por Vicente L. Avendaño Fernández.
Razones lingüísticas por las que el grito de“puto” no es homofóbico
Nuevamente la FIFA ha multado a la Federación Mexicana deFutbol por el grito característico de nuestro balompié, sanciónque podría incrementarse hasta el grado de quitarle puntos anuestra Selección en el hexagonal final, o inclusivedescalificarlo totalmente para Rusia 2018.
La decisión ha sido apelada ante el Tribunal Arbitral delDeporte, con sede en Suiza, para evitar el pago de ésta yanteriores multas, pero más allá del monto de las mismas, lo quese quiere es crear un precedente pare evitar que el Tri quedemarginado de la próxima Copa del Mundo.
La historia del grito viene de la afirmación de OswaldoSánchez, quien dijo que estaba agradecido con el Atlas por haberlodebutado, pero que su corazón era chiva. Eso le costó el repudiode la afición y un insulto que fue adoptado a todas las porras denuestro país.
Estamos de acuerdo que hay que luchar contra la homofobia, perocreo que las medidas que toman algunas instituciones, tantonacionales como internacionales, sólo son una simulación deprocesos que no soluciona nada.
Hablar de homosexualidad es tocar un tema que ha sido constantea lo largo de toda la historia de la humanidad, el creer que es unaenfermedad o un defecto es un craso error, basado en paradigmasmorales y/o religiosos que no se pueden considerar universales. Yase ha escrito mucho de eso y parece que está claro el asunto, elproblema es que los esfuerzos por eliminar la discriminación sevuelven acciones meramente de escaparate y que no atienden elproblema como tal.
Ahora bien, analizaré en mi calidad de lingüista la supuestadiscriminación que supuestamente están realizando algunosaficionados nacionales.
Para empezar, la Fifa debe atender al significado de laspalabras conforme a la connotación que se les da en cada país.Pienso ahora en la expresión “echar un palo”, la cualsignifica en México tener relaciones sexuales, pero en algunaspartes de Sudamérica es tomar un trago de licor. Esto además deque las traducciones que se hacen al inglés o al francés resultanequivocadas, como cualquier otra traducción que se haga decualquier expresión, frase o libro; así como señala el aforismoenseñado en las facultades de letras que dice: traducir estraicionar.
Según el diccionario de la Real Academia de la LenguaEspañola, la homofobia es la aversión hacia la homosexualidad olas personas homosexuales, la cual se demuestra en actitudes opalabras, las cuales necesariamente tienen que ser ofensivas yreferirse a la preferencia de alguien.
Ahora bien, el mismo documento define a puto como: calificacióndenigratoria. Me quedé en la puta calle; antífrasis, paraponderar. Ha vuelto a ganar. ¡Qué puta suerte tiene!; Paraenfatizar la ausencia o la escasez de algo. No tengo un puto duro;prostituto; sodomita.
Evidentemente en el caso de la afición, el término no invocauna homosexualidad del portero, sino más bien la calificacióndenigratoria mencionada, aunque sabemos que en nuestro paísdecirle gay o maricón a alguien es la ofensa máxima debido a lasupuesta heterosexualidad que “debemos” tener todos losmexicanos, idea perfectamente explicada por Octavio Paz en elensayo “Máscaras mexicanas”. Es entonces que decirle puto aalguien no es en referencia a su preferencia sexual, sino a que se“raja” o se echa para atrás, como lo escribió nuestro únicopremio Nobel de Literatura.
Obviamente los aficionados no se callarán y hasta gritarán conmás fuerza, como sucedió en Brasil 2014, así que hay queexplicar con fundamentos lingüísticos y culturales que la palabracensurada es ofensiva, pero no homofóbica, y pertenece al folclorque hace del futbol algo tan apasionante y lo más cercano a unareligión. Hasta la próxima semana.
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