Hola queridos lectores, como cada sábado les agradezco el favor de abrirme las puertas de sus hogares. En esta ocasión les voy a platicar de un tema que a su servidor le ha acarreado cierta polémica con algunos de mis lectores: cada vez que toco el tema de alguna construcción antigua de la ciudad, me refiero a ella como casa colonial.
Es debido a esto que, a lo largo del tiempo que he publicado mis artículos, ya sea a través de WhatsApp o en mis sitios en las redes sociales, me escriben que no me debo de referir a esas casas como coloniales, pues la ciudad de Puebla no fue una colonia, sino un virreinato igual a los muchos que hubo en la historia novohispana del país.
Pues tocado el punto de inicio de este tema, aquí les escribo una serie de consideraciones que someto a su criterio; espero sirvan para acrecentar su acervo cultural. Comencemos por el principio: ¿qué es un virreinato y qué es una colonia?
LAS DEFINICIONES
Un virreinato es una división territorial gobernada por un representante de un monarca, generalmente europeo; hasta aquí y de manera sencilla esta primera definición. Ahora, la colonia, es un grupo de pobladores que se instalan en un nuevo territorio y comparten las mismas costumbres y tradiciones, de manera autónoma.
Ahora, ¿cómo aplicó esto a la nueva ciudad de los ángeles?, la población fundada en 1531 se construye por mandato de una autoridad europea, o sea, un rey español y, desde luego, con una autoridad española, en principio.
Pero esta ciudad, conforme avanza el tiempo, adquiere sus propias costumbres y tradiciones, dejando en parte de ser un virreinato, pasando a ser una colonia independiente, sobre todo en lo económico.
¿Cuál es el reclamo hacia su servidor de algunos lectores?, el que una colonia la ven desde el punto de vista de los ingleses, ellos sí fundaron colonias y su principal función fue conquistar territorios para la explotación de recursos y ponerlos al servicio de la corona inglesa. Aquí en Puebla no, los españoles que se asentaron en la ciudad utilizaron los recursos de esta para engrandecerla, nunca para explotar sus riquezas.
Prueba de ello es en un artículo anterior de su servidor, donde demuestro la falsedad del oro prehispánico, pues este metal fue traído de España, elaborado principalmente en Italia y Alemania; es más, no hay oro en España.
LA ARQUITECTURA
Ahora pasemos a la arquitectura. Cuando llegan los españoles traen consigo a una nómina de 16 arquitectos españoles, según un estudio realizado por Efraín Castro Morales y Héctor Silva Andraca en una publicación en este periódico en el año de 1976.
En ese listado resalta el nombre del arquitecto Manuel Toussaint, a quien se le reconocen al menos un listado de 18 inmuebles, obra de su talento; algunos en la actual avenida Reforma y la actual 5 de Mayo.
Es este arquitecto el que utiliza por primera vez el término “tejamanil” para nombrar las tablitas delgadas con las cuales se construían los techos de terrado, popularmente llamados de vigas, y usa esta palabra porque estas tablitas eran traídas de Manila, en las Filipinas.
Es esta rúbrica de diseño a la que se le nombra colonial, pero colonial de estilo arquitectónico, no de forma de gobierno; esto sucedió aproximadamente por el año de 1580, treinta años después de fundada la ciudad. Incluso en registros de la época, también mencionados en esta publicación, ya se le llama al de los tres portales del zócalo “estilo colonial español”.
En conclusión, sí es válido llamar a la arquitectura poblana de las dos maneras, colonial y virreinal; la primera por su estilo de arquitectura; la segunda por su forma de gobierno. Espero con estas palabras no haber herido los sentimientos de algunos de mis lectores.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, el Barón Rojo. Nos leemos el próximo sábado.
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