El 15 de octubre de 2020 a los Dodgers le falló su mejor carta: Cleyton Kershaw y con una abrumadora paliza de 10-2, los Bravos de Atlanta tomaron ventaja de 3-1 y se colocaron a un juego de meterse a la Serie Mundial después de más de 20 años.
Esa ventaja de tres juegos a uno colocaba a los Dodgers prácticamente en terapia intensiva y con pocas posibilidades de meterse al Clásico de Octubre por tercera vez en cuatro años.
La esperanza que le quedaba a los californianos es que la serie se estaba jugando en estadio neutral, debido a la pandemia y no tendría la presión de jugar el quinto, o cualquier otro duelo en la casa del rival.
Los Dodgers resurgieron de sus cenizas y consumaron el primer espectacular regreso en tiempos pandemia al ganar los tres siguientes juegos por pizarras de 7-3, 3-1 y 4-3 para meterse a la Serie Mundial y ganarla más tarde frente a Tampa Bay.
UNA HISTORIA QUE COMIENZA A REPETIRSE
En este 2021 la historia se repitió, dos derrotas en Atlanta y otro revés en el cuarto juego con su lanzador estelar en el cerrito, Julio Urías, dejó a los Dodgers nuevamente en jaque frente a los Bravos el pasado miércoles.
Otra vez tendrían que remar contra la corriente y enfrentar el primer juego de eliminación esta vez en su propio estadio.
El primer escollo lo sortearon, gracias a los tres cuadrangulares de Chris Taylor y los dos de A.J. Pollock, que entre los dos remolcaron 10 de las once carreras que anotaron los Dodgers en ese quinto partido conde los angelinos acortaron distancia a 3-2.
Los Dodgers salvaron la primera campanada tratando de emular lo hecho la temporada pasada, con la diferencia de que ahora los juegos seis y siete no serán en campo neutral, sino que tendrán que viajar a Atlanta donde se fueron tendidos en el terreno en los dos primeros partidos.
Los Bravos (88-73) que en campaña regular ganaron 18 juegos menos que los Dodgers (106-56), como locales en esta campaña tuvieron marca de 42-38, lo que indica que no fue ese equipo avasallante en casa, e incluso se vio mejor en patio ajeno donde ganó 46 y perdió 35.
En tanto, los Dodgers en carretera tuvieron marca de 48-33, lo que indica que jugaron tremenda pelota tanto en casa como en gira.
A los Dodgers le quedan sus dos cartas estelares en el pitcheo: Max Scherzer y Walker Buehler, sus dos estelares que no pudieron avanzar más allá de la cuarta entrada en sus dos aperturas en los juegos dos y tres.
En este caso, Dave Roberts tendrá que tener lista a toda su artillería, incluyendo el mismo Buehler, para sacar ese sexto partido y alargar la serie hasta el juego decisivo, aunque al final tenga que jugársela con puro bullpen como lo hizo en el duelo del jueves.
La misión se ve difícil, pero si Dodgers ya lo hizo el año pasado, intentará de nuevo repetir la hazaña.
Habrá que ver qué dicen los Bravos, que están más que ávidos de ajustar cuentas y regresar al Clásico de Otoño, que jugaron por última vez en 1999 cuando fueron barridos en cuatro juegos por loa Yanquis de Nueva York.