Un gol de otro partido, no propio de los dos peores conjuntos de la Liga MX, le bastaba a Cruz Azul para por fin quebrar el maleficio y ganar por primera vez en el torneo. Pero La Máquina terminó carburando y acabó aprovechando los yerros del Puebla en el segundo tiempo para golear 3-1 el viernes en el Cuauhtémoc.
El conjunto celeste tal vez lo ganó de forma inmerecida porque La Franja, jugando su mejor partido en lo que va de competencia durante el primer tiempo, presumió las más claras.
Pero la victoria cementera recordó por qué el futbol no es un juego de merecimientos; sí de marcar diferencias en las áreas, donde Cruz Azul hizo los goles los necesarios -o los evitó- para por fin sumar de a tres en el semestre.
Antes de ese golazo de Carlos Rodríguez en el añadido del primer tiempo, ambos conjuntos regalaron un partido entretenido, bien jugado, como si estuvieran en pugna dos de los punteros y no de dos de los equipos abajeños de la clasificación.
Ambas escuadras se rebelaban a sus destinos con un Cruz Azul con ganas de por fin quebrar el maleficio y ganar por primera vez en todo el torneo; Puebla jugando a otra velocidad, como en los buenos viejos tiempos.
Tal era el deseo de dejar atrás el mal momento que los dos salieron con el cuchillo entre los dientes, apostándole al error del contrario a través de la presión alta para robar el esférico en cancha rival y de ahí enfilar a la red, sin necesidad de elaborar, porque a los dos les cuesta un mundo armar acciones de peligro.
Difícil era el que mantuvieran ese ritmo, pero las ganas les dieron para jugar así los primeros 45 minutos. Aunque, a decir verdad, Puebla se acomodó mejor a aquello tal vez porque presumía en cancha una alineación más liviana con Omar Fernández gobernado su juego ofensivo.
Pero no fue así por donde La Franja probó y sí a través del balón parado, donde Sebastián Jurado se agigantó bajo los palos cementeros sacándole de forma providencial una segunda jugada al blanquiazul que el Cuauhtémoc cantó como gol.
Jurado, titular en el arco cementero en detrimento de una leyenda como Chuy Corona, le daba la razón a Joaquín Moreno, haciendo de maquinista por esta jornada.
Aunque dicen aquellos siguiendo la actualidad de La Máquina, Moreno si lo ganaba se quedaba al frente del equipo… ver para creer cuando nombres como los de Hugo Sánchez o Toño Mohamed han sonado para asumir en Cruz Azul.
Pero de nuevo en el juego, Pablo Parra y Gustavo Ferrareis optaron por sendos disparos de larga distancia para buscar la ventaja para el Puebla; sin embargo, ambos intentos salieron apenas por fuera.
Cruz Azul sufría, pero también se animó con Gonzalo Carneiro. El moreno solo contra el mundo enganchó hacia el centro del área blanquiazul para probar a Antony, pero nada, pura pólvora mojada.
Aunque La Máquina a partir de dicho momento comenzó a carburar y en el tiempo de compensación Carlos Rodríguez lanzó bombeada la pelota para con un arcoíris superar a Silva y así poner en ventaja a los celestes en Puebla.
Luego, La Franja volvió a cometer los errores de todo el torneo como no defender la pelota parada y se llevó el segundo golpe con un testarazo de Julio “Cata” Domínguez a servicio a tiro de esquina.
Más tarde, el joven zaguero del Puebla Patrick Villa pagó la novatada tras perder un balón con Carneiro en plena salida y como último recurso metió la mano, la cual no dudó en sancionar Eduardo Galvan Basulto.
Carneiro pidió el balón y liquidó engañando a Silva. La Máquina renació en Puebla, donde La Franja siguió en caída libre y sólo hizo más honroso el marcador cuando Lucas Maia hacía el 3-1 de cabeza.
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