/ sábado 30 de octubre de 2021

Río de San Francisco: El afluente que contribuyó al desarrollo de la ciudad

Uno de los criterios para seleccionar el sitio más adecuado para la fundación de una ciudad y que además fuera salubre, era que tuviera agua abundante

Puebla se fundó en un territorio que comprendía tres importantes ríos: el Atoyac, el Alseseca y el de San Francisco. Fue a la orilla de éste último, en donde se concentró la parte urbana de la ciudad. En un principio este sirvió como barrera para separar a los naturales de los españoles por las diferencias de religión, idioma o lengua, y no por diferencia de clases como se ha pensado siempre.

Después de siglos de servir como canal de desechos, el río se volvió un foco de infección y se realizaron obras para desviar el caudal que lo alimentaba, así se estableció una de las principales arterias de la ciudad. Hoy los estudiosos consideran posible recrear un canal en lo que fuera el río de San Francisco para devolverle su majestuosidad.

AGUA ABUNDANTE PARA EL DESARROLLO DE LA CIUDAD

“Desde el siglo cuarto antes de Cristo existieron criterios para seleccionar el sitio más adecuado para la fundación de una ciudad y que además fuera salubre, uno de ellos es que tuviera agua abundante. Esta también servía como fuente de energía, es decir, con la corriente de agua se hacía mover la muela de los molinos y de los batanes que fueron los antecedentes de la industria”, asegura Carlos Montero Pantoja, catedrático del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, doctorado en arquitectura y urbanismo con especialidad en centros históricos.

Lee esto: Estaciones de autobuses: así operaba el transporte foráneo antes de la CAPU | Los tiempos idos

Foto: Archivo General Municipal de Puebla

Refiere que por eso el territorio de Puebla está comprendido entre tres ríos: el de San Francisco, el Atoyac y el Alseseca, y estos dos últimos siguen siendo ríos a cielo abierto.

Por otra parte, dice que los primeros grandes molinos de Puebla fueron tres. El primero fue el molino de San Francisco y ya no queda nada de él, el del Carmen que tampoco queda nada más que el nombre, y el molino de Huexotitla, que aún existe pero ya no funciona como tal. Pero la ciudad tuvo muchos molinos más y dependiendo de su ubicación, se movían con energía de alguno de estos tres ríos.

Cada uno de estos ríos, son independientes y se alimentan de los escurrimientos de los volcanes. El Alseseca se forma con escurrimientos de La Malinche por el lado de Acajete. El río de San Francisco, se alimentaba de La Malinche, principalmente de la zona de San Miguel Canoa.

“El Atoyac se forma de dos ríos, uno que escurre de la zona del Iztaccíhuatl allá por San Martín y otro que viene de Tlaxcala por el lado de la malinche, y se juntan más o menos a la altura de Panzacola. El Atoyac fue importantísimo en el siglo 19 porque ahí se configuraron las primeras fábricas, y el río cumplía la misma función que el San Francisco para los molinos, era fuente de energía”, detalla.

“Por eso, para el entubamiento del río de San Francisco se hicieron obras hidráulicas allá arriba, para desviar las corrientes y evitar que estas siguieran alimentándolo. Ahora, por donde pasaba el río (abajo del bulevar), solo pasa agua de los drenajes de la ciudad”, agrega.

El río no abastecía a la ciudad de agua para consumo, esta se traían de otros sitios por medio de acueductos. Por ejemplo, en La Ciénega estaba uno de los pozos que traía el agua a la ciudad, y había otro en Amalucan, en la hacienda de los jesuitas.

ETAPA RECREATIVA DEL RÍO

A principios del siglo 20, los habitantes de los barrios iban a lavar ropa en la zona de San Francisco y muy probablemente se bañaban ahí, tanto que en esa misma zona estuvieron los baños de San Juan que fueron muy famosos.

“Seguramente la gente también se bañaba en ´Los Pescaditos´, que era donde está ahora la Plaza Comercial de San Francisco y era una zona de paseos. Un lugar de belleza natural que proporcionaba la ribera del río, más situaciones provocadas por el agua, por ejemplo, cascadas o saltos de agua, playones, cuerpos de agua, incluso, elementos artificiales como fuentes, represas más sitios para vivienda porque estos lugares se convirtieron en un atractivo para vivir. Aquí se establecieron quintas y casas para el veraneo o de días de descanso”, sentencia.

Foto: Archivo General Municipal de Puebla

UNA BARRERA NATURAL

De acuerdo con Montero, el río de San Francisco sirvió como una barrera natural para separar a los indígenas de los españoles por las diferencias de raza, religiosidad, idioma o lengua, pero no en el sentido que lo hemos estigmatizado, porque fue hasta el siglo 20 que fue evidente la diferencia de clases, pero eso no se debe al río.

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“Cuando se funda la ciudad no había ni lado español ni lado indígena, de alguna manera fue un proceso entre lo natural y obligado el que cada quien fuera tomando su sitio y eso lo podemos ver en los barrios indígenas. Para fundar la ciudad vinieron personas de Tlaxcala, Huejotzingo, Cholula y hasta de Oaxaca; los de Tlaxcala se quedaron en El Alto, los de Oaxaca en Analco, los de Cholula en Santiago y así se repartieron todos”, detalla.

Enfatiza que los asentamientos del lado oriente no eran solo de gente trabajadora, dice que muy pronto los españoles empezaron a ir a los barrios a construir casas y sus talleres o espacios productivos.

Los españoles que vinieron a habitar la Nueva España no era gente rica, eran los aventureros que vinieron a conocer o a pasear, llegaron en el siglo 19, quizá hubo algunos virreinales, pero la gente vino a trabajar, a producir, por eso en toda la ciudad había oficios”, señala.

Asimismo relata que el río estaba plagado de puentes informales de todo tipo que la gente, por iniciativa, colocaba con troncos o vigas de madera para cruzar. Aunque durante la etapa virreinal, Montero asegura que la gente no salía de sus casas como lo hacemos ahora, se proveía de un tipo servicio a domicilio, como lo conocemos en la actualidad.

“Por ejemplo, existía el oficio de aguador, ellos contrataban con las familias la cantidad de litros o metros cúbicos que necesitaban, según el recipiente que se usara como medida, y el iba a las fuentes, cargaba sus recipientes y los llevaba a donde le pedían. Porque en un principio las fuentes eran lugares de abastecimiento, no tenían carácter ornamental”, comenta.

Foto: Archivo General Municipal de Puebla

Los carboneros venían de San Pablo del Monte o de Canoa, y llegaban a las casas a entregar los pedidos, lo mismo los leñadores con su leña. La gente tampoco iba a misa todos los días, por eso tenían su pequeña capilla en su casa, cuando menos un altarcito y había casas que tuvieron capillas fabulosas.

DE FUENTE DE ENERGÍA A CANAL DE DESECHOS

Además de ser fuente de energía para mover los molinos, el río de San Francisco servía como lugar de los desechos, asegura Montero, y agrega que, la traza de la ciudad tiene un valor topográfico importante porque tiene una pendiente natural que hacía que cuando llovía, arrastrara hacia el río todas las basuras que se formaban de manera artificial.

“La gente arrojaba todo a la calle entonces los desechos se acumulaban ahí y cuando llovía todo eso se iba al río así que, el río, siempre fue un caño de desechos. Además, Puebla fue un territorio de lluvias abundantes y a veces la corriente arrastraba a los animales de los diferentes poblados, estos morían con las inundaciones y sus cuerpos se quedaban atorados en alguna parte del río”, señala.

En el siglo 20 el río de San Francisco empezó a tener problemas de acumulación de materiales fétidos y contaminantes, y esos fueron argumentos de salud e higiene que fundamentaron el proyecto de entubamiento”, advierte.

El proyecto para entubar el río San Francisco se formalizó hasta el 27 de agosto de 1963 cuando se publicó en el Periódico Oficial del Estado la “Ley sobre el Embovedamiento y Urbanización del Río de San Francisco y el Arroyo Xonaca”. Así se inició el proceso para establecer el Boulevard Héroes del 5 de Mayo que, de norte a sur, hoy es una de las principales arterias de la ciudad.

UN PASEO TURÍSTICO PARA REMEMORAR AL RÍO

Montero Pantoja señala que, cuando Manuel Bartlett fue gobernador quería desentubar el río para hacer un paseo, creía que el río estaba entubado por debajo del bulevar, pero lo que se hizo en su momento, fue cancelar la llegada del agua, más bien se hizo un drenaje.

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Foto: Archivo General Municipal de Puebla

Hacer un canal en la zona de lo que fuera el río de San Francisco no es mal la idea, yo siempre he propuesto que se recupere y que se mande el tráfico por abajo. Así se podría recrear el canal (sobre lo que es hoy el bulevar) y construir áreas verdes, como un gran espacio abierto con andadores, y que vaya desde bulevar Valsequillo hasta la China Poblana o más allá. Técnicamente todo eso es posible y, cuando hablamos de crear, hay que lanzarnos a lo grande. Si quieren hacer algo significativo tiene que ser así, un gran proyecto a largo plazo, porque si es posible”, concluye.

Puebla se fundó en un territorio que comprendía tres importantes ríos: el Atoyac, el Alseseca y el de San Francisco. Fue a la orilla de éste último, en donde se concentró la parte urbana de la ciudad. En un principio este sirvió como barrera para separar a los naturales de los españoles por las diferencias de religión, idioma o lengua, y no por diferencia de clases como se ha pensado siempre.

Después de siglos de servir como canal de desechos, el río se volvió un foco de infección y se realizaron obras para desviar el caudal que lo alimentaba, así se estableció una de las principales arterias de la ciudad. Hoy los estudiosos consideran posible recrear un canal en lo que fuera el río de San Francisco para devolverle su majestuosidad.

AGUA ABUNDANTE PARA EL DESARROLLO DE LA CIUDAD

“Desde el siglo cuarto antes de Cristo existieron criterios para seleccionar el sitio más adecuado para la fundación de una ciudad y que además fuera salubre, uno de ellos es que tuviera agua abundante. Esta también servía como fuente de energía, es decir, con la corriente de agua se hacía mover la muela de los molinos y de los batanes que fueron los antecedentes de la industria”, asegura Carlos Montero Pantoja, catedrático del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, doctorado en arquitectura y urbanismo con especialidad en centros históricos.

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Foto: Archivo General Municipal de Puebla

Refiere que por eso el territorio de Puebla está comprendido entre tres ríos: el de San Francisco, el Atoyac y el Alseseca, y estos dos últimos siguen siendo ríos a cielo abierto.

Por otra parte, dice que los primeros grandes molinos de Puebla fueron tres. El primero fue el molino de San Francisco y ya no queda nada de él, el del Carmen que tampoco queda nada más que el nombre, y el molino de Huexotitla, que aún existe pero ya no funciona como tal. Pero la ciudad tuvo muchos molinos más y dependiendo de su ubicación, se movían con energía de alguno de estos tres ríos.

Cada uno de estos ríos, son independientes y se alimentan de los escurrimientos de los volcanes. El Alseseca se forma con escurrimientos de La Malinche por el lado de Acajete. El río de San Francisco, se alimentaba de La Malinche, principalmente de la zona de San Miguel Canoa.

“El Atoyac se forma de dos ríos, uno que escurre de la zona del Iztaccíhuatl allá por San Martín y otro que viene de Tlaxcala por el lado de la malinche, y se juntan más o menos a la altura de Panzacola. El Atoyac fue importantísimo en el siglo 19 porque ahí se configuraron las primeras fábricas, y el río cumplía la misma función que el San Francisco para los molinos, era fuente de energía”, detalla.

“Por eso, para el entubamiento del río de San Francisco se hicieron obras hidráulicas allá arriba, para desviar las corrientes y evitar que estas siguieran alimentándolo. Ahora, por donde pasaba el río (abajo del bulevar), solo pasa agua de los drenajes de la ciudad”, agrega.

El río no abastecía a la ciudad de agua para consumo, esta se traían de otros sitios por medio de acueductos. Por ejemplo, en La Ciénega estaba uno de los pozos que traía el agua a la ciudad, y había otro en Amalucan, en la hacienda de los jesuitas.

ETAPA RECREATIVA DEL RÍO

A principios del siglo 20, los habitantes de los barrios iban a lavar ropa en la zona de San Francisco y muy probablemente se bañaban ahí, tanto que en esa misma zona estuvieron los baños de San Juan que fueron muy famosos.

“Seguramente la gente también se bañaba en ´Los Pescaditos´, que era donde está ahora la Plaza Comercial de San Francisco y era una zona de paseos. Un lugar de belleza natural que proporcionaba la ribera del río, más situaciones provocadas por el agua, por ejemplo, cascadas o saltos de agua, playones, cuerpos de agua, incluso, elementos artificiales como fuentes, represas más sitios para vivienda porque estos lugares se convirtieron en un atractivo para vivir. Aquí se establecieron quintas y casas para el veraneo o de días de descanso”, sentencia.

Foto: Archivo General Municipal de Puebla

UNA BARRERA NATURAL

De acuerdo con Montero, el río de San Francisco sirvió como una barrera natural para separar a los indígenas de los españoles por las diferencias de raza, religiosidad, idioma o lengua, pero no en el sentido que lo hemos estigmatizado, porque fue hasta el siglo 20 que fue evidente la diferencia de clases, pero eso no se debe al río.

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“Cuando se funda la ciudad no había ni lado español ni lado indígena, de alguna manera fue un proceso entre lo natural y obligado el que cada quien fuera tomando su sitio y eso lo podemos ver en los barrios indígenas. Para fundar la ciudad vinieron personas de Tlaxcala, Huejotzingo, Cholula y hasta de Oaxaca; los de Tlaxcala se quedaron en El Alto, los de Oaxaca en Analco, los de Cholula en Santiago y así se repartieron todos”, detalla.

Enfatiza que los asentamientos del lado oriente no eran solo de gente trabajadora, dice que muy pronto los españoles empezaron a ir a los barrios a construir casas y sus talleres o espacios productivos.

Los españoles que vinieron a habitar la Nueva España no era gente rica, eran los aventureros que vinieron a conocer o a pasear, llegaron en el siglo 19, quizá hubo algunos virreinales, pero la gente vino a trabajar, a producir, por eso en toda la ciudad había oficios”, señala.

Asimismo relata que el río estaba plagado de puentes informales de todo tipo que la gente, por iniciativa, colocaba con troncos o vigas de madera para cruzar. Aunque durante la etapa virreinal, Montero asegura que la gente no salía de sus casas como lo hacemos ahora, se proveía de un tipo servicio a domicilio, como lo conocemos en la actualidad.

“Por ejemplo, existía el oficio de aguador, ellos contrataban con las familias la cantidad de litros o metros cúbicos que necesitaban, según el recipiente que se usara como medida, y el iba a las fuentes, cargaba sus recipientes y los llevaba a donde le pedían. Porque en un principio las fuentes eran lugares de abastecimiento, no tenían carácter ornamental”, comenta.

Foto: Archivo General Municipal de Puebla

Los carboneros venían de San Pablo del Monte o de Canoa, y llegaban a las casas a entregar los pedidos, lo mismo los leñadores con su leña. La gente tampoco iba a misa todos los días, por eso tenían su pequeña capilla en su casa, cuando menos un altarcito y había casas que tuvieron capillas fabulosas.

DE FUENTE DE ENERGÍA A CANAL DE DESECHOS

Además de ser fuente de energía para mover los molinos, el río de San Francisco servía como lugar de los desechos, asegura Montero, y agrega que, la traza de la ciudad tiene un valor topográfico importante porque tiene una pendiente natural que hacía que cuando llovía, arrastrara hacia el río todas las basuras que se formaban de manera artificial.

“La gente arrojaba todo a la calle entonces los desechos se acumulaban ahí y cuando llovía todo eso se iba al río así que, el río, siempre fue un caño de desechos. Además, Puebla fue un territorio de lluvias abundantes y a veces la corriente arrastraba a los animales de los diferentes poblados, estos morían con las inundaciones y sus cuerpos se quedaban atorados en alguna parte del río”, señala.

En el siglo 20 el río de San Francisco empezó a tener problemas de acumulación de materiales fétidos y contaminantes, y esos fueron argumentos de salud e higiene que fundamentaron el proyecto de entubamiento”, advierte.

El proyecto para entubar el río San Francisco se formalizó hasta el 27 de agosto de 1963 cuando se publicó en el Periódico Oficial del Estado la “Ley sobre el Embovedamiento y Urbanización del Río de San Francisco y el Arroyo Xonaca”. Así se inició el proceso para establecer el Boulevard Héroes del 5 de Mayo que, de norte a sur, hoy es una de las principales arterias de la ciudad.

UN PASEO TURÍSTICO PARA REMEMORAR AL RÍO

Montero Pantoja señala que, cuando Manuel Bartlett fue gobernador quería desentubar el río para hacer un paseo, creía que el río estaba entubado por debajo del bulevar, pero lo que se hizo en su momento, fue cancelar la llegada del agua, más bien se hizo un drenaje.

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Foto: Archivo General Municipal de Puebla

Hacer un canal en la zona de lo que fuera el río de San Francisco no es mal la idea, yo siempre he propuesto que se recupere y que se mande el tráfico por abajo. Así se podría recrear el canal (sobre lo que es hoy el bulevar) y construir áreas verdes, como un gran espacio abierto con andadores, y que vaya desde bulevar Valsequillo hasta la China Poblana o más allá. Técnicamente todo eso es posible y, cuando hablamos de crear, hay que lanzarnos a lo grande. Si quieren hacer algo significativo tiene que ser así, un gran proyecto a largo plazo, porque si es posible”, concluye.

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