Hola queridos lectores, espero que al momento de leer estas líneas se encuentren ustedes muy bien, en compañía de sus dignísimas familias y disfrutando de este agradable clima que ternemos en nuestra querida Puebla.
En esta ocasión me tomé la libertad de reproducir uno de mis primeros artículos, publicado hace cinco años: la historia de la casa Arronte. Esto es a petición de unos queridos amigos de una agrupación de guías de turistas de nuestra ciudad, quienes me solicitaron su publicación de nueva cuenta, para que lo tomen como referencia en sus recorridos turísticos en nuestra ciudad.
Y su servidor con todo gusto los pone a su entera disposición, con el deseo de que les sea útil lo aquí publicado; también aprovecho para agradecerles, queridos lectores, el que me hayan seguido a través de estos primeros 350 artículos publicados, pidiéndole a Dios y a ustedes que me sigan leyendo en los futuros temas que les presente, muchas gracias.
Este bello inmueble está localizado en el número 209 de la avenida Juan de Palafox, a 50 metros del zócalo citadino. Hoy luce una excelente remodelación realizada por la BUAP, su actual propietaria, lo cual nos da mucha alegría a los contribuyentes, porque esta universidad nos demuestra la manera tan correcta y acertada en que invierte el dinero de nuestros impuestos, gracias BUAP.
EL ORIGEN
Esta bella casa fue construida, según crónicas, en el siglo XVII por su primer propietario, el capitán Alonso López Berrueco en el año de 1634, a un costo de mil pesos, dinero que le prestó la Congregación del Sagrado Convento de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora.
Al poco tiempo la casa pasa a ser propiedad de don Sebastián de Herrero y su esposa Isabel de la Cruz y, al fallecer este matrimonio, la adquiere el convento de la Purísima Concepción. Durante el siglo XVIII la casa pasa a ser propiedad de la señora María Josefa Mendivil y Palacio y de su esposo Rafael Mangino, esto es en el año de 1785.
A la muerte de esta pareja la casa la hereda su único hijo, Rafael Mangino y Mendivil, quien fue miembro del Ejército Trigarante al lado de Agustín de Iturbide y, al consumarse la Independencia, fue diputado por Puebla en el año de 1822 (según crónicas, fue este señor quien, fiel a su vocación militar, manda tallar e instalar las famosas gárgolas de cañón).
Otros ocupantes famosos de esta casa, se ignora si como inquilinos o propietarios, fueron un obispo de nombre Antonio Joaquín Pérez Martínez, el gobernador y filántropo Joaquín de Haro y Tamariz y su hijo Antonio Haro y Tamariz, desde el año 1828 hasta el 1845.
MÁS PROPIETARIOS
En 1850 la casa la adquiere el empresario Ignacio Guerrero y Manzano -quien según crónicas era propietario del cine Guerrero-, quien la inaugura hasta el año de 1868 convirtiéndola en hotel y es cuando le agrega el actual tercer piso, pasando sus famosas gárgolas de cañón a ser meros objetos de ornato.
Según una leyenda, este señor Ignacio Romero estuvo a punto de desmontarlas, porque le parecían muy feas, y las ofreció en venta; pero a nadie le gustaron y nadie se las compró, quedándose por eso en su sitio original para la posteridad.
En el año de 1906 la casa es puesta en venta nuevamente, no se tiene registro del motivo, si es por fallecimiento de Ignacio Guerrero o por otra causa, pero la adquiere un efímero dueño de nombre Joaquín G. Pacheco para venderla nuevamente a los dos años.
La adquiere en 1908 Blas Reguero y Caso para darla en administración a su yerno Alfredo Miranda Reguero, quien lo subarrienda al empresario Manuel Arronte Alos, quien al tomar la administración le cambia el nombre al de Hotel Arronte.
El dueño del inmueble, Alfredo Miranda, se lo vende al empresario español José Arriba Palacio, quien le sigue arrendando a Manuel Arronte, preservando su función de hotel hasta el fin de la Segunda Guerra, cuando pasa a ser dueño de la casa en 1945 Arnaldo Alos. Se ignora si era pariente del propietario anterior o su apellido era mera coincidencia.
TANTO VA EL CÁNTARO AL AGUA…
Después de pasar esta casa por más de 15 propietarios, muchos de los cuales se perdieron sus registros en el tiempo, es en el año de 1956 cuando la casa la embarga la oficina de catastro, es puesta en remate en subasta pública y es adquirida por su ultimo dueño, Rafael Solís González, quien desmonta el hotel y la arrenda en despachos individuales, viviendas y accesorias comerciales. Al morir este, su viuda se la vende a la BUAP en el año de 1980.
NACE LA CASA ARRONTE
Es a finales de los años 90 cuando la BUAP, después de tener en esta casa algunas de sus oficinas, inicia su recuperación, realizando un gran trabajo de restauración, devolviéndole a esta bella mansión su esplendor novohispano y conservando originalmente hasta el último detalle, incluido su famoso elevador de jaula de fabricación francesa, el cual según crónicas se considera el primer elevador instalado en la ciudad.
Algunos cronistas argumentan que fue fabricado por la misma compañía que instaló los elevadores de la Torre Eiffel en el año de 1899 (en el patio existe una obra realizada por el escultor José Villalobos con las piezas motrices descartadas de la restauración del mismo). Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, el Barón Rojo. Nos leemos el próximo sábado.