/ miércoles 4 de noviembre de 2020

El Clásico del basquetbol, un clásico hecho en Puebla

De la grada se pasó a la duela y de ahí el juego entre ambas universidades acaparó las miradas de todo México

Los clásicos en el deporte en más de un momento exacerban las pasiones, pero también conjuntan a los fanáticos sin importar si éstos se conocen fuera o dentro de las pistas, o sin importar si apenas comparten dos horas de su vida en una semana y luego hasta nuevo aviso.

Pero, ¿qué impulsa a los clásicos?, ¿qué los convierte en eso y cómo se hacen parte de la gente a grado tal de afectarle anímicamente…?

En Puebla ni siquiera el futbol profesional cuando se gozó de la rivalidad en Primera División entre La Franja y Lobos generó un clásico. Si faltó tiempo para eso, ya no lo sabremos por la desaparición o venta de La Manada a Juárez; pero hoy sí se sabe que faltó el ingrediente principal para condimentar un partido de ese tipo… el aficionado.

Los fanáticos generan y alimentan las rivalidades a partir de los triunfos o tropiezos de los suyos, a los que Juan Villoro llama La Tribu… esa extensión del yo por lo que representan y significan los valores y filosofía de un club o una institución.

Si bien en la entidad en el futbol no se dio una rivalidad de ese calibre, sí se ha dado testimonio desde la década de los 80 del siglo XX de un pulso digno de llamarse clásico en el basquetbol colegial o universitario con la UDLAP y UPAEP como antagonistas. Todo a partir del primer triunfo en 1982 dentro de la CONADEIP de las Águilas, a menos de una década de su nacimiento como institución, y a costa de dejar por el camino para dicha conquista a la UDLAP.

El ingrediente deportivo estaba puesto, pero faltaba quien encendiera la mecha y ahí, a decir del maestro Juan Manuel Aguirre de la UPAEP, el estudiantado resultó fundamental para eso. Las porras de uno y otro bando acabaron por darle un sentimiento de pertenencia a los participantes y por momentos las pasiones se exacerbaron a grado tal de llegar a los golpes, mientras en la duela se trataba de superar al otro.

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El Alpha 2, casa en su momento de las Águilas, vivió los amaneceres del clásico. Foto: UPAEP

“Este clásico nace en la grada con las porras gritando a favor y en contra, metiéndose con los jugadores y éstos enganchándose con la afición y perdiendo la cabeza hasta agarrase a golpes. Así arrancó el clásico, más tarde los jugadores salían a respaldar a sus aficiones por estar a la altura y la rivalidad se arraigó más”, explica el jefe del Departamento de Educación Física y Deportes de la UPAEP.

“Ahora, ambas instituciones y sus aficiones, hemos entendido que este partido es una rivalidad deportiva donde a veces te toca ganar y en otras perder. En muchos momentos la UPAEP le gana todo a la UDLAP y en otros es al revés, tú sabes que esto es parte del deporte y siempre hay que aceptar cuando te superan”, agrega.

El clásico poblano por esto ha trascendido los límites del estado y acapara en otras plazas o ciudades la misma atención o más a como lo hace en Puebla porque se aplaude y se aprecia el nivel de los equipos cuando se citan en la duela. Por eso es considerado el clásico del basquetbol nacional.

Además, este partido ha trasladado la rivalidad de los quintetos de basquetbol a otros deportes o equipos representativos pertenecientes a dichas instituciones.

Pero es en el baloncesto femenil donde se ha reinventado a partir de este siglo, pues de ser juegos con poca asistencia, ahora éstos acaparan las miradas y desbordan las mismas pasiones a como sucede con los varones.

“Lo más bonito de esto es la forma en cómo la rivalidad se lleva a otras áreas, pues se genera un sentido de pertenencia y deseo de ser mejor que tu adversario. Ahora con las niñas en el básquet ya se ve la misma pasión y eso ayuda a seguir perpetuando esta linda rivalidad deportiva”, considera Aguirre Langle.

En 2006, la UPAEP le ganó todo a la UDLAP y en su terruño. Foto: UPAEP

Para el coach de las Águilas, Javier Ceniceros, la atención captada por las damas se debe en gran medida por la forma en cómo UPAEP acortó distancia con el representativo de la UDLAP en últimos años.

“Al principio perdíamos por 50 o 40 puntos y la meta en ese momento era el reducir los puntajes. Después les emparejamos y ahora les dominamos, pero ya vendrán ellas con su respuesta”, explica.

LA IMPORTANCIA DEL CLÁSICO

El clásico del basquetbol poblano entre UPAEP y UDLAP ha servido para llevar a otras universidades a ver en Águilas y Aztecas el modelo a seguir, según comenta el coach Javier Ceniceros y el exUDLAP Manuel “El Canguro” Mendoza, quienes edificaron en la década de los 80 los cimientos de este pulso.

Para Ceniceros el efecto del clásico es claro cuando desde la explosión de esta rivalidad, otros colegios en Puebla como la Universidad Interamericana, la Universidad Madero y el ITESM en Puebla se decidieron por hacer o construir representativos de baloncesto de primer nivel a grado tal de hacer hoy a la entidad la más numerosa en cuanto a participantes dentro de la categoría uno de la Asociación de Basquetbol Estudiantil (ABE).

“Con base en el clásico, muchas universidades apostaron por seguir nuestro ejemplo. La gente de otras escuelas ha invertido y hecho grandes equipos, los cuales todos compiten de igual a igual y todo a partir de vernos, así que este juego le ha dado crecimiento al deporte en nuestra región”.

Mendoza, quien inclusive ayudó a la UPAEP a ganar presencia a nivel nacional cuando logró para la causa el primer título de la CONADEIP en 1982 con él como estudiante aún de preparatoria, aplaude los efectos del juego en beneficio de la identidad de ambas escuelas.

Jaime y Manuel Mendoza, dos poblanos baluartes de la UDLAP. Foto: Archivo El Sol de Puebla

“Yo jugué en los dos equipos, no cualquiera te presume eso y a las dos instituciones les tengo un cariño. Pero lo mejor es el reto que se lanzó y que les ha ayudado a crecer a partir de la sana competencia, pues eso al final ha hecho que todos les vean como el ejemplo a seguir”, explica.

Mendoza tras ganar en 1982 con la UPAEP el Nacional de CONADEIP optó por hacer sus estudios universitarios en la UDLAP, donde acabó jugando con su hermano Jaime. Ambos ayudarían a la UDLAP a conquistar entre 1982 y 1987 tres títulos nacionales; aunque a decir de Jaime, ninguno de esos éxitos se comparaba con haber derrotado a la UPAEP.

“Aquello empezó con una pelea entre un jugador de los nuestros y un miembro de la porra de la UPAEP”, relata Mendoza. “A partir de entonces se trataba de jugar por el orgullo y por el deseo de demostrar que eras mejor, se trataba de ganar el respeto del rival y de su afición”, remata.

Ceniceros, aterrizando en las Águilas en 1986 como jugador y entrenador desde hace 25 años, asegura el basquetbol llegó a UPAEP para tomarse en serio “en aras de competir y derrotar a la potencia por entonces dominante, la UDLAP”.

El hoy coach, y quien el año pasado reapareció en el banco en un clásico tras estar lejos del básquet por cuestiones de salud, afirma hoy sufre más los partidos como entrenador que cuando sus días como jugador, pues “siempre quieres ayudar, ya que como atleta sientes mariposas, pero después simplemente tratas de ejecutar y todo se olvida”.

El clásico del basquetbol poblano y nacional es la síntesis del choque de dos ideologías o filosofías universitarias, es la síntesis del sentido de pertenencia de dos colegios, es la síntesis de la competitividad entre las instituciones por el deseo constante de ser mejor al otro y si uno de los faltara, o si así lo hicieran sus aficiones, el clásico perdería todo sentido.

Este clásico nace en la grada con las porras gritando a favor y en contra, metiéndose con los jugadores y éstos enganchándose con la afición y perdiendo la cabeza hasta agarrase a golpes

Juan Manuel Aguirre, titular de educación física y deportes UPAEP

  • 21 Títulos nacionales se presumen en la rama varonil en las vitrinas de la UPAEP (CONADEIP, CONDDE, CORONA, LINABE, Federación, Liga Nacional, Alianza
  • 5 Cetros nacionales han conquistado las chicas de la UPAEP (ABE, LINABE y Corona)

Los clásicos en el deporte en más de un momento exacerban las pasiones, pero también conjuntan a los fanáticos sin importar si éstos se conocen fuera o dentro de las pistas, o sin importar si apenas comparten dos horas de su vida en una semana y luego hasta nuevo aviso.

Pero, ¿qué impulsa a los clásicos?, ¿qué los convierte en eso y cómo se hacen parte de la gente a grado tal de afectarle anímicamente…?

En Puebla ni siquiera el futbol profesional cuando se gozó de la rivalidad en Primera División entre La Franja y Lobos generó un clásico. Si faltó tiempo para eso, ya no lo sabremos por la desaparición o venta de La Manada a Juárez; pero hoy sí se sabe que faltó el ingrediente principal para condimentar un partido de ese tipo… el aficionado.

Los fanáticos generan y alimentan las rivalidades a partir de los triunfos o tropiezos de los suyos, a los que Juan Villoro llama La Tribu… esa extensión del yo por lo que representan y significan los valores y filosofía de un club o una institución.

Si bien en la entidad en el futbol no se dio una rivalidad de ese calibre, sí se ha dado testimonio desde la década de los 80 del siglo XX de un pulso digno de llamarse clásico en el basquetbol colegial o universitario con la UDLAP y UPAEP como antagonistas. Todo a partir del primer triunfo en 1982 dentro de la CONADEIP de las Águilas, a menos de una década de su nacimiento como institución, y a costa de dejar por el camino para dicha conquista a la UDLAP.

El ingrediente deportivo estaba puesto, pero faltaba quien encendiera la mecha y ahí, a decir del maestro Juan Manuel Aguirre de la UPAEP, el estudiantado resultó fundamental para eso. Las porras de uno y otro bando acabaron por darle un sentimiento de pertenencia a los participantes y por momentos las pasiones se exacerbaron a grado tal de llegar a los golpes, mientras en la duela se trataba de superar al otro.

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El Alpha 2, casa en su momento de las Águilas, vivió los amaneceres del clásico. Foto: UPAEP

“Este clásico nace en la grada con las porras gritando a favor y en contra, metiéndose con los jugadores y éstos enganchándose con la afición y perdiendo la cabeza hasta agarrase a golpes. Así arrancó el clásico, más tarde los jugadores salían a respaldar a sus aficiones por estar a la altura y la rivalidad se arraigó más”, explica el jefe del Departamento de Educación Física y Deportes de la UPAEP.

“Ahora, ambas instituciones y sus aficiones, hemos entendido que este partido es una rivalidad deportiva donde a veces te toca ganar y en otras perder. En muchos momentos la UPAEP le gana todo a la UDLAP y en otros es al revés, tú sabes que esto es parte del deporte y siempre hay que aceptar cuando te superan”, agrega.

El clásico poblano por esto ha trascendido los límites del estado y acapara en otras plazas o ciudades la misma atención o más a como lo hace en Puebla porque se aplaude y se aprecia el nivel de los equipos cuando se citan en la duela. Por eso es considerado el clásico del basquetbol nacional.

Además, este partido ha trasladado la rivalidad de los quintetos de basquetbol a otros deportes o equipos representativos pertenecientes a dichas instituciones.

Pero es en el baloncesto femenil donde se ha reinventado a partir de este siglo, pues de ser juegos con poca asistencia, ahora éstos acaparan las miradas y desbordan las mismas pasiones a como sucede con los varones.

“Lo más bonito de esto es la forma en cómo la rivalidad se lleva a otras áreas, pues se genera un sentido de pertenencia y deseo de ser mejor que tu adversario. Ahora con las niñas en el básquet ya se ve la misma pasión y eso ayuda a seguir perpetuando esta linda rivalidad deportiva”, considera Aguirre Langle.

En 2006, la UPAEP le ganó todo a la UDLAP y en su terruño. Foto: UPAEP

Para el coach de las Águilas, Javier Ceniceros, la atención captada por las damas se debe en gran medida por la forma en cómo UPAEP acortó distancia con el representativo de la UDLAP en últimos años.

“Al principio perdíamos por 50 o 40 puntos y la meta en ese momento era el reducir los puntajes. Después les emparejamos y ahora les dominamos, pero ya vendrán ellas con su respuesta”, explica.

LA IMPORTANCIA DEL CLÁSICO

El clásico del basquetbol poblano entre UPAEP y UDLAP ha servido para llevar a otras universidades a ver en Águilas y Aztecas el modelo a seguir, según comenta el coach Javier Ceniceros y el exUDLAP Manuel “El Canguro” Mendoza, quienes edificaron en la década de los 80 los cimientos de este pulso.

Para Ceniceros el efecto del clásico es claro cuando desde la explosión de esta rivalidad, otros colegios en Puebla como la Universidad Interamericana, la Universidad Madero y el ITESM en Puebla se decidieron por hacer o construir representativos de baloncesto de primer nivel a grado tal de hacer hoy a la entidad la más numerosa en cuanto a participantes dentro de la categoría uno de la Asociación de Basquetbol Estudiantil (ABE).

“Con base en el clásico, muchas universidades apostaron por seguir nuestro ejemplo. La gente de otras escuelas ha invertido y hecho grandes equipos, los cuales todos compiten de igual a igual y todo a partir de vernos, así que este juego le ha dado crecimiento al deporte en nuestra región”.

Mendoza, quien inclusive ayudó a la UPAEP a ganar presencia a nivel nacional cuando logró para la causa el primer título de la CONADEIP en 1982 con él como estudiante aún de preparatoria, aplaude los efectos del juego en beneficio de la identidad de ambas escuelas.

Jaime y Manuel Mendoza, dos poblanos baluartes de la UDLAP. Foto: Archivo El Sol de Puebla

“Yo jugué en los dos equipos, no cualquiera te presume eso y a las dos instituciones les tengo un cariño. Pero lo mejor es el reto que se lanzó y que les ha ayudado a crecer a partir de la sana competencia, pues eso al final ha hecho que todos les vean como el ejemplo a seguir”, explica.

Mendoza tras ganar en 1982 con la UPAEP el Nacional de CONADEIP optó por hacer sus estudios universitarios en la UDLAP, donde acabó jugando con su hermano Jaime. Ambos ayudarían a la UDLAP a conquistar entre 1982 y 1987 tres títulos nacionales; aunque a decir de Jaime, ninguno de esos éxitos se comparaba con haber derrotado a la UPAEP.

“Aquello empezó con una pelea entre un jugador de los nuestros y un miembro de la porra de la UPAEP”, relata Mendoza. “A partir de entonces se trataba de jugar por el orgullo y por el deseo de demostrar que eras mejor, se trataba de ganar el respeto del rival y de su afición”, remata.

Ceniceros, aterrizando en las Águilas en 1986 como jugador y entrenador desde hace 25 años, asegura el basquetbol llegó a UPAEP para tomarse en serio “en aras de competir y derrotar a la potencia por entonces dominante, la UDLAP”.

El hoy coach, y quien el año pasado reapareció en el banco en un clásico tras estar lejos del básquet por cuestiones de salud, afirma hoy sufre más los partidos como entrenador que cuando sus días como jugador, pues “siempre quieres ayudar, ya que como atleta sientes mariposas, pero después simplemente tratas de ejecutar y todo se olvida”.

El clásico del basquetbol poblano y nacional es la síntesis del choque de dos ideologías o filosofías universitarias, es la síntesis del sentido de pertenencia de dos colegios, es la síntesis de la competitividad entre las instituciones por el deseo constante de ser mejor al otro y si uno de los faltara, o si así lo hicieran sus aficiones, el clásico perdería todo sentido.

Este clásico nace en la grada con las porras gritando a favor y en contra, metiéndose con los jugadores y éstos enganchándose con la afición y perdiendo la cabeza hasta agarrase a golpes

Juan Manuel Aguirre, titular de educación física y deportes UPAEP

  • 21 Títulos nacionales se presumen en la rama varonil en las vitrinas de la UPAEP (CONADEIP, CONDDE, CORONA, LINABE, Federación, Liga Nacional, Alianza
  • 5 Cetros nacionales han conquistado las chicas de la UPAEP (ABE, LINABE y Corona)

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