/ lunes 8 de marzo de 2021

“Aun sin ver, supe que era capaz de lograr todo”, Diana Coraza

La monarca Mundial en 800 Metros T11 en Para-Atletismo, Diana Coraza Castañeda pide a las mujeres no rendirse jamás y luchar por alcanzar sus sueños

La atleta poblana Diana Laura Coraza Castañeda sabía, desde los cuatro años de edad, que su destino estaba marcado y tenía que prepararse para, a pesar de las limitaciones que la esperaban, enfrentar los retos de la vida.

A esa edad, Coraza fue diagnosticada con glaucoma congénito y el diagnóstico era irreversible: tarde o temprano perdería la visión por completo.

Pero la atleta que superó todo para convertirse en una de las grandes exponentes de las pistas en el deporte adaptado, con un rico palmarés en Juegos Parapanamericanos, Paralímpicos -Río 2016-, tres veces mundialista y ganadora de la medalla de oro en los 800 metros categoría T11 para ciegos y débiles visuales en los Mundiales de Para-Atletismo en Londres 2017, siempre caminó hacia el frente, con metas claras.

“Eso no me derrumbó. Comencé a ir a la escuela desde los cuatro años, y mis padres me prepararon para que fuera independiente. Allí me di cuenta que aun sin ver, era capaz de hacer lo que quisiera” confesó la atleta nacida en Tepetitla de Lardizábal, Tlaxcala, pero poblana por decisión y adopción.

Foto: Archivo El Sol de Puebla

“Sabía que era irreversible y que, aunque alcanzaba a ver un poco, tarde o temprano la visión sería nula”, dice la mujer que hoy a sus 25 años transmite seguridad y fortaleza en cada una de sus palabras.

Diana encontró en el deporte la manera de superarse. Comenzó a practicar atletismo desde los siete años, y a los 12, cuando perdió por completo la visión, empezó a correr en competencias nacionales.

“La clave de esto es la libertad para elegir, asumir la realidad te hace crecer, aprender y lograr lo que te propones, incluso más allá de lo que quieres”, confiesa la joven radicada en San Martín Texmelucan.

LO MÁS COMPLICADO

Aunque acepta que lo más complicado de una discapacidad, “no es lo que tienes sino lo que hay a tu alrededor. Afortunadamente ahora es más fácil integrarte, a diferencia de antes, que era muy marcado y difícil para que la sociedad te aceptara con tus limitaciones”.

Diana no lo tomaría como un bullyng en esos tiempos. “Es la clásica separación del tú allá… y nosotros acá… Son procesos, muchas veces me decían que no lo podría hacer, y ese fue el impulso para demostrar que sí lo lograría. Son las lecciones más valiosas, que te ayudan a superarte”, confiesa.

“Cuando comencé en el atletismo lo disfrutaba mucho, no tenía objetivos ni mucho menos pensaba en ser atleta paralímpica, pero lo fui descubriendo poco a poco, hasta convertirme en una atleta de competencia y eso me llevó a eventos internacionales, donde mi meta era poner en alto el nombre de México. Siempre soñé en ganar”.

Después de innumerables competencias nacionales y conseguir sus primeras medallas internacionales en el Mundial de Corea en 2015, Diana se ganó un lugar para participar en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 donde se ubicó en sexto lugar en los 800 metros de la categoría T11.

El gran logro llegó en el Campeonato del Mundo en Londres 2017, se levantó con la medalla de oro en los 800 metros de la misma categoría, lo que más tarde la convirtió en ganadora del Premio Nacional del Deporte.

“Mi sueño es ganar medallas. Lo hice en el Mundial, pero yo sueño con la medalla en unos Juegos Paralímpicos, y espero estar en Tokio para conseguirlo”, dice segura.

LOS OBSTÁCULOS

Diana recuerda que ese camino de éxitos no ha sido difícil, pese a ser mujer. “Hay ciertos obstáculos por ser mujer, porque te consideran más débil y en mi caso se redobla por mi discapacidad. Te ven más vulnerable, pero eso te hace motivarte más, trabajar fuerte en el gimnasio, en la pista para superarlos.

“Las mujeres somos fuertes y somos capaces de llegar al máximo nivel, si nos lo proponemos, como fue mi caso, que me convertí en una atleta de alto rendimiento. En el deporte aprendes, consigues respeto y te deja muchas cosas positivas.

“Bueno, la diferencia que tengo con las demás, es que mi apellido me protege”, bromea en relación a su apellido Coraza, que significa cubierta de metal.

Recordó su paso por la dirigencia municipal del deporte, donde poco más de un año después dejó su cargo para enfocarse en buscar su pase a los Juegos Olímpicos de Tokio, cuyo selectivo todavía sigue en espera, y donde buscará su pase en los 400 metros T11 acompañado de su guía, el también poblano Daniel García.

“Fue una experiencia aleccionadora, porque demostraste que puedes dirigir a pesar de tu discapacidad. Aunque piensan que por ser mujer necesitas el apoyo de alguien y no aceptan que una mujer sea quien mande. Son retos fuertes, pero tenemos que atender ese aspecto para que dejen trabajar y demostrar de lo que eres capaz”.

LAS RECOMENDACIONES

Para Diana ser mujer es un verdadero orgullo. Por eso en el Día Internacional de la Mujer pide a sus símiles, luchar por sus sueños. “Tenemos que ser fuertes, demostrar que somos capaces de todo, hay que ser más fuerte ante los obstáculos, creen en sí mismo y más aún cuando quieran lograr algo grande.

“El esfuerzo y la constancia son las claves principales para conseguir lo que quieres. No se rindan jamás. Al contrario, inspiren a las demás para conseguir cosas increíbles”.

La atleta poblana Diana Laura Coraza Castañeda sabía, desde los cuatro años de edad, que su destino estaba marcado y tenía que prepararse para, a pesar de las limitaciones que la esperaban, enfrentar los retos de la vida.

A esa edad, Coraza fue diagnosticada con glaucoma congénito y el diagnóstico era irreversible: tarde o temprano perdería la visión por completo.

Pero la atleta que superó todo para convertirse en una de las grandes exponentes de las pistas en el deporte adaptado, con un rico palmarés en Juegos Parapanamericanos, Paralímpicos -Río 2016-, tres veces mundialista y ganadora de la medalla de oro en los 800 metros categoría T11 para ciegos y débiles visuales en los Mundiales de Para-Atletismo en Londres 2017, siempre caminó hacia el frente, con metas claras.

“Eso no me derrumbó. Comencé a ir a la escuela desde los cuatro años, y mis padres me prepararon para que fuera independiente. Allí me di cuenta que aun sin ver, era capaz de hacer lo que quisiera” confesó la atleta nacida en Tepetitla de Lardizábal, Tlaxcala, pero poblana por decisión y adopción.

Foto: Archivo El Sol de Puebla

“Sabía que era irreversible y que, aunque alcanzaba a ver un poco, tarde o temprano la visión sería nula”, dice la mujer que hoy a sus 25 años transmite seguridad y fortaleza en cada una de sus palabras.

Diana encontró en el deporte la manera de superarse. Comenzó a practicar atletismo desde los siete años, y a los 12, cuando perdió por completo la visión, empezó a correr en competencias nacionales.

“La clave de esto es la libertad para elegir, asumir la realidad te hace crecer, aprender y lograr lo que te propones, incluso más allá de lo que quieres”, confiesa la joven radicada en San Martín Texmelucan.

LO MÁS COMPLICADO

Aunque acepta que lo más complicado de una discapacidad, “no es lo que tienes sino lo que hay a tu alrededor. Afortunadamente ahora es más fácil integrarte, a diferencia de antes, que era muy marcado y difícil para que la sociedad te aceptara con tus limitaciones”.

Diana no lo tomaría como un bullyng en esos tiempos. “Es la clásica separación del tú allá… y nosotros acá… Son procesos, muchas veces me decían que no lo podría hacer, y ese fue el impulso para demostrar que sí lo lograría. Son las lecciones más valiosas, que te ayudan a superarte”, confiesa.

“Cuando comencé en el atletismo lo disfrutaba mucho, no tenía objetivos ni mucho menos pensaba en ser atleta paralímpica, pero lo fui descubriendo poco a poco, hasta convertirme en una atleta de competencia y eso me llevó a eventos internacionales, donde mi meta era poner en alto el nombre de México. Siempre soñé en ganar”.

Después de innumerables competencias nacionales y conseguir sus primeras medallas internacionales en el Mundial de Corea en 2015, Diana se ganó un lugar para participar en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 donde se ubicó en sexto lugar en los 800 metros de la categoría T11.

El gran logro llegó en el Campeonato del Mundo en Londres 2017, se levantó con la medalla de oro en los 800 metros de la misma categoría, lo que más tarde la convirtió en ganadora del Premio Nacional del Deporte.

“Mi sueño es ganar medallas. Lo hice en el Mundial, pero yo sueño con la medalla en unos Juegos Paralímpicos, y espero estar en Tokio para conseguirlo”, dice segura.

LOS OBSTÁCULOS

Diana recuerda que ese camino de éxitos no ha sido difícil, pese a ser mujer. “Hay ciertos obstáculos por ser mujer, porque te consideran más débil y en mi caso se redobla por mi discapacidad. Te ven más vulnerable, pero eso te hace motivarte más, trabajar fuerte en el gimnasio, en la pista para superarlos.

“Las mujeres somos fuertes y somos capaces de llegar al máximo nivel, si nos lo proponemos, como fue mi caso, que me convertí en una atleta de alto rendimiento. En el deporte aprendes, consigues respeto y te deja muchas cosas positivas.

“Bueno, la diferencia que tengo con las demás, es que mi apellido me protege”, bromea en relación a su apellido Coraza, que significa cubierta de metal.

Recordó su paso por la dirigencia municipal del deporte, donde poco más de un año después dejó su cargo para enfocarse en buscar su pase a los Juegos Olímpicos de Tokio, cuyo selectivo todavía sigue en espera, y donde buscará su pase en los 400 metros T11 acompañado de su guía, el también poblano Daniel García.

“Fue una experiencia aleccionadora, porque demostraste que puedes dirigir a pesar de tu discapacidad. Aunque piensan que por ser mujer necesitas el apoyo de alguien y no aceptan que una mujer sea quien mande. Son retos fuertes, pero tenemos que atender ese aspecto para que dejen trabajar y demostrar de lo que eres capaz”.

LAS RECOMENDACIONES

Para Diana ser mujer es un verdadero orgullo. Por eso en el Día Internacional de la Mujer pide a sus símiles, luchar por sus sueños. “Tenemos que ser fuertes, demostrar que somos capaces de todo, hay que ser más fuerte ante los obstáculos, creen en sí mismo y más aún cuando quieran lograr algo grande.

“El esfuerzo y la constancia son las claves principales para conseguir lo que quieres. No se rindan jamás. Al contrario, inspiren a las demás para conseguir cosas increíbles”.

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