Por Luis Miguel Martínez
La casa que aún guarda el aroma y solera en la ciudadtlaxcalteca de Apizaco, en la colonia Santa Anita, del matadorRodolfo Rodríguez “El Pana”, abrió sus puertas para exhibirlos artículos personales del mítico torero tlaxcalteca. La ideacomenzó como una ofrenda en recuerdo del torero de Apizaco, peroel público sigue asistiendo en buen número y de manera continua yes por esto que el proyecto podría crecer hasta convertir la casadel matador Rodolfo Rodríguez “El Pana” en un museo dedicadode manera exclusiva.
DE CUERDO MEDIOCRE A LOCO GENIAL
Con el respeto y veneración de quienes recuerdan a susdifuntos, la familia del matador “Pana” colocó una ofrendarecordando su memoria. Pero el público corrió la voz y aunque eltiempo sigue su camino, la exhibición se mantiene dejando en losaficionados chicos y grandes, el recuerdo del quinto matador detoros mexicano que muere en el ejercicio de su actividad. RodolfoRodríguez se autoproclamó “el último romántico” ypaulatinamente, en la casa de su señora madre Doña Licha y sushermanas fueron apareciendo los artículos personales del torero,hoy convertido en leyenda.
Aquel vestido verde y plata, inconfundible con el que buscandola gloria encontró la muerte. Su capote de paseo, con el que dejósus huellas de ese caminar cansino a la hora del paseíllo.Montera, capote y estoques. Todos sus artículos evocando a lamemoria aquel hombre que “cansado se ser un cuerdo mediocre, seconvirtió en un loco genial” dicho en sus propias palabras enentrevista realizada en meses pasados.
EL ÚLTIMO ROMÁNTICO
“El último romántico”, así se autodefinió RodolfoRodríguez “El Pana”, pero la afición lo recuerda no solo porsus aportaciones a la fiesta brava con invenciones de capote como“la veleta”, “la tlaxcalteca”o “el molino” entre otros,muleta y el muy famoso par de “calafia” (llamado así por laplaza donde por primera vez ejecutara esta suerte de banderillas);sino por su habilidad para declamar, tocar la guitarra y su ampliacultura, puesto que gustaba de la asidua lectura.
Polémico, siempre vestido de traje de calle con un clavel a lasolapa y sombrero cordobés. El apodo de “El Pana” le vino porel último oficio que practicara antes de dedicarse a los toros:panadero.
Irónicamente, el toro que le provocó la muerte se llamó“pan francés” de la ganadería de Guadiana. Murió a los 64años de edad, después de la terrible voltereta que le provocarael astado en la plaza de Ciudad Lerdo en Durango, tras unaconvalecencia de 32 días.
Y como si de ironías de la vida se tratara, el matadorsostenía con orgullo que: “había sido un obrero más paraabrirse paso en la vida”, curiosamente el último toro que matóse llamó, precisamente “obrero”.
Ahora la casa de este mítico matador tlaxcalteca convertido enleyenda, será un museo donde su memoria permanecerá viva.