“Yo me formé en el vapor”, expresó Narciso Nava, un hombre de 90 años de edad, quien, tras una larga trayectoria como ferrocarrilero, fue homenajeado por colegas y familiares en el lugar que llama ‘su segunda casa’, el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos.
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Este día se reunieron un poco más de 50 personas para compartir su experiencia junto a Narciso, quien empezó su trayectoria como ferrocarrilero a los 16 años de edad.
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Algunos, entre lágrimas, agradecieron el compañerismo de Narciso. “Siempre nos recibiste con una sonrisa”, le decían. Narciso no solo se dedicó al manejo de trenes de pasajeros y carga, sino que en sus años de trabajo, fascinado por el mundo ferroviario, coleccionó piezas de sus máquinas que hoy alberga el museo.
Por esta labor, recibió dos reconocimientos en el museo en el que él mismo aportó, el de los Ferrocarriles, ubicado en la ciudad de Puebla.
Viene en mis queridas máquinas, yo me formé en el vapor, yo las acompañe desde Veracruz hasta México, aún recuerdo el Tren Olivo, una reliquia. Tengo el orgullo y satisfacción de haber sido maquinista de caminoexpresó.
Sus primeros años de trabajo los recuerda en Oriental, Puebla, donde reunió grandes experiencias, recordó. Sus colegas, que lo acompañaron durante varias décadas, hoy lo felicitaron por su disposición a siempre colaborar.
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Una vez le conté de un proyecto para promover la cultura del ferrocarril, después de explicarle y pedirle su participación me respondió: ‘no te entendí nada, pero estoy dentro’ ese es Narciso
narró una de sus compañeras.
Agradezco su atención a este trabajador, que tuvo el orgullo un día de ser ferrocarrilerose despidió Narciso.