El Mercado del Carmen, situado en el corazón del centro histórico de Puebla, en la 21 Oriente número 205 alberga un ícono de la gastronomía local: Tacos El Primo. Este puesto de comida, que ha estado en funcionamiento durante 45 años, es famoso por su singular platillo: el gran taco de fritanga, que aún se prepara con esmero por su fundador, el señor Elías Nacif Rame, conocido como “El Primo”.
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Los comienzos de "El Primo"
La historia de la taquería se remonta a la década de 1960, cuando el joven poblano Elías Nacif Rame recibió una oferta inesperada: un amigo le traspasó un puesto de tacos árabes ubicado en la Avenida Juárez y la 15 Sur. Sin embargo, las circunstancias no fueron favorables. A pesar de que el negocio prometía, una persona involucrada abandonó el puesto, dejando a Elías con deudas que tuvo que saldar. Este primer tropiezo llevó al cierre del puesto, pero no a la rendición.
“ (…) mi amigo tenía una taquería en la Avenida Juárez, me pidió ayuda, me lo traspasaron, había otra persona más, pero no duró nada y se desapareció, creo tenía problemas, se fue y hasta me dejó endeudado con la renta, pues terminé cerrando”, relata el señor Elías, quien actualmente tiene 82 años de edad y sigue trabajando en su negocio.
Elías, con un espíritu emprendedor, se trasladó a un nuevo local en la misma Avenida Juárez, en una esquina con 23 Sur. Allí reanudó la venta de tacos árabes, rápidamente ganó una base de clientes leales.
Es importante mencionar que en este intermedio fue que nació el nombre del negocio, ya que sus amistades de Nacif Rame le recomendaron lo llamara así, era un apodo que se decían entre ellos cuando eran jóvenes y jugaban.
Aunque todo iba bien, luego de 14 años laborando en esta parte de la ciudad, nuevamente se enfrentó a la adversidad cuando el cambio de administración en el local le obligó a cerrar, “Se rentó la casa y tuve que salir”, recuerda el fundador.
Llega al Mercado del Carmen
Cuando Elías pensaba que su carrera en la gastronomía había llegado a su fin, la vida le presentó una nueva oportunidad. Al asistir a la inauguración de un local de un amigo en el Mercado del Carmen, se enteró de que había un espacio disponible. Aunque su intención era continuar con los tacos árabes, se vio obligado a adaptarse a la demanda del mercado, que cerraba más temprano y había reducido considerablemente su clientela.
“Me dijo mi amigo que me aventara a abrir, me animaron, hablé con la gente de aquí y terminé retomando una taquería, pero le di un cambio de giro por el horario de mercado, ya que cerraban más temprano (…) perdí mi clientela, mi taquería, volví a comenzar de 0 hace ya 45 años”, menciona el fundador.
Así fue como nació el icónico súper taco, un platillo que combina bistec, longaniza, papa, cebolla, rajas y salsa, y que pesa aproximadamente 300 gramos, según relata Elías. El éxito fue inmediato; Tacos El Primo se convirtió en un lugar de encuentro para estudiantes, trabajadores, turistas, arzobispos, artistas y gobernantes, mismos que aún continúan visitando el establecimiento, aunque las ventas actualmente han bajado.
Adoptó el nombre
Pese a que su nombre es Elías, el cariño de sus clientes le ha valido el apodo de “El Primo”. Este apodo refleja no solo la cercanía que ha cultivado con su clientela, sino también su filosofía de trato: considera a todos sus visitantes como parte de su familia, llamándolos "primos". Esta calidez humana es una de las razones por las que Tacos El Primo ha perdurado en el tiempo.
Todos me dicen primo, me han vuelto famoso por ese nombre, Elías prácticamente ya es mi segundo nombre, porque nadie me llama así, el apodo se vuelve parte de tu vida (…) pero me gusta cómo me dicen destaca el señor de 82 años.
Anécdotas que lo han marcado
Con 82 años, Elías ha dedicado 60 de ellos al mundo de la comida. Cada día regresa a su puesto, donde ha acumulado innumerables anécdotas que han marcado su vida. Su amor por la gastronomía y su deseo de seguir sirviendo a sus “primos” son evidentes. Elías ha expresado su intención de continuar trabajando mientras tenga salud, demostrando que la pasión por lo que se hace no conoce de edades. El señor relata dos de las tantas historias que ha vivido en su puesto:
“Me enaltece esto, que me digan primo, me da mucho sentimiento (…) hace un año vino una señora, entró con dos jóvenes, cuando me vio que grita que aquí estaba y que se suelta a llorar, me sorprendió, me pidió la abrazara. Con su acento de argentina me dijo que ella estudió en Puebla y siempre venía a desayunar y que siempre se había llevado el recuerdo de mí y de mis tacos, me llenó de satisfacción y orgullo ver a una persona con tanto amor deseando volver a verme, cosechas como tratas a la gente.”
Apenas vino un señor ya grande, pero con su bisnieto y que me grita ‘¡Primo!’ y su niño le jaló el pantalón y le dijo ‘¿por qué es tu primo?’ y el señor que le dice que también era su primo, fue bonito el momento
¿Qué pasará cuando el primo falte?
Sin embargo, el futuro de Tacos El Primo plantea interrogantes. El señor Elías desconoce qué pasará con su negocio cuando él ya no esté. Ha mencionado a su trabajadora, Paty, como una posible sucesora, pero su mayor deseo es que el nombre de “El Primo” perdure a través de los años. La comunidad local espera que su legado continúe, no solo por la calidad de su comida, sino también por la calidez que ha ofrecido a lo largo de las décadas.
Cuando yo falte no sé qué pase con el negocio, tanto puede que se traspase o que pueda continuar Paty, no se lo que pase realmente, me encantaría que durara muchos años, mientras yo tenga salud esto sigue, hay que echarle animo reflexiona.
Actualmente, Tacos El Primo opera de lunes a sábado de las 10:00 a las 16:00 horas, por el horario del mercado. Durante la jornada de labor se puede encontrar a Elías, quien saluda a las personas que pasan por la zona. Lo han convertido en toda una figura popular de la ciudad y a su negocio en un clásico poblano.
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“Aquí estaré para todos mis amigos siempre que me quieran visitar, sigo vivo, este fue el negocio que empecé y sigo fiel. A todos los veo y me llena de alegría, mientras ellos se acuerden de mi y de mi nombre nunca los dejaré”, culmina El Primo.