar del grupo y teníamos que quedarnos en la sede”, concluye.

Argentina se coronó campeón de la Copa del Mundo en México 86, el Mundial de Diego Armando Maradona | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

A un paso del Mundial

Durante el proceso de preparación de los seleccionados nacionales hacia el Mundial del 86, fueron convocados tres jugadores de La Franja FC: “Tito” Rosete, Arturo Álvarez y Paul Moreno. Este último había sido el novato del año y en ese momento era la estrella del Puebla.

“Nosotros iniciamos con Bora la selección en 1982 con un partido en Monterrey, nos tocó ir a Tito y a mí, pero en una ocasión él se lastimó y entonces convocaron a Arturo Álvarez”, expone Paul Moreno, futbolista mexicano que hoy es entrenador de fútbol en el Tec de Monterrey campus Puebla.

Refiere que de lunes a miércoles entrenaban en Ciudad de México con la selección de Bora y los jueves se regresaban con el equipo para jugar la liga los fines de semana.

El entrenador Bora Milutinovic convocó a los seleccionados nacionales en 1982. Tuvieron cuatro años de preparación con partidos internacionales | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

En 1985, Paul Moreno inició el torneo de preparación de la selección y participó en el partido que se jugó en el Cuauhtémoc contra la selección italiana, que había sido Campeona del Mundo en España 82.

“Íbamos de líderes y tuve la fortuna de empezar metiendo goles. Durante un entrenamiento a la hora de cubrir una pelota le pise el pie a un compañero. Me fracturé el quinto (hueso) metatarsiano y me tuvieron que operar”, lamenta.

Así, su sueño de participar en el Mundial se esfumó y, a pesar de que Arturo Álvarez era considerado un buen lateral, Bora se decidió por otro jugador de Pumas.

“Esa selección entrenó durante cuatro años y tuvo cerca de 80-90 partidos de preparación previos al Mundial. Incluso, un año antes se quedó como fija, los jugadores ya no regresaron a sus equipos y se concentraron para la Copa del Mundo. Esta preparación no la ha tenido ninguna selección”, puntualiza.

Local

Estrena TV Española documental de Cecilia Monzón y exhibe trabas legales del caso

Ahí el fiscal Gilberto Higuera señala que hay pruebas suficientes para dar una condena “ejemplar” a los involucrados

Cultura

Villa Iluminada, Tecate Comuna, Gloria Trevi y más este fin de semana en Puebla

Del 22 al 24 de noviembre habrá diferentes actividades en la ciudad y sus alrededores

Policiaca

Asalta grupo armado Bodega Aurrerá en Xilotzingo a plena luz del día

Los delincuentes rompieron las vitrinas donde se encontraban los teléfonos celulares para poder llevárselos, así como otros objetos de valor

Local

¿Dónde se ubicará la nueva sede de la preparatoria Zapata de la BUAP?

Ubicada en la colonia Jesús García, esta nueva sede revivirá un espacio ya conocido por los poblanos al ser una salida de transporte

Local

Anuncian reducción de carriles sobre Periférico Ecológico, conoce fechas y más detalles

Las autoridades señalaron que este cambio será por los trabajos de construcción de la Línea 4