La Iglesia católica celebró este jueves la tradicional misa de Corpus Christi, solemnidad en la que se proclama la presencia de Jesucristo 60 días después del Domingo de Resurrección, festividad que también es conocida entre los fieles como el día de las mulas, los panzones y los Manueles.
Desde temprana hora cientos de personas se reunieron en el parque de El Carmen para llevar a cabo la adoración al Santísimo y posteriormente realizar la procesión que hizo su recorrido sobre la 16 de Septiembre hasta llegar a la catedral.
La misa de acción de gracias estuvo presidida por monseñor Felipe Pozos Lorenzini, obispo auxiliar, quien agradeció a los fieles mantener viva la fe y la tradición.
LOS ALTARES
Este año se montaron tres altares; el primero estuvo en el Parque del Carmen, el segundo en el Templo del Niño Cieguito y el tercero en el templo de la Cochita. El Santísimo contó con una custodia especial y en cada estación religiosa lo veneraron con oraciones, confeti y pètalos de rosas.
PANZONES COTIZADOS
En el Barrio del Artista la venta de antojitos también se hizo presente para continuar con el festejo. Los recuerdos no pudieron faltar y las mulitas hechas con hoja de tamal se vendieron a la par de los panzones, estos últimos fueron de los recuerdos más cotizados los cual iban de los 70 hasta los 250 pesos, dependiendo del tamaño.
DÍA DE LOS MANUELES
Manuel y Emmanuel son nombres que nunca han pasado de moda y que significan “Dios con nosotros”, por ello es que este jueves de Corpus Christi se dice que también es la fiesta de Manuel.
LAS MULITAS
La tradición de las mulitas el jueves de Corpus, data del año 1526, después de rendir culto al Santísimo Sacramento en la Catedral de México, los campesinos traían en sus mulas algunos frutos de sus cosechas para ofrecérselas a Dios como señal de agradecimiento.
Cuentan que un hombre, llamado Ignacio, tenía dudas acerca de su vocación sacerdotal y un jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le enviara una señal. Al pasar el Santísimo Sacramento frente a Ignacio en la procesión, Ignacio pensó: "Si ahí estuviera presente Dios, hasta las mulas se arrodillarían" y, en ese mismo instante, la mula del hombre se arrodilló. Ignacio interpretó esto como señal y entregó su vida a Dios en el sacerdocio y se dedicó para siempre a transmitir a los demás las riquezas de la Eucaristía.
Así fue como surgieron las mulitas elaboradas con hojas de plátano secas con pequeños guacales de dulces de coco o de frutas, de diversos tamaños. Ponerse una mulita en la solapa o comprar una mulita para adornar la casa, significa que, al igual que la mula de Ignacio, nos arrodillamos ante la Eucaristía, reconociendo en ella la presencia de Dios.