En el medio, la afición y hasta en el seno del Puebla se dirá “el marcador fue injusto” el domingo en La Corregidora, donde La Franja caía ante el líder Querétaro por la mínima y acabó por rescatar un punto, tras empatar en el cierre del duelo gracias un bombazo de Pablo González (1-1).
La diferencia del juego se escribía en las dos áreas, con unos Gallos certeros en la definición y lúcidos para mantener el cero.
Pero Víctor Manuel Vucetich, técnico emplumado, juzgó antes de tiempo muerta a La Franja y tiró a su equipo atrás para asegurar el resultado.
Tal vez, “El Rey Midas” del futbol nacional no siguió lo suficiente en la última semana al Puebla, y en el pecado llevó la penitencia, pues sobre la hora -al igual y como contra Juárez-, La Franja levantó el partido con un poema de gol de Pablo González.
“El escudo” blanquiazul prendió de derecha el esférico, justo en el borde del área, superando hasta la entonces figura del partido, Gil Alcalá.
Por segundo duelo consecutivo, el Puebla vino de atrás en el último minuto.
Si bien el punto es de oro, también sabe a poco por aquella permisión defensiva del primer tiempo de Daniel Arreola, abriéndole a Fabián Castillo la puerta para el primero de los emplumados.
El colombiano, por esa indecisión de ir a marcar o no de Arreola, gozó de tiempo para conducir hasta el borde del área blanquiazul, acomodarse, pensar y decidir a dónde lanzar la pelota. El gol le garantizaba a Querétaro el sexto triunfo de la campaña; además, le aseguraba a los Gallos la cima de la competencia hasta después de la fecha FIFA.
Por cierto, Arreola no estaba en el plan original del Puebla para arrancar el partido, pero tomó de última hora el lugar en el 11 debido a una lesión de Carlos Rodríguez.
Si bien el empate mantiene con vigencia el efecto Juan Reynoso, también deja buenas sensaciones como para trabajar de forma optimista durante el parón liguero.
La victoria poblana, tampoco se escribió por el gran estado de forma de Gil Alcalá. El arquero de los Gallos salvó dos balones con el sello de gol en los primeros 20 minutos de juego.
Primero le negaba la anotación al joven Diego Abella, cuando éste remataba a quemarropa dentro del área. Más tarde, regalaba un lance para desarmar un misil teledirigido de Christian Marrugo, desviándolo a la unión entre los postes.
Pero no pudo con ese disparo de González en la agonía del partido.
Sí, el juego se define en él área: haciendo los goles e impidiéndolos a la hora cero.