¿Qué celebramos el 5 de mayo? Esta de las fechas más importantes en México, y especialmente en Puebla, debido a que un día como este, pero del año 1862, el ejército mexicano, liderado por el general Ignacio Zaragoza, logró vencer al ejército francés cuando atravesaba por el territorio poblano, mismo que pretendía adueñarse del país.
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Esta victoria se distinguió de cualquier otra en el país, toda vez que el ejército francés, considerado en aquel entonces como el más poderoso del mundo por haber ganado al menos tres enfrentamientos mundiales en años anteriores, fue derrotado por un batallón conformado parcialmente por voluntarios que no tenían experiencia, pero sí valentía, agrega Pedro Mauro Ramos Vázquez, secretario general del Consejo de la Crónica y miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía Filial del Estado de Puebla, en entrevista con esta casa editorial.
Francia llegó con una soberbia muy grande y Puebla logró repeler los ataques
"Obviamente para los mexicanos y a nivel mundial fue una batalla muy sonada, porque era una de las primeras veces que el ejército francés fue humillado completamente por un ejército inexperto y conformado por voluntarios que no conocían tácticas de guerra, pero sí tenían mucha voluntad, bizarría y ahínco por la defensa de la patria", señala.
Gracias a esta batalla, México demostró ante el mundo la entereza y la fuerza de su ejército. Pero, ¿porqué surgió este conflicto entre ambos países? Aquí te lo contamos.
En aquel entonces, durante la gestión de Benito Juárez como presidente del país, México tenía deudas con los países de Inglaterra, España y Francia. Sin embargo, estos compromisos fueron imposibles de pagar.
Ante esto, el 19 de febrero de 1862, con sede en la comunidad de Soledad de Doblado, en Veracruz, el secretario de Relaciones Exteriores en México, Manuel Doblado, convocó a las tres potencias mundiales para hacerles saber dicha situación y firmar el Tratado de la Soledad, donde accedían a postergar la deuda con el gobierno de Benito Juárez.
España e Inglaterra aceptaron el tratado, sin embargo, Francia, a la que menos dinero se le debía de los tres países, rechazó la propuesta y decidieron introducir a sus tropas para amenazar al gobierno mexicano de que, si se les dejaba de pagar, se iban a cobrar con bienes o territorio.
México alistó su ejército
Por esto, el gobierno mexicano convocó a su población a sumarse al Ejército de Oriente, liderado por el general Ignacio Zaragoza, para alistarse en caso de una invasión francesa.
Y así fue. El ejército francés, liderado por el comandante Charles Ferdinand Latrille, conocido como el Conde de Lorencez, ingresó el 5 de mayo de 1862 al territorio mexicano acompañado de cinco mil efectivos, para realizar este cobro de bienes con el gobierno mexicano. Esta agrupación llegó por Veracruz y se dirigía a lo que ahora es la Ciudad de México, sin saber que en Puebla (donde tenían que atravesar para llegar a su destino) ya estaba el Ejército de Oriente, conformado por no más de tres mil integrantes, con edades entre 30 y 33 años.
Puebla fue el lugar estratégico para repeler el trayecto de Francia, para entonces no se sabía que íbamos a tener una batalla, como tal Puebla era un punto para esperar lo que viniera, por parte del Ejército de Oriente llegaron a juntarse tres mil efectivos, ¡imagínate! de ellos vienen cinco mil y nosotros éramos menos, fue una situación complicada detalla el cronista.
¿Quiénes participaron en la batalla del 5 de Mayo?
El Sexto Batallón de la Guardia Nacional de Puebla, conformado por soldados voluntarios de los municipios indígenas de la Sierra Norte de Puebla como Tetela de Ocampo, Xochiapulco, Zacapoaxtla, Cuetzalan, Zautla, entre otros, fue una pieza fundamental para ganar esta batalla.
Al llegar al punto entre Tepeaca y Amozoc, el sexto batallón debilitó a las tropas francesas cerca de las 11:30 de la mañana, en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Este contingente de soldados poblanos, a cargo de tres hombres conocidos como Los Tres Juanes: Juan Nepomuceno Méndez “El león de las montañas”, Juan Francisco Lucas que posteriormente “El patriarca de la Sierra” y Juan Crisóstomo Bonilla “El gobernante modelo” atacó primero al ejército más poderoso del mundo, conocido de esta manera por haber salido victorioso de otras batallas muy importantes como la de Solferino (1859), de Magenta (1859) y de Sebastopol (1855).
En tanto, en el cerro de Loreto y Guadalupe, defensa natural de la ciudad de Puebla, el Ejército de Oriente hizo algunas adecuaciones, derrumbando una parte de la torre de Loreto para que el enemigo, al llegar a esta parte, no pudiera ver exactamente dónde estaba.
Cabe mencionar que, previo a esto, el comandante del ejército francés mandó telegramas al emperador de aquel entonces, Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte, donde le afirmó que con sus cinco mil hombres “ya era dueño de México”, sin imaginar que sería todo lo contrario.
Él llegó con una soberbia muy grande, había visto se estaba preparando el ejército mexicano y conocía sus alcances, tenía conocimiento de que aquí no había mucha artillería ni armas, todavía se luchaba con armamento de al menos 40 años antes, cuando todavía se estaba consumando la Independencia de México añade Pedro.
La batalla constó de tres ataques por parte del ejército francés, mismos que fueron refutados por los soldados mexicanos. Alrededor de las 18:00 horas, los invasores dieron toque de retirada y dieron paso atrás, dándose cuenta que su misión sería imposible. Zaragoza, desde su cuartel, mandó un telegrama al ministro de guerra con la frase: “las armas nacionales se cubrieron de gloria”.