Amigos, tras la ajustada votación del pasado jueves en Puebla capital, nos queda una gran lección a los taurinos. La fiesta se podrá defender en la medida en que tengamos mejor afición, más y mejor calidad en el espectáculo. Es cierto que fueron lamentables muchos de los argumentos que esgrimieron los regidores que no están a favor de las corridas de toros, como aquel que “esto es de España y no de México” evidenciando un total desconocimiento de cómo se forman las culturas de los pueblos.
Pero hagamos un ejercicio de introspección, un año llevamos sin toros en Puebla y acaso ¿no es un tiempo razonable para haber trabajado en actualizar nuestro propio reglamento taurino? Qué tiempo tiene que no se forman peñas asociaciones, conferencias, exposiciones desde esta ciudad que goza de tanta riqueza histórica en cultura taurina. La pandemia no ha sido limitativa para fomentar el ingenio y la creatividad. Es cierto que Puebla es taurina, pero las corridas de toros son la consecuencia de todo el cúmulo de arte, cultura, empleo y todo aquello que se ha mencionado en otros espacios; es decir, la cereza en el pastel. Pero la gente deja de asistir a las plazas cuando no hay interés y no leyes que se lo prohíban. A un año de pandemia y tras el voto que el regidor Joaquín Espidio no emitió, la fiesta brava en Puebla no fue prohibida, pero eso no garantiza que el público regrese a El Relicario. La labor estará en las nuevas generaciones, en mostrar y evidenciar los valores ecológicos, morales, éticos y estéticos que sí tiene la tauromaquia, pero también en motivar a aquellos aficionados que dejaron de ir al espectáculo por las razones que sean. Será muy valioso que esta coyuntura provocada por el ayuntamiento de Puebla, sirva de trampolín y no de sofá. No todo podría quedar en manos de los empresarios, cada integrante de la fiesta taurina en Puebla, tiene mucho que aportar.
SOBRE LA DECLARATORIA DE PATRIMONIO
Los propios anti taurinos tienen perfectamente identificados los estados que han declarado a la fiesta como un patrimonio cultural inmaterial. Saben que en entidades como Tlaxcala les costaría más trabajo realizar una labor de convencimiento para una abolición. Ha sido evidente que la Tauromaquia se está utilizando su histórica polémica para tiempos electorales, mejor dicho, electoreros, como los que se viven en estos momentos. Y si no fue con la Tauromaquia, después vendrán con los gallos y la equitación, la pesca deportiva o hasta la matanza de chivos en Tehuacán. Puebla tiene nueve Pueblos Mágicos, sumar todo el cúmulo de patrimonio cultural inmaterial que acumulan nuestras tradiciones será una manera de hacer más complicado el camino para quienes buscan el reflector político de manera fácil. Sin darse cuenta que la única razón por la que se les paga sus servicios es por dar resultados a la población. No por usar el tiempo de trabajo en auto destapes, es tiempo de trabajar.
Y por último, en estos tiempos en que ni el fut bol mexicano goza de un alto nivel de audiencia, mi duda es ¿qué le apasiona al mexicano?
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