El ejercicio es esencial para cualquier deportista, desde el amateur hasta el profesional, inclusive para quien simplemente quiere fortalecer la salud, situación que ha propiciado la apertura de millones de locales dedicados a tal fin, no de ahora, sino desde la antigua Roma y Grecia.
Ir al gimnasio además representa convivencia social, oportunidades para iniciar relaciones afectivas, inclusive un buen fondo para las selfies que inundan las redes sociales.
En el contexto del virus que ha revolucionado nuestra vida, estos establecimientos han sido cerrados y su porvenir no se ve claro, no solo por las medidas impuestas por las autoridades correspondientes, sino por la naturaleza propia y actividad que se da al interior de estos lugares.
En primer lugar pensemos en el inconveniente del uso de tapabocas: es bien sabido que usarlo al momento de realizar una actividad física incrementa el ritmo cardiaco y emula las condiciones de una gran altitud, situación que es perjudicial. Ya algunas marcas han sacado al mercado algunos tapabocas diseñados en expreso para ejercitarse, pero sea como sea, la respiración no será igual y por ende es muy probable que muchos de los que practican esta actividad se vean en la necesidad de quitarse este instrumento, lo cual representa un gran riesgo para ellos y para los demás.
En cuestión de la ventilación, pensemos por un momento cómo es el ambiente al interior de esos inmuebles, se perciben los diversos olores, especialmente a sudor, todo menos a aire fresco, situación que podría mejorarse realizando algún tipo de ventilación, sin embargo, recordemos que conservar el calor y no exponerse abruptamente al frio es una práctica de muchos de los que practicamos deporte, basta ver a quien se pone una chamarra al terminar un partido o los maratonistas que usan esas mantas, con apariencia metálica, para que la temperatura no descienda abruptamente, lo cual puede ocasionar una enfermedad respiratoria, bajar las defensas y con eso ser más vulnerable al covid-19.
También se han presentado modelos para hacer separaciones de acrílico entre quienes entrenan, sin embargo, eso puede ser algo difícil de llevarlo a cabo ya en la realidad, además de que habría que hacer una inversión importante, aparte de tener que reducir el número de usuarios por las limitaciones de espacio que conlleva la sana distancia, situación que reducirá las ganancias.
También creo que el factor psicológico puede afectar, en el sentido de que algunas personas no se sentirán seguras al interior de un gimnasio. Para quien tiene verdadera vocación por el ejercicio, podrá adaptar algún lugar de su casa para poder realizar sus rutinas, de la manera que le permitan sus recursos, inclusive para quien no tiene un solo peso para invertir, la calle y los parques públicos son un lugar bastante práctico y ventilado para hacer ejercicio, aunque se tenga uno que alejar al ver cerca a alguien más.
Esperemos que pronto se encuentre un tratamiento efectivo y/o la vacuna, para que podamos regresar a una auténtica normalidad, ya que el gimnasio, al igual que un bar o restaurant, representan también la convivencia social tan necesaria para todo ser humano. Hasta la próxima.
vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven
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