No es casualidad que, en estos tiempos, dominados por la ignorancia, el odio y el populismo, el movimiento antitaurino tenga un gran auge. No me detendré a señalar las grandes incoherencias que hay en este movimiento, solo diré que la censura será algo negativo.
El pasado jueves se realizó la votación para determinar la prohibición de las corridas de toros en el Cabildo de la ciudad de Puebla, resultado que salió en sentido negativo respecto a la propuesta, es decir, la tauromaquia seguirá siendo legal en nuestro municipio.
Ahora bien, esto no es una victoria definitiva para los aficionados al toro, seguramente vendrán nuevos movimientos electoreros y demagógicos que lanzaran esto como parte de una promoción política, así ha sido en México y el mundo, así que en cualquier momento se puede repetir esta historia, situación que podría provocar lo siguiente.
Habría muchos que recurrirían al juicio de amparo, inclusive hay precedentes sobre el tema, como el relativo al niño que recibió la protección de la justicia federal para poder asistir a una plaza de toros.
En este sentido, todo aquello que se sienta afectado en sus garantías individuales podrá acudir a los tribunales federales para que le permitan seguir gozando de sus prerrogativas.
También recordemos que esto no es una derrota inmediata para los antitaurinos, ya que no habrá festejos taurinos en varios meses por la pandemia y porque normalmente no tenían tanta frecuencia. Desde diciembre del año antepasado no hay una sola corrida, así que seguramente volveremos a escuchar los olés hasta el otoño de este año, tal vez.
Para los taurinos queda la tarea de fomentar activamente los festejos, asistiendo a la plaza y generando una actividad económica y cultural que hace falta, además de mostrar a la sociedad los profundos valores y aspectos positivos que encierra este maravilloso encuentro entre toro y torero.
Además de todo, creo que hay bastantes cosas más prioritarias en nuestra ciudad, así que esperemos que la situación mejore, más en este clima de pandemia e inseguridad.
Lo importante es que se conserva una actividad centenaria, llena de cultura y que produce empleos, aparte de que esto es un triunfo de las libertades, tanto para los taurinos como para los “antis”, ya que los primeros podrán seguir asistiendo a las corridas y los segundos se abstendrán de ello, saliendo así los dos como ganadores.
Esto no debe verse desde la perspectiva del odio o la censura, sino como parte de una pluralidad que siempre debe ser respetada. Hasta la próxima semana.
vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.