El Mercado Santa Rosa, conocido coloquialmente como “Mercado de los Fierros” por su extensa variedad de artículos de herrería, elaborados principalmente por locatarios del mismo, persevera a pesar de las bajas ventas luego de la llegada de la pandemia.
Hombres y mujeres artesanos dedicados al oficio de la herrería dieron apertura a este mercado en el año 1956, ubicados en un inicio sobre la calle 3 Norte, afuera del Mercado de la Victoria. Años más tarde, cambiaron su sede a la calle 14 Poniente.
Posterior a ello, se mantuvieron ubicados en la parte trasera de la Iglesia de Santa Rosa, razón por la cual fueron nombrados en honor a la virgen; sin embargo, por mandato del presidente municipal Rafael Cañedo Benítez, fueron reubicados junto a la estación del tren turístico sobre la calle 11 Norte en el año 1994.
Luis González, líder y locatario del Mercado Santa Rosa, relató lo complicado que fue para los 88 locatarios que conforman este recinto mantenerse los primeros años en su ubicación actual, debido a que, fueron víctimas de delincuencia y bajas ventas, lo que les imposibilitaba continuar con este negocio.
“Hubo un año que no vendimos nada, nos quedamos sin trabajo, tuvimos que vender nuestros carros, nuestros refrigeradores y todo lo de valor para poder subsistir” declaró.
Luis González, quien lleva más de tres décadas en este negocio, aseguró que no fue fácil mantener en pie durante sus inicios al mercado, debido a que, no recibieron ningún tipo de ayuda gubernamental, es por ello que entre todas las personas que lo conforman, ahorraron durante años para invertir en cortinas de protección, locales, e incluso una capilla para la virgen de Santa Rosa, a quien conmemoran cada año.
Así mismo, afirma que las ventas disminuyeron casi en su totalidad luego de que la pandemia llegó en 2020, donde sólo los propietarios de cada local quedaron a cargo, teniendo que despedir a todos los ayudantes y herreros que se encontraban laborando en el mercado.
Sin embargo, señala que a pesar de las nulas ventas en el año 2020, no fue cerrado ninguno de los comercios dentro del mercado. No obstante, afirma que a pesar de la reintegración de la sociedad a sus actividades, no han recuperado el nivel de ventas que mantenían antes de la llegada de la pandemia.
Raúl González, locatario, detalló que ha estado trabajado en este mercado desde hace 28 años, por lo que este oficio se ha convertido en una tradición para él y su familia que va pasando de generación en generación.
Ejemplo de ello es su familiar Erika González, quien forma parte de este negocio y se ha dedicado a la elaboración de todo tipo de piezas de herrería, desde parrillas y comales, hasta piezas más complejas somo anafres y asadores.
Como parte de las tradiciones que conforman este mercado, locatarios se dan reunión cada año en el mes de marzo para conmemorar a la virgen de Santa Rosa, quien se ha convertido en un símbolo significativo para ellos.