Actualmente la vigilia del periodo cuaresmal (cuando no se comen carnes rojas), conocido también por ser un lapso de penitencia, puede ser sustituido por una obra de caridad y seguirá teniendo el mismo significado religioso, explicó Paulo Carvajal Ramos, sacerdote del Templo de la Compañía.
Recordó que, aunque la tradición religiosa marca que el Viernes Santo (día en que murió Jesucristo) debe ser un día de mortificación del cuerpo humano, la importancia de este día radica en el cambio espiritual del ser humano.
Por este motivo, quienes, por cualquier circunstancia (edad, enfermedad o algo adverso), no puedan desistir del consumo de carnes rojas, pueden compartir alimento con los más necesitados o bien, hacer otra obra de buena fe, detalló.
“Es preferible comer bien y compartir con el que menos tiene, ya no es una obligación según ajustó la iglesia católica, pueden hacer reconciliación, ofrecer perdón, ayudar a los enfermos”, dijo.
También pueden ayudar a un enfermo mayor en casa o de alguna casa hogar, tomar un día para pasarlo con ellos, ayudar y repartir alimentos con los pobres u ofrecer una mano de ayuda.
“Pueden abstenerse de los alimentos que les gustan, porque aunque sea un periodo santo e intensifiquen su oración no sirve de nada si desde el corazón continúan con obras en maleficio de ellos mismos o de los demás”, sostuvo.
A modo de ejemplo, detalló que este cambio en las penitencias del Viernes y Sábado Santo corresponden también al ayuno que se realiza en estas fechas, en donde, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, coincidió en que para los menores de 18 años y mayores de 60 no es necesario que lo realicen, por temas de salud y nutrición.