No fue la mano descarada de Diego de Buen que provocó un penal la que hundió el martes al Club Puebla en su visita al Nemesio Diez, donde cayó por goleada de 5 por 0. Tampoco fue lo sucedido la semana pasada entre Facundo Waller y Sergio de la Torre lo que ha dado al traste en este Apertura 2024 al intento de resurgimiento de La Franja; sí, toda una institución que está de cabeza.
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Lo de Diego de Buen, lo cual no subió al marcador porque Miguel “Wacho” Jiménez atajó para mantener al Puebla FC al alcance en el duelo en el primer tiempo, simplemente habla de que, en el conjunto camotero, cada uno hace lo que quiere o lleva agua a su molino.
No se trata de “tenderle la cama” en la cancha a un entrenador (José Manuel “Chepo” de la Torre); se trata de un ambiente de ingobernabilidad en la institución que parece anda por inercia, porque no va a ningún lugar y eso se ve en el campo de juego con futbolistas desganados, cometiendo manos descaradas y luego quedando retratados porque cuando intentan defender las piernas no les dan para tapar el tercer o cuarto gol…
Sí, quién sabe qué gol fue porque la verdad a esas alturas la crónica dejó de importar porque era la de contar la historia ya conocida: perdió el Club Puebla y otra vez de forma humillante, cuando en realidad ha venido perdiendo de fea forma desde hace un tiempo fuera del terreno de juego.
Series de errores que se acumulan y se trasladan a la cancha
¿Muestras de esto…? Lo del “Chepo” y su Júnior, el supuesto acoso a una jugadora de la escuadra femenil y su salida de la institución, o lo de los chicos de las básicas de comienzos del 2023 (acoso, abuso sexual).
Todo eso se acumula y se traslada a la cancha. Pero sin un liderazgo real, auténtico como cuando los días de José Luis Sánchez Solá o Nicolás Larcamón, el Puebla FC va hacia la nada… mejor dicho… va más y más en picada al fondo de la tabla de los cocientes, va hacia una multa que seguro pagarán los jugadores y cuerpo técnico, o los directivos.
Todo esto mientras el verdadero dueño, Ricardo Salinas Pliego, o quien le atienda sus redes sociales, amenaza a la afición -poca o mucha- de llevarse al equipo porque le “puede” que se le critiquen como a cualquier figura pública.
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Y no, no se trata de exigirle más a un futbolista; pero sucede que el futbol es esparcimiento, una pasión que, aunque no lo crean en el Puebla FC impacta en el ánimo de la gente porque le da a ésta un sentido de pertenencia, identidad.