Cuando los políticos dicen que no hay que volver al pasado creo que se equivocan rotundamente, vivimos en ese pasado tan criticado, pero en una peor versión. Todos aquellos, que vieron la final del pasado domingo, sabrán que el gol anulado al Cruz Azul y el penal marcado, a favor del América, fueron decisiones sumamente controversiales y que bien se pudieron marcar en sentido contrario. Evidentemente el americanistmo y su antítesis, el antiamericanismo, son con corrientes bastante difundidas en nuestro país, las cuales coinciden con un imaginario relativo a la corrupción y que sostiene que ésta última el plausible cuando beneficia y criticable cuando beneficia a otro. El título 15 se suma a otros que han conseguido con artimañas, lo cual es propiciado, al menos en los últimos años, por un mero lucro y lo que significa que el equip¿o más popular se corone.

El América representa triunfos bien merecidos, pero también una serie de triquiñuelas que resultan ofensivas para el auténtico espíritu deportivo, pero nuestro país no es el único en tener esto, recordemos la pasada Copa del Mundo y las “facilidades” que le dieron a Argentina, cuyo jugador estrella no fue determinante para el triunfo, pero sí representaba muchas ganancias para los patrocinadores.

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El próximo sábado tendremos la final de la Champions League, donde se enfrenta la mejor escuadra del mundo y de la historia, el Real Madrid, cuyo palmarés y hazañas son innegables, pero que también ha recibido muchos apoyos arbitrales, todo por lo que representa económicamente. Pienso que hubiera sido mejor para el futbol mexicano que los cementeros hubiesen podido obtener el noveno título; y, para el balompié europeo, que el Borussia pudiera coronarse, pero el factor económico está incidiendo de forma que falta el respeto a las aficiones que aún creen que el juego limpio existe.

Esto no sígnica que no debe levantar un título el equipo que realmente lo merezca, como aquellas cinco ligas consecutivas que ganaron los merengues en la década de 1980, cuyos torneos son ganados por la escuadra que acumule más puntos durante toda la temporada, lo cual es lo más justo que puede haber.

De igual manera recuerdo a la España que durante poco más de 4 años ganó todo lo que podía ganar: dos Euros y una Copa del Mundo, con todo merecimiento y desplegando un juego maravilloso, cuya base fue ese Barcelona del “futbol total”, pero eso es muy diferente a las trampas y mañas que vimos en la final y que también existen en el ámbito electoral y que desgraciadamente veremos el próximo domingo.

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Después de ver la final del domingo pasado, me queda claro que un nuevo o mejor México es imposible de alcanzar. Esperemos que la “Orejona” se gane sin parcialidades arbitrales y podamos pensar que aún existe la honestidad en el futbol y en el deporte. Hasta la vista.

@vicente_aven