Adió, Paquín | En la antesala del infierno

J. L. Hermida Uscanga | El Sol de Puebla

  · martes 10 de diciembre de 2019

Francisco “Paquín” Estrada nació para ser un ganador. Lo hizo en todos los diamantes donde se paró, tanto como jugador, donde firmó una de las carreras más largas para un receptor, que como manager, donde ganó infinidad de campeonatos tanto en verano como en invierno, que aderezó con la conquista de dos Series del Caribe dirigiendo a los Tomateros de Culiacán, misma que ya había obtenido como pelotero con aquellas Águilas de Mexicali del “Cananea” Reyes en 1986.

Lo traté desde 1985 cuando se cruzaron los caminos dentro del beisbol y siempre tuvo una respuesta amable. Cuando venía a Puebla era un deleite platicar con él.

Recuerdo aquel 1995 cuando al fin pudo dirigir a un equipo poblano y llegó a los Pericos después de su retiro como jugador un año antes los Petroleros de Minatitlán.

Para esos tiempos ya llevaba toda una milla recorrida como timonel. Una carrera que comenzó en 1983 con los Piratas de Campeche y que siguió hasta sus últimos días.

Dos de sus tres campeonatos ya venían en su historia y lo trajo el contador Rafael Moreno Valle con la ilusión de revivir a un equipo que había tenido dos años desastrosos.

Le puso al “Sargento” Tomás Herrera en la oficina y el binomio estaba funcionado a la perfección.

“Paquín” que traía entre sus filas a Chucho Sommers, que se resistía a colgar los spikes, mantuvo al equipo peleando por la calificación, pero en la segunda parte Tomás Herrera tuvo una diferencia con la directiva y ya no sé, si fue despedido o presentó su renuncia, el caso es que el “Sargento Metralla” se marchó.

Foto: Sandro Franco | El Sol de Puebla

Como maldición, Pericos se derrumbó y la ilusión se terminó. “Paquín” se fue entonces a Cancún para dirigir a Langosteros, que adquirió la franquicia de Pericos.

¿Qué significa para ti ser inmortal? le pregunté en el año 2000 y respondió en tono de broma. “Significa que nunca me voy a morir”.

Al poco tiempo en una de sus visitas a Puebla, Sammy Lozano y la directiva verde le hizo un inolvidable homenaje.

Ya en los últimos tiempos como manejador tomó las riendas como relevo con Saltillo y en el 2017 comenzó el proyecto con los Bravos de León, donde vivió un episodio angustiante momentos antes de su presentación.

Lo saludé en la inauguración entre Bravos y Pericos en el Hermanos Serdán, aquel año donde se le rindió homenaje a los Ángeles campeones de 1979 y coincidió con sus compañeros de aquel campeonato donde guío con su talento detrás del plato a ese enorme staff de pitcheo conformado por Ernesto Ascárraga, César Díaz, Fernando López, Pablo Gutiérrez, Ramón Munguía, entre otros y ya de manera de anécdota nos platicó brevemente el episodio que vivió a su llegada a León... Fue la última vez que dirigió.

Ayer no resistió más y ya está al lado de su compañera de toda la vida que se adelantó hace cinco años. Allí queda pues, su legado, su sabiduría, su don de gente y su inolvidable recuerdo.

Frente a frente, el campeón Emanuel “Vaquero” Navarrete y el retador Francisco “Panchito” Horta, dejarán su amistad fuera del ring para su combate estelar este sábado/Javier Pérez