Así somos los mexicanos, nos agrandamos en situacionescomplicadas, sabemos salir de los grandes problemas personales nonos da miedo nada, porque somos mexicanos y somos los mejores; perocuando nos toca un flan como Nueva Zelanda, la soberbia nos gana,somos víctimas de nuestra mentalidad.
Era el año de 1994, mi primer Mundial que observé de maneramenos inconsciente, recuerdo que en la primaria, en el CentroEscolar Niños Héroes de Chapultepec, los televisores en las aulasprefabricadas eran comunes, ahí viví el empate ante Italia en laCopa del Mundo de Estados Unidos.
Las figuras eran realmente de gran nivel, Jorge Campos, Juan deDios Ramírez Perales, Raúl el “Potro” Gutiérrez, ClaudioSuárez, Jorge Rodríguez, Alberto García Aspe, Nacho Ambriz, LuisRoberto Alvez “Zague”, Luis García, Hugo Sánchez y otrostantos que no recuerdo frente a Bulgaria. ¿La historia? La desiempre, la búsqueda del tan mentado quinto partido en una justamundialista fuera de territorio azteca.
Fue un partido lleno de anécdotas, desde el trallazo de HristoStoichkov al poste derecho ante el vuelo del colorido Jorge Campos,hasta el cambio de portería que rompió sin querer “Zague”.México se fue abajo en el marcador tras una serie de llegadaspeligrosas muchas, obra de Ilián Kiriakov, un güerejo que fue undolor de cabeza.
Pero en una llegada, “Zague” recibió una falta la cualterminó en penalti a favor de México que cobró de maneramagistral, Alberto García Aspe, quien con un potente disparo dejósin oportunidad a Borislav Mijailov, portero de la selecciónbúlgara.
Bulgaria consiguió el tercer lugar, era una selección queverdaderamente sorprendió hasta que Suecia los goleó 4-0.
Aun así, esa selección mexicana tenía todo para lograr llegarun poco más lejos, tomando en cuento que prácticamente eranlocales en el país vecino, pero fue cuestión mental, los penaltisse volvieron una maldición, una nube de inseguridad quetrascendió varios años más.
En la actualidad tenemos una selección con elementos quemilitan en equipos de Europa y que tienen la calidad para serfiguras en sus clubes, otros jóvenes que están en camino a losmejores clubes internacionales como Hirving Lozano.
Pero de nueva cuenta, la mentalidad del mexicano nos traiciona,nos coloca una venda en los ojos, nos marea.
Porque todos ellos dan lo mejor en sus respectivos equipos, ahísí hay exigencias, los presionan y los llevan a hacer bien lascosas, pero llegan a la selección y se sienten figuras, lahumildad se queda en otros países, ¿Verdad Giovani?
Caso contrario es el de Memo Ochoa que se crece en selecciónaunque en clubes ande recibiendo goles al por mayor.
Si no fuera por los que siempre están comprometidos para sacarla cara como Rafael Márquez, Oribe Peralta y “Chicharito” estosería un problema grave.
El contraste entre el partido ante Portugal y el de NuevaZelanda es una muestra muy preocupante de la mentalidadmexicana.
Y bueno, además del famoso sistema de rotación de juan CarlosOsorio que me gusta mucho en partidos amistosos, pero ya en unaprueba importante previo al Mundial de Rusia 2018, no creo que seala mejor de las ideas.
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